Cientosiete

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El ojiverde se secó las manos y salió del baño cerrando a puerta tras de sí. Con pasos lentos caminaba hacia donde estaban las escaleras.

Pst.

Los pies de Erick pararon, haciéndole fruncir el ceño confundido.

Dudoso, siguió su camino para ir a la planta baja.

Sin embargo, antes de que pudiera dar tres pasos volvió a escuchar aquel extraño sonido.

Pst.

Se volteó girando desde sus talones, inspeccionó el lugar, observando cada una de las puertas medió abiertas que habían.

—¡AQUÍ, MALDITO CIEGO!

Abrió los ojos al escuchar una aguda voz provenir desde el oscuro interior de una de las puertas. Sin ver muy bien al portador de la voz, se acercó con el ceño fruncido.

Segundos después una pequeña cabeza, con el cabello de color castaño claro. Sus ojos eran de un tono miel como los de Chris y tenía un bonito peluche de Rayo McQueen en sus brazos.

¿Acaso esto viene de familia?

Con una sonrisa bailando en su rostro, Erick se agachó en cuclillas, quedando a la altura de el pequeño.

—Hola, tú debes ser el pequeño Thiago.

El niño asintió mientras movía su cuerpo de lado a lado.

—¿Puedo pedirte algo?

Erick asintió, feliz de que el niño le haya hablado— Claro que sí.

—¿Me das pa' unos cheetos?

Pollito (Chriserick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora