Viajar en barco siempre la emocionaba y esa vez no fue la excepción. Ella observaba cada minúsculo detalle de aquel gigante lugar, mientras que su entrenador les gritaba las reglas básicas para el viaje de forma desesperada.
-Entrenador Leyn, ya no tenemos doce años como para tener que llevar esto.- Hoseok levantó el chaleco salvavidas color anaranjado, en su rostro se podía notar lo ofendido que estaba.
-Tu más que nadie debería usarlo.-
Su cabello se despeino cuando se vio obligado a colocarse el chaleco y le lanzó una mirada aún más ofendida a Leyn, quien como siempre solto una sonrisa poco afectada.
-¿Pueden callarse? Los barcos me marean y aún más si Hoseok dice estupideces.- Se quejo al terminar de lanzar su equipaje al suelo, pero su voz se vio disminuida por el sonido de las bocinas del barco indicando que estaba apuntó de zarpar.
Rose no pudo evitar reírse un poco al ver como su compañero soltaba un sonido caprichoso e infantil y luego miró a Leyn en busca de apoyo, pero el profesor estaba muy distraído leyendo las instrucciones del chaleco.
-¡Leyn!- Gritó el pelinaranja y el profesor salto del susto. -¿¡No puedes decirle algo a Jennie!?-
Leyn estaba aún más confundido al escuchar los reclamos de ambos estudiantes gritándole al mismo tiempo, mientras que Rose se reía a unos centímetros de distancia.
-¿Por qué se portan como niños?- Bufo para si mismo y nadie en el cuarto escucho su frustración. Amaba a esos tres chicos, pero aveces quería tomarse unas vacaciones lo más lejos de ellos. -¡En tres días llegaremos al Reino de Apolo y si no se callan ahora ninguno de ustedes comerá en todo el viaje!-
-¿Y yo que tengo que ver?-
-Tu eres parte del equipo, Rose.- Respondió su profesor, pero fue un grave error ya que ahora tenía a sus tres estudiantes quejándose entre gritos. -Diablos...-
Leyn respiro unos segundos, tratando de acomodar la poca energía que tenía en su cuerpo para lograr un sansie de trasporte a otra habitación.
Los tres chicos se vieron obligados a callar cuando su profesor desapareció del cuarto, dejándolos con esa sensación que Leyn siempre les dejaba: Desinterés.
-Esto es tu culpa.- Gruñó Jennie, mientras acomodaba la coleta que amarraba su cabello castaño. -¡Nunca dejas de decir estupideces!-
-¡Y tu nunca dejas de insultarme!-
-¡Ambos actúan como niños!- Interfirio Rose y otra pelea comenzó, entre gritos y oídos sordos. Mientras tanto Leyn se paseaba por la popa del barco con las reglas del chaleco salvavidas como mayor entretenimiento.
Esa misma noche Rose, Hoseok y Jennie jugaron a encontrar a Leyn por todo el barco, lo que les hizo olvidar su estúpida pelea. Como sucedía siempre. Los tres se conocían desde los doce años y sabian perfectamente que nunca se molestaban de verdad.
-Creo que saltó por la borda.- Hoseok se lanzó al suelo, luego de estar buscando por casi seis horas y Jennie lo imitó.
-No me sorprendería.- Rose fue la ultima en caer al suelo sin energía. -¿Recuerdan cuando se escondió bajo la cama de Jennie por dos días?-
-¡Tuve que dormir con mis padres porque pensaba que había una quimera debajo de mi cama!-
Rose recordó el rostro de Jennie esa mañana al confesarle lo aterrada que estaba de ir a dormir a su casa y a Hoseok burlándose de la castaña. Apenas tenían trece años.
-Aprendiste dos valiosas lecciones.- Comento Rose y llamo la atención de ambos chicos. -Las quimeras no entran bajo tu cama y Leyn juega muy bien a las escondidas.-
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Asiardan ~BTS/BP~
FanfictionNi siquiera los Dioses fueron capaces de explicar lo que pasó esa noche y ella tuvo que vivir condenada a cargar con su pasado incierto en un mundo que no estaba listo para entenderla. . . . "Porque el amor nos salva a todos de la autodestrucción"