75. Su última voluntad.

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Sango, furiosa por las actitudes de Miroku se encuentra ahí, junto a InuYasha.. Y es que no era sólo el hecho de que la amiga de Rin le dijera que un monje le pidió tener un hijo suyo, sino que cuando ella salió a reclamarle, él le decía a InuYasha lo bonita que era esa mujer y que deseaba fervientemente conocer las tierras del Oeste, que seguramente habría más mujeres así. A pesar de todo, a pesar de los años, seguía siendo un maldito mañoso.

Sesshomaru: Largo de aquí.

Sango: (No había notado su presencia) ¿Mmm? Sesshomaru.

Sesshomaru: Fuera.

Sango: (Desconcertada) ¿Por qué?

Sesshomaru: Es inútil lo que tratas de hacer, así que mejor vete.

Sango: (Preocupada) ¡¡No!!... ¡¡Querrás matarlo!!

Sesshomaru: (Gruñe) ¿Crees que voy a matar a un inútil que no es capaz de defenderse?

Duda un instante.. Pero sabe que Sesshomaru tiene razón.. No atacaría a InuYasha... No mientras él no pudiera darle una buena pelea... Al menos eso creía ella.

Sango: Está bien... (Sale de la vivienda.)

Sesshomaru se acerca a InuYasha, lo contempla un instante, frunce el ceño a la vez que desenfunda una de sus espadas.

Recuerda, de repente, la primera vez que lo vio así, en su forma humana... Y sus recuerdos retroceden aún años atrás.

Cuando su padre murió, fue inevitable no sentir un profundo resentimiento con aquella mujer humana y con el maldito bastardo que engendraron.. Los repudió completamente, se juró a si mismo asesinarlos a ambos en cuanto se presentara la oportunidad.

Consideraba que fueron ellos los culpables de la muerte de su padre.

Luego de negarse a tomar posesión como líder del Clan de los Demonios Perro, volvió al mismo lugar, donde su padre había muerto, a espera de encontrar alguna pista que lo guiara a obtener a Colmillo de Acero.. 

Su padre siempre se negó a entregarle armas... Era esta su oportunidad de obtener un arma poderosa.

Frustrado al no encontrar nada, lleno de resentimiento, había pensado en buscar a esa mujer y ese bebé y darles muerte. 

Sin embargo, algo lo detenía.

El recuerdo de su padre.

Ese hombre a quien siempre admiró por su gran poder había muerto a causa de proteger a una mujer humana y un bebé híbrido.

Si los mataba, su muerte habría sido en vano.

Daba igual.

Al  paso de los años comenzó a asimilar el hecho de que su padre había dado la vida por alguien más, recordando cada día esa pregunta, esas últimas palabras que dirigió hacia él... "¿Tienes algo que proteger?".

Por supuesto que no.

Evitaba acercarse a las aldeas con humanos, puesto que si encontraba a ese par no sabía de lo que podía ser capaz.

Apenas cinco años habían transcurrido. No había pista alguna de Colmillo de Acero. Quizá era momento de visitar a uno que otro viejo conocido de su padre.. Era un día tranquilo, sin novedad alguna, cuando percibió una débil presencia acercarse al lugar donde él se encontraba.

A punto de marcharse puede notar que el aroma de la sangre de esa criatura es similar a la de su padre, pero con una variación: esa sangre de demonio estaba mezclada con sangre humana. Era él, sin duda.. El hijo que engendró con aquella mujer..

Con el señor Sesshomaru para siempre. PARTE 4.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora