LA FAMILIA HOFFMAN

¿QUÉ PASA? YO TE DIRE QUE PASA

Edward, estaba estacionando en la clínica cuando escuchó su celular era Abby, la llamada no pudo ser atendida, estaba en uno de los sótanos y la recepción era malísima. Al ver quien era, sonrío, tal vez tarde más de lo debido pensó. Cuándo el ascensor abrió vió a una Abby en el pasillo desesperada, que caminaba de un lado a otro, con el celular en la mano, hablaba con alguien, al verlo tranco la llamada y corrió a guindársele al cuello, lloriqueando.

Abby: Ed…. Ricky… Mark se lo llevaron para examinarlo. Se quejo que no podía respirar y luego sangro por la nariz. Decía con la voz entrecortada. Ed…

Edward: ¡Tranquila amor…! Mark no dejara que le pase algo malo ¿hace cuanto se lo llevaron Abby?. Le pregunto abrazándola fuerte, sintiéndose que el necesitaba ese abrazo más que Abby, su pequeño, su bebé sí le pasaba algo y sí su peor temor se hiciera realidad. Qué se complicará.

Abby: Como… 10 minutos.

Sofía, dejó la consulta y corrió para ver al niño, saludo solo con el gesto, indicándoles que averiguaría que pasaba, que estuvieran tranquillos. 

Cuarenta y cinco minutos espantosos pasaron cuando finalmente, Sofía salió para indicarles que el niño estaba bien, qué todo estaba controlado, que pronto Mark lo traería para la habitación, que debían ser pacientes, porque aunque mejoraría el reposo era muy importante, y para un niño eso sería seguro lo más complicado, sobre todo cuando comenzara a sentirse bien, mantenerlo quieto… que no corriera, que no brincará, que no podía hacer deporte, etc etc.. con, un torbellino como Ricky sería toda una proeza.

Inmediatamente que el niño estuvo en la habitación cada padre se colocó a un lado, le acariciaban y le daban muchos besos. Abby sentía que no podría separarse de su pequeño ni un segundo, tal vez ni pegaría el ojo para vigilar su sueño, se había asustado muchísimo cuando vió al niño sangrar de esa forma.

Mark: Oigan ya todo paso fue solo un susto, tranquilos.

Ricky: Mami yo estoy bien ¡En serio! le dijo colocándole su manita en la cara de Abby. 

Samuel y Sara, llegaron al rato. Abby estaba preguntando por Edward a Max, cuándo lo vió llegar y solo se limitó a trancar el teléfono, Max inmediatamente supo que algo no estaba bien, intento llamar pero no consiguió comunicarse, así que llamó a su padre, sin sonar alarmante delante de los chicos.

Samuel: Mark, ¿Cómo esta Ricky? ¡No quiero términos médicos en cristiano que pueda entender y…quiero la verdad! Le preguntó apartándolo de los demás.

Mark: Ahora, bien, pero no te negare a ti que me asuste su tiempo de coagulación es preocupante aun, tuve que darle tratamiento para eso sin consulta o aprobación de Ed, no iba a perder tiempo papá. A ese enano lo amo cómo si fuera uno de mis hijos Sofía, a pesar de entenderme está algo molesta, por suerte el personal es de mi entera confianza.

Samuel abrazó a Mark ¡gracias! pero deberás de decirle a Ed, no te reprochara nada hijo, por el contrario, pero es importante que sepa que la enfermedad es de cuidado, Mark, solo asintió con la cabeza.

Pasaron los días y el pequeño regreso a casa, todos felices consentían al enano, lo recibieron con pancartas, regalos y con casi dos cajas llenas de barajitas, Rob había cumplido su promesa de no abrir ninguna, que lo haría con su hermanito. Mantener al enano en cama, o en reposo no fue fácil, más de una vez tuvieron que darles alguna que otra advertencia, y Edward, con todo el pesar del mundo, un par de azotes. Y era que Ricky, quería ir a clases sobre todo a las de karate, pero el ejercicio estaba terminantemente prohibido hasta que su hígado estuviese en perfecto estado como sus transaminasas.

Edward: Ricardo ya te dijo mami que no puedes estar corriendo, ven acá.

Ricky: Nooo papi que estoy enfermito papiiiii. Dijo cuándo su padre lo llamó para sonarlo, y era que toda la noche había estado provocando o desafiando límites.