Capítulo 22.

2.3K 164 54
                                    

- ¿Los Uchiha planearon un golpe de estado? – susurra Sasuke asimilando todo lo que Madara le había contado -. ¿Itachi era... un espía?

- A pesar de que eres un Uchiha, se te protegió de la verdad – habla Madara -. Todavía eras un niño, después de todo. Pero, esta es la verdad... Tu padre, Fugaku, era el cerebro detrás del golpe de estado. E Itachi, bajo las órdenes de tu padre, ingresó en ANBU como espía.

"Itachi, tu prioridad es también servir como la conexión entre el clan y la aldea. Sí entendiste eso, ¿verdad?"

Esas palabras se cuelan en la mente de Sasuke. Sabía muy bien que su padre se las dijo a Itachi, y que él las escuchó estando escondido detrás de la puerta.

- Sin embargo, era en realidad lo opuesto a eso – continúa el enmascarado -. Itachi le estaba filtrando a la aldea información de los Uchiha. En otras palabras, se convirtió en un doble agente.

Madara mira a Sasuke atentamente, pues parecía que iba a entrar nuevamente en shock, más debía saber toda la verdad. Era muy importante que Sasuke lo supiera todo, ya que el de la máscara lo quería en Akatsuki, y por eso mismo había tergiversado un poco la historia. En verdad, el ataque del Kyubi sucedido hace dieciséis años era culpa suya. Él había ido a Konoha, sabiendo que el sello que mantenía encerrado al zorro en su jinchuriki se había debilitado esa noche. Fue él quien invocó al Kyubi en la aldea y el responsable de todo lo que les sucedió a los Uchiha después de eso.

- No puedes imaginar cuanta carga fue para él – prosigue Madara.

- ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué Itachi traicionó a los Uchiha?! – grita Sasuke. No comprendía como su hermano llegó a tal punto.

- Como alguien que nunca a presenciado una guerra, probablemente no puedas entenderlo – murmura Madara con un suspiro -. La tercera Gran Guerra Sinobi... A la edad de cuatro años, Itachi ya había presenciado las muertes de innumerables personas. Era demasiado joven para tener que pasar por semejante experiencia – mira a Sasuke y sus miradas se cruzan -. La guerra es un infierno – enfatiza sus palabras para que lo entendiera muy bien -. Ese trauma causó que Itachi detestara los conflictos, terminó volviéndose un hombre que amaba la paz. Puso la estabilidad de la aldea antes que nada, y trabajó por el bien de la paz. Ese era el tipo de hombre que fue. Fue un sinobi que amaba su aldea y no quería estar atado por obligaciones con su clan. Los superiores de la aldea explotaron eso. Le encomendaron una misión secreta. Ojo por ojo... Para que ellos se opusieran a los Uchiha, necesitaban el Sharingan. Así es... Su misión era... aniquilar a todo el clan Uchiha.

Sasuke se inclina un poco. Le estaban entrando nauseas por lo que le estaba contando Madara. ¿Era una misión? ¿Le ordenaron que él solo acabase con todo el clan? No le cabía en la cabeza. ¿Cómo se atrevieron a hacer tal cosa? ¿Cómo su hermano aceptó esa maldita misión?

- No puedo ni siquiera empezar a imaginar cómo se sintió él aquella vez – susurra Madara, que sabía que Sasuke seguía escuchando aunque no lo mirase -. Todo lo que puedo hacer es suponer. Itachi fue obligado a tomar una dolorosa elección. Traicionar a sus camaradas del clan debía ser algo inconcebible. Pero, si un clan como el Uchiha provocaba una guerra civil, haría caer a Konoha y al País del Fuego en el caos. Indudablemente, otros países habrían usado eso como una oportunidad para invadir. Definitivamente hubiera causado la Cuarta Gran Guerra Sinobi. Muchos, incluyendo aquellos sin ninguna asociación al mundo sinobi, le habrían hecho frente a la muerte debido a la ideología de los Uchiha – Sasuke vuelve a erguirse, pero seguía sin levantar la cabeza -. Si tu fueras Itachi, ¿qué habrías hecho? – el azabache aprieta la mandíbula y Madara aparta la vista de él para mirar al techo de la cueva -. Ahí fue cuando Itachi tomó su decisión. Decidió derribar al clan con sus propias manos. No fue que los traicionara por odio, es solo que no tuvo más opción. La discriminación de la aldea, como también su antagonismo creciente... Lo cargó todo en su espalda. Nadie puede condenarlo jamás por elegir sacrificarse a sí mismo.

Naruko ShippudenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora