Naruko Shippuden

Capítulo 25.

Suigetsu se marcha después de comerse el ramen, alegando que había sido el más bueno que había probado en su vida. Naruko sonrió por eso, y cuando por fin se marchó se sentó en la cama.

Le había venido bien hablar con Suigetsu, y le caía bien. Pero nadie sería capaz de quitarle el dolor que tenía encima.

- ¿Por qué no te cambias y damos un paseo por el pueblo? – propone Sasuke al ver que la chica estaba con la mirada perdida -. Podemos entrenar. Puede que eso te despeje un poco.

- Acepto lo del paseo – se levanta sin ánimos de la cama -. Pero no quiero entrenar.

Naruko no se sentía con las fuerzas necesarias para comenzar un entrenamiento. Además, eso haría que recordase a Ero-senni.

Ichigo se había marchado a una aldea cercana para conseguir provisiones. Había dejado a Jiraiya dormido. Necesitaría mucho descanso para recuperarse.
Aún no se podía creer que hubiera encontrado moribundo a uno de los Legendarios Sannin. Siempre los había admirado, al igual que al Cuarto Hokage. Todo porque ellos consiguieron que las guerras acabasen durante un tiempo.

El hombre odiaba las guerras. Eran épocas oscuras en las que los sinobis perdían la vida por conquistar otros territorios. Por el simple echo de la ambición muchas personas habían perdido la vida.

A media tarde llegó nuevamente a su casa, encontrándose a Jiraiya despierto. Estaba bastante mejor, pero aún no podía levantarse de la cama. Tardaría en sanar las heridas de la espalda.

- Veo que estás despierto, Jiraiya-sama – dice Ichigo y se percata de que el sannin tenía una libreta y una pluma en la mano -. ¿Piensas escribir?

Jiraiya sacude la cabeza. No pretendía comenzar un libro, solo había cogido papel y pluma para poder comunicarse con el hombre, dado que aún no podía hablar.

"¿Dónde nos encontramos?" Escribe en el papel para luego mostrárselo a Ichigo.

- Estamos cerca de la aldea oculta de la Lluvia – responde el hombre.

Jiraiya alza las cejas y comienza a escribir de nuevo.

"Debo ponerme en contacto con la Hokage. Todos en Konoha deben pensar que he muerto tras mi enfrentamiento a Pain."

- ¿Te enfrentaste a Pain? – susurra el hombre con los ojos muy abiertos. Había oído hablar de Pain, pues por esos lares no se hablaba de otra cosa. Veneraban a ese hombre como si de un Dios se tratase. Gracias a él, ese país había dejado de ser el campo de batalla de los grandes países. Jiraiya asiente tras la pregunta de Ichigo -. Entiendo que quieras ponerte en contacto con Konoha, pero no dispongo de ningún medio para enviar un mensaje, y tú estás demasiado débil. No creo que puedas usar chakra en un largo tiempo.

Jiraiya baja la cabeza. Lo sabía. Sabía que no podría usar chakra, ya que había sobrepasado su límite en esa batalla con Pain, o mejor dicho Nagato.

Había descubierto la verdad, y solo esperaba que Naruko fuera capaz de descifrar su mensaje. Solo ella podría, pues lo conocía muy bien.

Aún no se podía creer que siguiera con vida. Era un milagro, uno que aprovecharía cuando se recuperase. Debía hacerlo para volver a Konoha.

Sasuke y Naruko caminaron en silencio hasta llegar a un parque, en el cual se sentaron en un banco.

En el camino no habían dicho ni una palabra, ya que no había mucho que decir. La Uzumaki no tenía ganas de hablar y Sasuke estaba preocupado y muy pensativo. Ya no sabía que hacer con respecto a Konoha.