Capítulo 59.

1.6K 99 46
                                    

Mientras Naruko escuchaba lo que le decía Kurama, esta seguía cayendo junto a Tobirama, y se alegró de ver que su ataque había funcionado, tal y como pensaba.

Obito se levanta, preguntándose como era posible que el jinchuriki del Juubi tuviera semejante punto débil e hizo que una de las bolas negras se acercase a su espalda, para sanar la herida del rasengan.

- ¡Esto del Ermitaño funcionó! – dice Naruko, cayendo donde se encontraban los demás y Tobirama llegó con ella.

- Ya entiendo – dice Sasuke recordando el entrenamiento de la rubia en el Monte Myoboku -. Así que debemos combatirlo con el poder de la naturaleza.

- Sí – asiente la rubia -. Y ahora que lo pienso, cuando sentí el poder del Juubi, sentí esa misma energía. Aunque no entiendo bien la teoría. ¡Qué bien que aprendí el senjutsu! – sonríe ella y mira a Jiraiya con Pa y Ma -. Gracias, Viejo Sapo. ¡Bien, ahora usaré el Rana Fu!

Tobirama estaba más que impresionado con la chica, pues había comprendido al instante cómo funcionaba su Hiraishin, y se sorprende aún más al ver que ya podía dominar el poder Ermitaño con lo joven que era. No pudo evitar sonreír, pelear junto a Naruko se sentía igual que pelear junto a su hermano.

Es cuando Obito hace que cinco llamas salgan en las colas superiores de su espalda, y Tobirama se percató.

- Es cierto que le afectó, pero ya se recuperó y ahora se protege la espalda – dice el Segundo, pensando que si saltaban a la espalda de Obito sin cuidado, los destruiría.

Obito va flotando asta posarse en el suelo, y clava una rodilla en este apoyando las manos.

- Debo preparar el Tsukuyomi, así que empezaré con la limpieza – dice Obito, haciendo que del suelo saliera una planta gigante, con las mismas flores extrañas que el Juubi había sacado de su boca -. Nadie merece seguir en esta realidad. Este mundo ya está muerto – de las cuatro flores que había salido en la rama empiezan a formarse cuatro Juubi Damas.

Toda la alianza pudieron ver eso, y estaban asustados, y Shikamaru muy preocupado, pensando en algo. Necesitaba pensar alguna estrategia.

- Con el Hiraishin solo podría llevarme una – dice Tobirama, refiriéndose a las cuatro esferas gigantes -. El Cuarto Hokage y yo podríamos con dos, pero más de dos es imposible. ¡¿Y mi hermano?!

Este seguía luchando con Madara, y el mayor de los Senju le pedía si no podía esperar un poco, pues se había percatado de lo que Obito estaba haciendo, pero a Madara le importaba un pimiento. Eran revividos, así que no le importaba que el ataque les alcanzase, pues volverían a formarse para seguir peleando.

- ¡Amigos, no se den por vencidos! – dice un clon de Hashirama -. ¡Yo estoy con ustedes! ¡Y mis clones también! ¡Podemos cambiar la trayectoria de las bolas! ¡Los Hokages nos ayudarán a desviarlas al mar! ¡Por ahora, concéntrense en la pared del Doton! ¡Yo usaré el Jutsu del Nacimiento de un Mundo Arbóreo para lanzarlas al mar!

- ¡No lo permitiré! – dice Obito extendiendo su brazo, girando sobre sí mismo y lanzando cuatro barras que se clavan en cuatro puntos distintos, y con ellas levanta la misma barrera roja que antes habían utilizado los cuatro Hokages, y esta vez había encerrado a toda la alianza en esa barrera sin que tuvieran la oportunidad de huir, y que así murieran con la explosión de las Juubi Damas, pues con la barrera, estas no podrían ser desviadas -. Este es el fin de la guerra.

Y tras esas palabras, hace que las bolas negras se trasformasen en una barrera que lo protegiera únicamente a él.

- En esta situación – dice Tobirama -, no nos queda más que sacarlas de la barrera con el Hiraishin. Cuarto Hokage, ¿puedes con dos?

Naruko ShippudenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora