Capítulo 34.

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Kakashi fue buscando a Shikaku por todos lados. Sabía que este iba a estar presente en la reunión con el señor Feudal, y necesitaba que le contase todo lo que sucediera allí.

- Shikaku, al fin te encuentro – dice el peliplata -. Necesito que hablemos.

- No te preocupes – dice este. Con los gritos que había dado Naruko, casi todos los aldeanos se habían enterado de que Sasuke se había marchado -. Como sabes, ahora me dirijo a reunirme con el señor Feudal. Tardaremos tres días en llegar y tres en volver. Intenta que Naruko se comporte. Tenemos que ir con cuidado.

Kakashi asiente y le agradece. Con eso hablado, Hatake se marcha, pensando una manera de que la Uzumaki aceptase quedarse seis días de brazos cruzados. Eso iba a ser un gran problema.

Suigetsu había dejado a la rubia con su sensei y este enseguida se fue a buscar a Juugo, pero vio que este se marchaba en compañía de Karin. Eso le pareció sospechoso, y los persiguió.

Pudo escuchar parte de la conversación, en la cual, la pelirroja era la única que hablaba. Le estaba explicando a Juugo dónde se encontraba Sasuke y lo que deberían hacer cuando llegasen.

- ¿Pero por qué Sasuke se ha marchado? – pregunta confuso Juugo -. Creí que estaba feliz con Naruko.

- Pues no es así – chasquea la lengua Karin -. Ya no quiere saber nada de ella y se ha unido a Akatsuki, pero esta vez de verdad. Debemos ir a ayudarlo con su misión.

- ¿Atrapar al Hachibi? – pregunta el chico y la pelirroja asiente -. No lo entiendo, pero allí donde vaya Sasuke iré yo.

- Si sigues mintiendo, te crecerá la nariz, Karin – dice Suigetsu saliendo de su escondite -. Y eso te haría parecer más horrible de lo que eres.

- ¡Cállate, bastardo! – grita la chica furiosa -. ¿Y tú que haces aquí? ¿No deberías de estar con esa?

- Uh... ya veo – dice el de ojos violetas -. Son celos lo que sientes. Sí, estaba con Naruko, pero me ha parecido raro verlos salir de la aldea. ¿Van a reunirse con Sasuke? – mira a Juugo -. Quiero que le des un mensaje de mi parte. Patearé tu trasero por lo que has hecho, bastardo insensible. ¿Se lo dirás? – Suigetsu se acerca a él y le da la mano -. Creo que esto es una despedida.

Pero en verdad no se estaba despidiendo de Juugo. El de ojos violetas sabía que el chico se preocupaba por Sasuke y antes de salir de su escondite había escrito una nota para Juugo. Esperaba que este aceptase la petición que le hacía. Este le pedía que le informase donde iban a estar y que hacían. Así por lo menos podía tranquilizar a Naruko.

- Bueno, Karin – Suigetsu se gira para mirar a la pelirroja y le da un abrazo. No quería que supiera nada de la nota que le había pasado a Juugo. Karin le da un golpe en la cara, el cual no le hace el más mínimo daño, pues Suigetsu estaba hecho de agua -. Veo que sigues siendo una maleducada.

Posa sus ojos violetas en Juugo y este asiente imperceptiblemente. Esa era toda respuesta que necesitaba. Con eso se marcha de vuelta a Konoha. Debía decirle a Naruko para que así se tranquilizase, o eso esperaba.

- ¡¿PRETENDE QUE ME QUEDE DE BRAZOS CRUZADOS?! – estaba gritando Naruko. Nunca antes había gritado así a Kakashi, pero la rubia estaba fuera de sí.

Lo pasó muy mal cuando Sasuke se fue por primera vez, entrenó para traerlo de vuelta y al fin volvió para volver a irse por ese maldito enmascarado. No se podía creer que la hubiera capturado tan rápido. Ni si quiera le había dado tiempo a reaccionar cuando este apareció tras ella y la encadenó.

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