Naruko Shippuden

Capítulo 73.

The last. 

Un año había pasado desde que la gran guerra había acabado. Sasuke no había vuelto a la aldea, o por lo menos que Naruko supiera. Sí lo hizo un par de veces. Solo para el cumpleaños de su hermano y por el suyo. Para su cumpleaños no había querido ir, pero Itachi insistió. Ese día casi lo ve Naruko, pero no lo hizo. Se mantenía alejado de ella todo lo que podía, pero su hermano y Kakashi le enviaron una foto de ella. La guardaba como un tesoro. Le gustó saber que seguía dejando su cabello largo, y ahora lo tenía más largo de lo que recordaba. Había cambiado su chaqueta naranja por una negra en la cual seguía teniendo el emblema Uzumaki.

Más cosas habían pasado. Jiraiya le había pedido matrimonio a Tsunade y esta había aceptado, pronto sería el enlace y Naruko estaba muy emocionada por que llegase ese día. Itachi y Kakashi habían hecho público su noviazgo, ya que ninguno de los dos quería seguir escondiéndose. La mayoría lo aceptó muy bien, pero había quienes no les gustaba, aun así no podían hacer nada, dado que Kakashi era el Hokage. Lo malo de eso era que hablaban en susurros sobre la pareja, pero a ellos no le importaba lo más mínimo. Eran felices después de todo y unos simples cuchicheos no harían que eso desapareciera. Lo importante para ellos era que todos sus conocidos estaban felices por su noviazgo y Naruko estaba a la espera de que alguno de ellos se declarase al otro.

La relación de Suigetsu y Sakura iba viento en popa y el chico estaba ayudando a la pelirosa a crear un nuevo ninjutsu médico más potente del que ya tenía, y a eso también estaba ayudando Tsunade e Ichigo.

Ino, Sakura, Hinata y Naruko habían conseguido que Temari y Shikamaru tuvieran una cita, y por lo que se veía se llevaban muy bien. La relación entre Ino y Sai también iba muy bien, pero iban algo despacio en petición al pelinegro, ya que aún no entendía muy bien sus sentimientos. Lo que sí sabía era que estaba muy feliz en compañía de Ino. Luego estaba la relación que más le sorprendió a todos los chicos. Chouji y Karui. La chica y el Akimichi habían congeniado muy bien y los dos iban y venían a cada aldea.

Naruko se alegraba mucho por todos sus amigos y con el paso del tiempo el dolor que sintió por la marcha de Sasuke había disminuido. Ahora era feliz junto a sus padres y amigos. Neji había sido el responsable de ello. El chico había estado mucho con ella este último año, pero ninguno sentía nada amoroso por el otro. Era más bien como hermanos, al igual que pasaba con Suigetsu.

Ahora Naruko era una chunnin, y pronto quería pasar el examen para ser jonnin. Según Iruka estaba bien preparada, así que pronto lo haría, pero mientras eso pasaba, daba algunas clases de artes marciales en la academia. Quería ayudar a los más jóvenes para que vieran que ellos también podían ser como ella, y eso le encantaba.

Su popularidad entre los varones no había cesado, al contrario. Muchos hombres de otras aldeas venían a Konoha para pretenderla, pero Naruko no estaba interesada en ninguno, y eso tenía muy feliz a Minato y Jiraiya. A Naruko lo único que le interesaba era cumplir su sueño y para eso debía centrarse en los estudios y la ayuda de muchos de sus amigos y familiares. Eso era lo que quería, y aún se estaba pensando el ser ANBU por un tiempo. Kakashi debía ser Hokage por cinco años, y después de eso le tocaría a ella. Ya había pasado un año y estaba a punto de ser jonnin, pero aún no sabía si entrar en ANBU, así que fue a hablar con Itachi del tema.

- Me alegra mucho verte, Naruko – dice Itachi recibiendo a la chica en su casa. El distrito Uchiha había quedado destruido cuando Pain llegó a Konoha, pero el Uchiha había hecho construir una casa en la cual se podía ver el emblema de su clan. Ahí era donde vivían Itachi y Kakashi -. ¿Qué tal te ha ido la clase de artes marciales?

- Bien, los niños ahora me respetan – dice ella entrando hasta el comedor -. Pero no he venido a hablar de eso.

- Sasuke está bien – Itachi se sienta frente a ella antes de poner sobre la mesa dos vasos de té y pastas -. Hace poco recibí una carta de él en la cual me contaba que todo seguía igual y que no nos preocupásemos por él.