Capítulo 4.

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Naruko no se podía creer lo que estaba viendo. Sasuke la tenía cogida de la cintura y la mantenía muy cerca de él.

Sabía que debía de estar mas roja que un tomate, cosa que no pasó desapercibida por el azabache. Se sostuvieron la mirada un par de segundos y Naruko fue la primera en apartar sus ojos de los de Sasuke. Esta agacha la cabeza y se topa con el pecho firme del chico, pues por lo que se veía este había cambiado sus habituales ropas por otras muy escotadas.

Rápidamente Naruko se aparta de él y lo mira furiosa.

- ¿Qué haces aquí? – grita ella apuntándole con su dedo índice.

Sasuke se la queda mirando con una ceja alzada, pues había olvidado el comportamiento tan exagerado e hiperactivo de la chica.

- Solo pasaba por aquí – responde él fingiendo indiferencia. No podía evitar ser así con ella.

El tener a Sasuke frente a ella le trajo recuerdos de su enfrentamiento. Nunca llegaría a entender como llegaron a ese punto. Siempre habían tenido una competitividad, pero creyó que era una sana, más cuando se enfrentaron en el balle del fin... Naruko supo que el Uchiha tenía intención de matarla. Ambos lucharon con todo lo que tenían, y al final él no dio el golpe final.

Sasuke también pensó en su ultimo enfrentamiento, y se arrepentía un poco por lo que pasó, pero no daría su brazo a torcer. Primero debía vengar a su clan, y después volvería con Naruko.

- ¿Pasabas por aquí? – dice ella consternada y entonces cae en la cuenta -. Vas a enfrentarte a Itachi...

Eso tenía mucho sentido para ella, pues la chica sabía muy bien sobre la venganza del azabache. No sabía cómo, pero Sasuke sabía que su hermano estaba cerca.

- Sí – miente Sasuke, pues esa era una buena excusa para poder marcharse. Lo malo sería que Naruko le siguiera.

Él amaba a la chica, eso lo tenía muy claro y deseaba estar junto a ella, pues de lo contrario no hubiera hecho semejante tontería de venir a verla, pero no debía estar con ella. No por el momento.
Sasuke ahora estaba recorriendo un camino oscuro, y debía recorrerlo solo, para así acabar con Itachi. No quería que Naruko entrase en esa oscuridad y mancillase la pureza que esta tenía. Eso nunca lo diría en voz alta, pues era muy orgulloso, pero era lo que sentía y la única manera de mantener alejada a la rubia era ser indiferente y frío con ella.

- Sasuke... - susurra Naruko. Había sido un gran shock encontrarse con el azabache de esa manera, pero ya lo había asimilado y era su oportunidad para convencerlo de que volviese.

- No – dice el chico mirando a Naruko.

No tuvo más remedio que utilizar su sharingan para que la chica entrase en un genjutsu. Así le haría creer que ese encuentro había sido un simple sueño, y además pudo hacer lo que llevaba rato queriendo hacer.

En cuanto Naruko entró en el genjutsu Sasuke se abalanzó sobre ella, arrinconándola contra el árbol. Pudo sentir como la respiración de ella se quedaba atascada en su garganta y cuando subió la vista y sus miradas se encontraron fue como si nada más importase. Tan solo eran ellos dos. El mundo había desaparecido, dejando a ellos solos para que pudieran hacer lo que quisieran.

Sin más preámbulos y cansado de tener que estar lejos de la chica, por fin juntó sus labios con los de ella.

Volvió a sentirse en su cielo personal. Fue igual que cuando besó a Naruko cuando fue a visitarla a Konoha, y ella como la vez pasada le correspondió al beso. Naruko no se podía resistir al azabache, así que sin darse cuenta lo tenía rodeado con brazos y piernas.

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