Capítulo 41.

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Tsunade estaba comiendo como si no hubiera un mañana. Jiraiya ya la había puesto al día de todo y no se podía creer que Sasuke se hubiera marchado nuevamente e hiciera lo que hizo. Ese chico iba a acabar muy mal y creía que arrastraría a Naruko con él.

- Por favor, coma más despacio – pide Shizune al ver como su maestra devoraba la comida.

- ¡Esto no es suficiente! – dice la Senju -. ¡Mi chakra aún no ha regresado a la normalidad! – la mujer deja el último cuenco de comida sobre la mesa y pide que le traigan más -. ¡Si no tengo cuidado me convertiré en una vieja!

Kakashi llega y los cuatro se lo quedan viendo, pero Ichigo no sabía de quien se trataba ya que no lo conocía.

- Me alegra verle recuperada – le dice a la Quinta.

- Esto no es nada – responde la Senju -. Apenas estoy empezando.

- Me siento aliviado – susurra el peliplata -. Estuve peligrosamente cerca de convertirme en Hokage. Pero bueno, no estoy hecho para ser Hokage. Considerando la situación, necesitamos a alguien con sus influencias, Tsunade-sama, para ser Hokage.

- Aunque me impresiona saber de la Alianza Sinobi – dice ella -. También me sorprende que el Tsuchikage y el Raikage accedieran a cooperar.

- Eso es prueba de lo terrible que es la situación a la que nos enfrentamos – susurra el jonnin apartando la mirada.

- Obito Uchiha... - susurra ella -. ¿De verdad sigue vivo?

- Me temo que sí – dice Jiraiya que por fin interviene en la conversación -. Y por lo poco que hemos visto, es poderoso.

- Otra guerra, ¿eh? – susurra la Senju con un suspiro. Nunca le había gustado las guerras, pues en ellas se perdían a muchas personas queridas -. Quien hubiera pensado que la influencia Uchiha absorbería a todos los sinobis del mundo – se pone muy seria y deja escapar un suspiro -. ¡Convocaré una reunión inmediatamente después de comer! ¡Debemos prepararnos para la guerra!

Obito ya había acabado de implantar los ojos de Itachi en Sasuke y le dice que ahora debía descansar un poco, pues llevaba algo de tiempo acostumbrarse al Mangekyou Eterno.

- ¿Sientes dolor? – pregunta Obito.

- No – responde Sasuke alzando su cabeza. Tenía ambos ojos tapados por vendas -. Se siente bien. Puedo sentir el poder visual de Itachi. Puedo sentir que me vuelvo más poderoso.

Naruko caminaba por la aldea y todos se detenían para saludarla. Eso le parecía muy raro, pues había sido un cambio muy brusco. Aun así, no dejaba de sonreír, aunque algo dentro de ella le decía que todos ellos eran unos hipócritas.

Después de eso siguió caminando con una sonrisa tonta y se detuvo.

- ¡Espérame, amor mío! – dice ella -. ¡Ya voy a verte!

Enseguida nota que estaba siendo perseguida y ve a Konohamaru con sus dos amigos. Estos se esconden, pero la rubia había conseguido verlos. No le agradaba que no la dejasen tranquila, pero aun así empezó a caminar como si no los hubiera visto. Ya se desharía de ellos en cuanto tuviera la oportunidad.

Empieza a correr pero de repente se encuentra con un chico bastante apuesto que la llama.

- Naruko-san – dice el castaño desconocido -. Eres la heroína de la aldea, ¿no es así?

Naruko lo mira confusa, ya que no lo conocía de nada pero ríe avergonzada.

- No, no soy una heroína – dice ella rascándose la cabeza.

Naruko ShippudenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora