46. Decisiones

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[HANNA]

Paris en enero puede convertirse en un lugar sombrío, el frio tal vez no está en su máxima expresión, pero yo lo siento más que nunca a pesar del café que tengo entre mis manos y la calefacción que ofrece este café frente a la torre Eiffel. Intento asimilar todo lo que ha sucedido en mi vida en estos últimos dos meses, pero más aun lo que acaba de suceder hace algunas horas. No puedo dejar de preguntarme que es lo que paso con aquel hombre que creí que nunca me lastimaría... ¿Dónde quedo? ¿Con quien estuve estos años?

Quisiera decir que la culpa ha sido solo mía, que mis dudas han hecho que todo se arruinara, eso sería fácil... me enfadaría conmigo, lloraría de rabia y me gritaría mil veces lo estúpida que fui, pero no estaría con este sentimiento tan doloroso llamado "decepción." Otra lagrima rueda por mi mejilla y la quito antes de que vuelva a humedecer mi ropa.

En estos instantes me doy cuenta de que tengo que tomar decisiones importantes en mi vida. Estoy rota por dentro una vez más y necesito curarme para así reconstruir lo que queda de mí, pero necesito hacerlo sola... lejos del pasado, de lo que fue mi presente y de lo que imagine que sería mi futuro. Saco mi celular del bolsillo de mi abrigo y comienzo a hacer las averiguaciones pertinentes para así poder formular un plan para lo que se me esta cruzando por la cabeza.

Tal vez sea hora de cumplir algunos sueños que siempre han quedado en el tintero, al principio por falta de recursos, y después por la llegada de Gastón a mi vida. Por una vez, necesito ser una mujer completamente libre de todo lo que la rodea, de tomar decisiones sin pensar si alguien sale afectado... Me quiero libre, feliz, y dejando todos los fantasmas atrás. Preciso superar o al menos saber vivir con el dolor de la muerte de Noah, no puedo seguir de esta manera intentando remendar la situación en vez de arreglarla del todo.

Estoy averiguando todos los datos del lugar donde me quiero ir por un tiempo, cuando su nombre en la pantalla de mi celular interrumpe mi tarea. Respiro profundo, intento calmarme y contesto —Hola...— Digo con gran esfuerzo.

—Hanna, ¿Dónde estás? ¿Por qué no has ido al departamento de mi hermano? — Me cuestiona como si tuviera el derecho de hacerlo.

—Gastón, eso no te importa, solo dime, ¿ya están los resultados? — Averiguo.

—Si...—

—¿Y? — Presiono ya que no dice ni una sola palabra.

—Eres compatible— Murmura y la manera que lo dice es como si sintiera culpa.

—Qué bueno, ¿Qué sigue ahora? — Pregunto secando otra lagrima que amenaza con caer de mis ojos.

—Si estás lista, mañana se puede hacer el procedimiento— Me explica.

—Esta bien...—

—¿Puedes venir al hospital? Tienes que firmar unos documentos— Me pide.

Respiro profundo, aclaro y aclaro mi voz —Aha... además quiero ver a Nicole, aun no la conozco— Digo en un intento por normalizar la situación, aunque no se si funcione.

—Te espero aquí entonces— Responde y soy yo esta vez quien termina la llamada sin decir nada más. La verdad es que no quiero verlo, no sé si pueda mostrarme fuerte ante él, pero esa niña me necesita y no voy a dejar que las diferencias que su padre y yo estamos teniendo en estos momentos, ponga en riesgo su vida. Con mi poco francés pido la cuenta, y una vez que pago, salgo del café para ir al hospital.

[...]

Apenas he cruzado mi mirada con la de Gastón después de entrar al hospital, simplemente busque al doctor, hice todos los tramites correspondientes, escuche las instrucciones de lo que debo y no debo hacer antes del procedimiento de mañana, ya que es esa la opción que él decidió, y una vez que todo eso está listo, salgo del consultorio.

Jacqueline me observa atentamente y le lanzo una fingida sonrisa —Todo estará bien, ¿puedo ver a la niña? — Le pregunto y si bien me he cuestionado mil veces acerca de que es lo que le dijo Gastón de mí, decido no indagar en el asunto ya que no vale la pena.

Ella asiente —Si, claro... ella también quiere conocerte— Me dice y le hago un gesto como agradeciéndole para después tomar valor e ir hasta su habitación.

Apenas abro la puerta, me encuentro con una preciosa niña de cabello castaño hasta los hombros que clava sus ojos negros al igual que los de Gastón en mí, y al verla conectada a un montón de máquinas, mi corazón se hace pequeño —Hola— Le digo y no sé si ella hable español o no.

—Hola... ¿tú eres Hanna? — Me pregunta tomándome por sorpresa y asiento.

—Si, ¿Cómo lo sabes? — Le pregunto acercándome a ella.

—Tienes cara de Hanna— Responde haciéndome reír a pesar de todo lo que me está sucediendo.

—Y tú tienes cara de Nicole... eres muy bonita— Comento y me sonríe.

—¿Tu harás que me saquen de aquí? — Cuestiona mientras me apoyo en el borde de la cama y si hay algo con lo que no puedo luchar ahora es con las lágrimas.

—Hare lo mejor que pueda— Le digo y a pesar de todo lo que, sucedido con Gastón, comprendo que se hace cualquier cosa por un hijo... me encanta que esa fuera la razón detrás de todo esto, pero sé que solo es una parte.

—Gracias— Dice Nicole interrumpiendo mis pensamientos y me abraza con la poca fuerza que tiene haciéndome entender que a pesar del dolor que estoy sintiendo, todo esto merece la pena con tal de que ella se cure. 

DOS EXTRAÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora