15. Noah

1.5K 151 13
                                    

[CRISTIAN]

La conciencia y el sentido común, no es algo que este siendo parte de mí en estos momentos, o quizás nunca lo fueron, no lo sé. Solo tengo claro que la mezcla de alcohol y el enterarme que fui padre no es en absoluto una combinación buena para mí. Estoy como un depredador esperando a que su presa se distraiga un instante para ir a atacarla. No deje de mirarla durante todo este tiempo y no en un plan sexual, a pesar del jodidamente sensual vestido que lleva puesto, la observe para ver si se apiada de mí y me aclara un poco toda esta situación que me está volviendo absolutamente loco.

Bebo un sorbo más de mi gin-tonic y puedo notar como ella se aleja de Gastón y de todos los invitados para ir hacia la escalera. Dejo mi copa sobre la mesa y discretamente me inmiscuyo entre la gente para seguirla y asegurándome de que nadie me vea, subo detrás de ella. Apenas puedo prestar atención a la magnífica decoración de la casa y las habitaciones que hay a mi alrededor, solo puedo enfocarme en ella, en sus andares y en todas estas preguntas que rondan mi cabeza.

Ella entra a la última habitación del pasillo y yo de inmediato ingreso detrás de ella, se trata del cuarto principal, el que ella comparte cada noche con él y no quiero pensar en eso... no ahora... cierro la puerta con llave y apenas termino de girar el cerrojo, ella se da la vuelta.

—¿Qué haces aquí? — me pregunta asustada y da dos pasos hacia atrás.

—¿De verdad me lo preguntas? ¿Me dices que tuvimos un hijo y te parece extraño que te siga para hablar? — cuestiono acortando la distancia nuevamente.

—No es el momento para hablar de esto Cristian... mi prometido esta abajo. — responde.

En estos momentos no me importa nada, tengo esta mezcla de rabia, dolor, angustia y remordimiento que no puedo ni siquiera conmigo mismo.

—¿Crees que me importa Gastón? — pregunto y las lágrimas amenazan con salir de mis ojos. —necesito saber porque no me lo dijiste... yo era el papá, tenía derecho a saberlo. — le reclamo.

—¿Crees que no quise decírtelo? ¿tienes una puta idea de cuantas veces te llame y tú siempre salías con las frases "estoy muy ocupado", "la maestría cambio mi vida", "Hanna, yo ya no soy el mismo Cristian, ahora mucha gente toma mis pinturas enserio", "me voy a exponer a tal lado..." ¿lo recuerdas? — me reclama y asiento levemente.

—Me tendrías que haber gritado que estabas embarazada...— digo en un susurro.

—Pregúntale a quien era tu amiguita... esa con quien compartidas el departamento en Hamburgo. — me responde de inmediato.

—¡¿Qué?!— pregunto sin poder creérmelo.

—Te llame cuando estaba por dar a luz, pero tú amiguita Zaira respondió porque tu estabas muy ocupado preparando tu exposición y tu viaje... supongo que olvido decírtelo. — dice de manera sarcástica.

—Hanna...— intento decir, pero las palabras no salen de mi boca en estos momentos. —supongo que tenemos mucho que contarnos. — es lo único que puedo decir en estos momentos.

—No lo sé Cristian, paso mucho tiempo y nada que tú y yo podamos contarnos que traerá a Noah de regreso. — me dice y puedo notar la tristeza en su voz, puedo ver sus ojos cristalizados y sus labios enrojeciéndose.

—¿Se llamaba Noah? — pregunto bajito y asiente.

—Sí, y era hermoso, se parecía mucho a ti. — me dice y ahora sí que las lágrimas inevitablemente se escapan de sus ojos. Sin que yo pueda decir nada, ella abre una puerta que da a otra habitación y al acercarme me doy cuenta de que se trata de un enorme walking closet. La observo buscando algo entre la ropa hasta que saca una caja y de la misma saca una fotografía, para luego acercarse a mí. –él era tu hijo. — sentencia entregándome la foto, y lo que estoy sintiendo ahora no lo había sentido nunca antes en mi vida.

Es un dolor profundo, tajante y tan agudo que me hace sentir que me corta la respiración. La fotografía del niño que tengo entre mis manos es lo más fuerte que me sucedió nunca. La observo y en él había tanto de los dos que es imposible que haya ni siquiera una mínima duda de que Noah era mi hijo. —Hanna... no puedo con esto. — confieso sintiendo que todas la lagrimas que había estado conteniendo hasta ahora, se escapan de mis ojos de una sola vez.

—¿Crees que yo sí? Fui madre a los 18 sin que absolutamente nadie lo supiera más que tu estúpida amiga que no fue capaz de decírtelo y así como fui madre, también fui una madre que perdió a su hijo, ¿piensas que fue fácil? — pregunta firme —claro no Cristian, no lo fue y cada día que pasa pienso en él, me pregunto si podría haber hecho algo para que eso no ocurriera y no tengo respuestas. Pienso que tuve un hijo de un hombre que no me amo y duele más porque por más que tú lo hubieras sabido, ese niño solo hubiera sido un estorbo en tu vida, un hijo no deseado con la niñita con la que te acostabas por puro gusto... No me vengas a hablar de dolor. — me dice firme y quisiera responderle que no es así, pero un golpe en la puerta de la habitación nos sobresalta.

—¡¿Reina te encuentras bien?!— pregunta Gastón desde afuera.

—Quédate aquí, me lo llevare abajo, cuando nos hayamos ido, tu bajaras y te iras también. No jodas lo poco de bueno que tengo en mi vida. — me amenaza y toma otro par de zapatos para cambiárselos rápidamente y cierra la puerta del walking closet. —si amor, lo siento, solo me cambiaba los zapatos. — escucho que dice después de abrir la puerta de la habitación y a pesar de su advertencia, yo siento que no puedo moverme de aquí...

Fue demasiado para una sola noche... ¿Cómo se logra superar esto? ¿Cómo pasas de saber que fuiste padre a aceptar su perdida todo en un solo golpe? 

DOS EXTRAÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora