58. Sentimientos Más Fuertes

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[HANNA]

Al día siguiente: 21 de febrero

El sol que entra por la ventana irrumpe mi descanso haciendo que deba abrir mis ojos y lentamente acostumbrarme a la luz. Tengo toda la intención de meter mi cabeza debajo de la almohada para poder dormir un poco más, pero unas caricias en mi espalda me alteran la piel haciéndome sonreír al recordar que él y yo pasamos toda la noche besándonos, acariciándonos y contándonos todo lo que fue de nuestra vida en estos últimos años —Buenos días— Susurra y siento la huella de sus labios en la parte alta de mi espalda.

—Buenos días— Respondo y de pronto la yema de sus dedos recorre todo el centro de mi espalda levemente generando un cosquilleo que me es muy difícil controlar —Tienes más lunares que antes— Comenta y sonrió.

—¿Los vas a contar como hiciste aquella vez? — Averiguo y el sonido de su risa retumba por estas cuatro paredes.

—Nunca termine, no me dejabas...— Expone y ahora soy yo quien ríe ahora.

—Tampoco lo intentabas mucho— Bromeo.

Lo escucho suspirar y de pronto sus dedos van hasta el limite de donde me cubre esta tímida sabana de seda —Todavía no puedo creer que estemos juntos— Dice y de alguna manera giro mi rostro para poder mirarlo a la cara .

Amo la manera tan desordenada en la que esta su cabello, mucho más verlo así desnudo en mi cama mirándome de esta manera —Yo tampoco puedo creerlo— Murmuro perdiéndome en sus encantos y se sonríe.

—¿Puedo decirte algo? — Me pregunta con dudas y asiento.

—Claro...—

Él me mira detenidamente y acaricia mis brazos —Siempre fuiste hermosa, pero ahora... uff... es que el tiempo ha hecho cosas increíbles en ti— Me dice haciéndome reír.

—¿Tu crees? — Cuestiono y es un reto.

—Yo creo... es que te miro y...— Intenta decir, pero no hace falta que continúe diciendo una sola palabra más ya que su cuerpo habla por si solo haciendo que deba morder mis labios.

—Me doy cuenta— Comento y centro mi mirada en su increyente hombría haciendo que se ría.

En medio de las risas él se inclina hacia mi y me besa delicadamente —Lo siento mi amor, pero te juro que no lo puedo controlar— Me confiesa sobre mis labios —Han sido muchas noches lejos de ti, muchos besos guardados, y caricias que se han convertido en deudas— Me dice entre besos que me llevan a girarme en esta cama hasta quedar boca arriba.

—Cris... amor...— Murmuro y él hace una pausa.

—Dime—

—Sigo muy enamorada de ti... es como si hubieses agarrado las agujas del reloj y las hubieras movido hacia atrás donde me moría por ti— Admito y me vuelve a besar.

—Te amo mi Hanna... te juro que te hare la mujer más feliz de este mundo y no habrá nada que nos vuelva a separar— Me asegura y lentamente va moviendo la sabana para subirse encima de mi apoyando el peso de su cuerpo en sus rodillas para no hacerme daño y me besa con más urgencia haciendo que ese calor tan placentero recorra mi cuerpo entero una vez más. En medio de este juego de seducción que se produce entre su boca y la mía, voy llevando mis manos a su cabello y enredo mis dedos en este aprisionándolo a mi.

Mi boca arde junto a la suya, y entendiendo sus intenciones, lo suelto para dejar que me recorra una vez más con sus labios. Baja por mi cuerpo enloqueciéndome con su exquisita manera de besarme, pero justo cuando siento que va a ir al punto más sensible de mi cuerpo, él se detiene en el limite y besa el tatuaje que llevo allí con la fecha de nacimiento de nuestro hijo. Lo toca con la yema de sus dedos y en mi interior se genera una revolución que ya no sé si es por la melancolía, por el deseo o que... pero él vuelve a besarme allí y se detiene —¿Estas bien? — Le pregunto y asiente, pero no hace ningún movimiento.

—Perdón...— Murmura y para mi sorpresa se aleja sentándose en la cama y cubre su rostro con las manos.

—Cris...— Digo preocupada y me arrodillo frente a él.

—Perdóname mi amor— Lo escucho decir con su voz quebrantándose y tan solo se me ocurre abrazarlo fuertemente.

—Ya... no te preocupes, te juro que te entiendo— Le dejo saber cuando sus brazos me rodean con fuerza.

—No sé que me paso, vi el tatuaje, lo bese y sentí que besaba a nuestro hijo, a ese que nunca conocí... me duele por dentro... Hanna, mi vida... perdón— Repite sin parar de llorar.

—No me pidas perdón, este nuevo inicio es para curarnos también— Le digo sin soltarlo.

Él besa mi hombro y se queda de esta manera por un instante —Ahora podríamos ser tres y...— Intenta decir, pero el llanto no le deja continuar.

—Lo sé mi amor, es difícil de aceptar y creo que ahora nos golpea un poco más porque al final del día fuimos... somos... los padres de ese bebé y por primera vez estamos pasando un duelo en medio de nuestra relación— Le dejos saber.

Poco a poco nos vamos soltando para mirarnos a la cara y él me acaricia suavemente —No quiero volver a llevarte a ese dolor... discúlpame—

—Ese dolor siempre estará allí, pero ahora lo podemos afrontar juntos, es difícil, pero te juro que con el tiempo duele un poquitito menos... no mucho, pero algo es algo— Le aseguro y asiente levemente.

—Siento haberme detenido... es que de verdad no...— Intenta decir y lo callo con un beso.

—No tienes que explicarlo, ven vamos a darnos un baño de inmersión juntos y nos relajamos un poco, ¿te parece? — Le propongo y asiente levemente para después levantarnos de esta cama e ir hacia el baño.

En otra ocasión tal vez me hubiera enojado con él, pero en este caso lo entiendo perfectamente, ese tatuaje mueve sentimientos que son mucho más fuerte que el deseo, al menos por ahora donde todo lo estamos viviendo de una manera diferente. 

DOS EXTRAÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora