55. De a Poco

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[CRISTIAN]

(Horas después)

El sol ya pegaba en nuestra piel cuando decidimos entrar al departamento después de horas de conversación. Ayer Hanna y yo comenzamos a escribir una nueva pagina en esta historia que por momentos nos hizo probar las maravillas de la vida, pero también el dolor más profundo de todos. Despertar abrazados, hoy tiene un nuevo significado, uno que aquel Cristian no hubiera comprendido de no haber pasado por todo lo que paso desde que volvió a encontrar a esta mujer en su vida.

Respiro el aroma de su cabello y me pierdo entre los sitios que me hace imaginar... pero al sentirla moviéndose, me vuelvo a concentrar en mantener el control de todo mi ser. Ella se gira, se acomoda sobre mi pecho y al darse cuenta de que esta abrazada a mi abre sus ojos de par en par —Buenos días— Susurro.

—Buenos días...o tardes... ¿Qué hora es? — Pregunta un tanto confundida y de inmediato levanto mi mano y veo la hora en mi reloj.

—La una— Respondo y sonreímos cómplices.

—Ufff... se nos hizo tarde— Murmura, pero al contrario de querer levantarse e irse, ella se acomoda un poco mejor sobre mi pecho haciéndome sonreír triunfal.

—Un poco... ¿te duele la cabeza? — Indago y la escucho reír nerviosa.

—¿Cómo lo sabes? — Averigua.

—Mucho vino anoche— Me limito a responderle y al darme cuenta de que sus brazos están fríos, muevo un poco más la cobija para cubrirnos mejor.

—No me duele tanto, es más lo que me molesta el ardor en los ojos por tanto llorar— Se queja.

—Te entiendo, a mi también me arden un poco los ojos— Confieso.

—Cris...— Murmura y me vuelve a mirar.

—¿Qué? —

—¿De verdad te quedaras aquí en Bari? — Indaga y sin poder evitarlo llevo una de mis manos a su cabello y lo acaricio.

—Si—

—¿Y tus proyectos? —

—Sabes que donde haya inspiración, un lienzo y pinceles; están ellos— Explico y se sonríe.

—¿Lo estas dejando todo por mi? — Murmura.

—Como debí hacer el día que me di cuenta de que estaba enamorado de ti— Le respondo con toda la seguridad del mundo.

—Cris, yo no sé cuanto tiempo me lleve sanar todas estas heridas— Me confiesa nerviosa.

—¿Quieres hablar de lo que paso? — Propongo.

—¿Me escucharas sin juzgarme? — Averigua y sonrió.

—Por supuesto, soy todo oídos—

Ella suspira, se acomoda mejor en mi pecho y evita mirarme —Después de todo lo que ocurrió cuando tu y yo fuimos a aquella cabaña, llamé a Gastón para pedirle perdón y me di cuenta de que algo no andaba bien. Al principio creía que era porque estaba enojado conmigo por todo lo que había ocurrido, pero luego cuando llego de Paris, me conto que cuando habíamos estado en Santa Mónica, el había recibido una llamada que lo cambio todo. Me explico que antes de conocerme fue a pasar unos meses con mi hermano y allí conoció a una mujer amiga Jacqueline. Confeso que habían tenido algo "sin compromisos" y que de aquella relación tuvieron una hija que ahora tiene tres años. Cuando hablamos me dijo que la niña estaba enferma que necesitaba un trasplante de medula ósea y que su madre no era compatible, ella pensó que él lo sería, pero no resulto así. Después de aquello me ofrecí a ir a hacerme los exámenes para saber si era compatible y tomamos el primer avión a Paris. Pensé que eso era lo que lo tenía mal, pero cuando llegamos al hospital, conocí a Jacqueline y descubrí que ella y Gastón se iban a casar, él le había dado un anillo... te juro que me quise morir, volví a sentir que el mundo se me caía encima, deje de creer en Romeos y Julietas, en superhéroes... regreso la decepción y te juro que por más que trato, no logro recuperarme de esto— Me confiesa y en su voz puedo sentir reflejado todo el dolor que ella siente.

—¿Por eso quisiste huir de todo? — Me atrevo a cuestionar.

—Necesitaba reencontrarme— Responde y esta vez me mira.

—No quería que pasaras por todo eso...— Es lo único que puedo decirle.

—¿No dirás nada en contra de Gastón? — Pregunta sorprendida y niego.

Su mirada expectante esta esperando a que continúe hablando y respiro profundo —Estoy aquí contigo para curar las heridas juntos, no para intentar construir algo en base a la decepción que él te provoco— Expongo y de repente sus ojos verdes me miran sorprendidos.

—Cristian... no te pedí que te quedaras para que fueras un plan B— Susurra y sonrío.

—Lo sé, y como te lo dije ayer, no estoy aquí para tomar ventaja de como te encuentras, pasa tu duelo por lo que ocurrió con Gastón, sanémonos juntos del pasado y luego de a poco vamos viendo si queda una oportunidad para nosotros dos— Propongo y juega con sus labios sensualmente.

—¿Y esto? — Me pregunta señalándonos.

—Volver a confiar— Respondo de inmediato y un gesto en su rostro me hace sonreír.

—¿Y eso? — Indaga y con su mirada señala el área de mi entrepierna haciéndome reír nervioso.

—¿Me crees si te digo que los hombres usualmente despertamos así? — Cuestiono divertido y su risa me contagia.

—Olvidaba que podías hacerme reír incluso en mis peores momentos...— Murmura y acaricio su cabello.

—Podemos recuperar muchas cosas entre los dos... otras lamentablemente no, pero creo que vale la pena intentarlo— Expreso.

—No sé si estoy lista para intentar algo más de lo que estamos intentando ahora— Balbucea.

—¿Me dejas enamorarte? — Me atrevo a preguntarle y el silencio se hace inmenso —De a poco, en medio de este proceso que viviremos juntos...— Le propongo.

Sus ojos se cristalizan una vez más y allí esta esa manera de morderse los labios que tanto me provocan —No puedo prometerte nada— Me dice y sonrió.

—No tienes que hacerlo, vayamos de a poco... tan solo déjame demostrarte que podemos tener mucho más que un pasado— Le pido y asiente —¿Puedo robarte un beso? ¿o mejor no? — Averiguo y niega.

—Todavía no... mejor almorcemos— Propone y se levanta de la cama dejándome aquí con una estúpida sonrisa tatuada en mi rostro.

Hay muchas cosas por reconstruir entre los dos, pero sin duda alguna seremos capaces si vamos poco a poco. 

DOS EXTRAÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora