79. Nuestro Momento

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[CRISTIAN]

Cuando Hanna y yo éramos aquellos dos jóvenes que dieron rienda suelta a esa locura que surgió entre nosotros, creo que ninguno imaginaba que nuestra historia terminaría de esta manera, aunque para ser sincero, yo creo que apenas está comenzando. Nuestra boda ha sido de ensueño a pesar del poco tiempo que tuvimos para planearla. Nos hemos emocionado hasta las lagrimas con las palabras que nos dijimos el uno al otro en nuestra fiesta, y ni hablar del apoyo que nos han dado nuestras familias desde el momento que supieron de lo nuestro. Quiero pensar que han sabido entender el dolor tan profundo que se esconde detrás de lo que hoy es felicidad y por eso se han comportado de está manera con nosotros. Sea como sea, hoy nuestras bocas se unen en un beso de esos que saben a urgencia mientras que con mi mano cierro de un portazo la puerta de está suite nupcial ubicada en este hotel donde pasaremos juntos nuestra primera noche como marido y mujer.

—Finalmente eres toda mia Hanna Bozeman— Le susurro sobre sus labios y se sonríe.

—Me gusta como me queda el apellido de mi esposo— Murmura enredando sus dedos en mi cabello y vuelve a acercarse a mis labios —En cuanto a lo otro... siempre he sido tuya Cris, mi pies siempre ha tenido escrito tu nombre— Confiesa y sonrió para después volver a besarla.

—Te amo con mi vida— Digo en una pausa, pero todas las palabras comienzan a sobrar cuando nuestras manos dan inicio a la sensual tarea que es desnudarnos mutuamente —Me encanta tu vestido, pero más me gusta tu piel— Confieso y una vez que sus hombros quedan al descubierto, los beso como sé que tanto a ella le gusta.

—A mi me gusta que me beses— Comenta entrecortado a causa de como su respiración se agita y sonreímos cómplices cuando entre medio de besos nuestra ropa termina tirada por el suelo. Me tomo un instante para apreciar el conjunto de lencería que trae puesto y se sonríe al ver la manera en que la miro —Al parecer te gusta— Murmura y muerde sus labios mientras que su mirada se centra en mi entrepierna y sonrió.

—Mucho... además, es que te veo con esa pequeña barriga que comienza a asomarse y todo es mucho más especia...— Explico y vuelvo a acercarme a ella apreciando los detalles de su bustier y ese hípster de encaje color blanco que juega con mi imaginación.

—Soy toda tuya Cristian... — Me repite y con estás palabras, me acerco a ella y me agacho tan solo un poco para poder tomarla por los muslos haciendo que enrede sus piernas en mi y de está manera en medio de besos, la llevo hacia la cama.

Su boca y a mía vuelve a hablar entre si y nos vamos acomodando en la cama que esta llena de pétalos cortesía del hotel y sonreímos en medio del juego que jugamos juntos donde nuestra ropa interior desaparece —Me vuelves loco mi amor— Le digo cuando mis manos se pasean por su anatomía ya desnuda.

—Y tú a mi... te necesito nene... no quiero que está noche se termine nunca— Me susurra y maliciosamente muerde mis labios haciendo que mi cuerpo se altere de sobremanera.

—Yo tampoco...— Digo y suelto sus labios solo para recorrer su anatomía completa a punta de besos que provocan en ella los gemidos más espectaculares del mundo. Nunca me cansare de amarla así, de escucharla, sentirla... la vida tuvo piedad conmigo y me hizo poder recuperarla y sinceramente no quiero desaprovechar esta oportunidad ni un solo minuto.

Recorro la geografía de su cuerpo completamente, para después regresar a sus labios y mientras nos volvemos a besar, mi cuerpo se acomoda sobre ella para así hacerla mía de esta forma que sé que los dos lo deseamos. Somos placer, besos, caricias, deseo... fuego... son sus caderas siguiendo el ritmo de mis embestidas lo que nos va acercando cada minuto más a ese sitio donde los dos queremos ir y que tan bien conocemos de la mano.

El placer va invadiendo cada rincón de nuestro ser hasta que en medio de un beso que dice lo que nos pasa, nos dejamos llevar hasta que caemos rendidos de placer abrazados en esta cama —Es delicioso hacerle el amor a mi esposa— susurro aun agitado y la escucho reír.

—¿Te has dado cuenta? — Pregunta de la nada mientras que se acomoda sobre mi pecho un poco mejor y me sonríe.

—¿De que mi amor? —Cuestiono y acomodo su cabello que ha quedado todo desordenado.

—De que has sido el primero y que serás el ultimo... de que serás con quien voy a hacer el amor por el resto de mi vida— Explica haciendo que una enorme sonrisa se dibuje en mi rostro.

—Definitivamente soy un tipo con muchísima suerte—

—Lo eres— Bromea y me besa castamente —¿Me dirás donde nos iremos de luna de miel? — Cuestiona y rio.

—¿No te lo imaginas? — Le pregunto y niega.

—No...—

—Te daré una pista... ¿Quiénes fueron los primeros en implementar la arquitectura? — Hablo y su cara en estos momentos es un poema.

—¿Es broma? —

—Sabía por ahí que había un mujer muy guapa que estudio arquitectura que tenia el sueño de conocer Egipto, entonces dije, como esta mujer se convertirá en mi esposa, ¿Por qué no llevarla ahí antes de que nazca la niña? — Relato y la manera que me mira en estos momentos es sumamente especial.

—Te amo— Me dice con sus ojos cristalizados por completo.

—Y yo te amo a ti... gracias por ser mi Hanna... por amarme como lo haces...te amo con mi vida— Le susurro y ahora es ella quien se ubica encima de mi.

—Siempre será así— Sentencia y me vuelve a besar para dejarme saber que esta noche será eterna gracias al amor que nos tenemos. 

DOS EXTRAÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora