24. A Pesar de Todo

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[CRISTIAN]

(Esa misma noche)

No pude recuperarme después de haber ido al cementerio con ella. Llegue a la casa de mis padres, me encerré en mi cuarto y deje que el resto de la familia se encargara de la fiesta de esta noche bajo la excusa de que no me sentía muy bien y debía descansar un momento. No quise adentrarme en los detalles de la fiesta que organizo mi madre ni a quien invito, si fuera por mí me quedaría encerrado aquí dejando que todo este dolor que siento por dentro salga de mi de alguna manera, aunque dudo que lo logre, es mucho y demasiado fuerte.

—¡Cristian, los invitados ya están llegando! — escucho que me dice Micaela del otro lado de la puerta.

—¡Ya bajo! — respondo sin querer destrabar la puerta para que ella pase y es que en verdad no quiero que me vea así, me conoce muy bien y sabría que algo me ocurre.

—¡Esta bien, no te tardes! — termina de decir y escucho el ruido de sus tacones en el suelo de madera mientras se aleja.

Sin más remedio me levanto de la cama, voy a mi baño, me pego una ducha rápida intentando no mojarme el cabello para no tener que volver a luchar con el y al salir me visto con la ropa que elegí para esta noche, traje azul Francia y camisa blanca. Me miro al espejo mientras termino de colocarme la americana y me doy cuenta de las ojeras que tengo...

—Tengo que hacer algo con esto. — murmuro e intento memorizar los trucos usaba Zaira. —corrector...eso es lo que usaba. — me digo y recuerdo que mi hermana es compradora compulsiva de maquillaje. Nunca imagine que lloraría tanto en mi vida al punto que decir que estoy enfermo no fuera suficiente para defender mis ojeras.

Salgo de mi habitación, voy a la de Micaela y mientras busco el pequeño bolso con maquillaje en el cuarto, escucho unos pasos en el pasillo.

"¡¿Tu y Cristian ya se conocían?!" Escucho una voz muy familiar y esto debe ser una broma.

«¿Gastón?»

"Nuestras familias son amigas desde que nosotros éramos niños... fuimos a la misma escuela, pero ya... No quería decírtelo para que eso no influyera en tus negocios." escucho la voz de Hanna y sin poder evitarlo, me paro detrás de la puerta y los miro por el pequeño espacio que me ofrece la leve apertura que quedo.

"Entiendo y no me enfadare por eso, supongo que tuviste tus motivos... pero, si te pedí que subiéramos un momento no fue por eso ma belle." Le dice y ver la manera que toma el rostro de ella entre sus manos me da envidia.

"¿Entonces para qué?" le pregunta ella completamente confundida.

"Has dicho que hoy me darías una respuesta a la pregunta que te hice la otra noche en el sofá... ¿quieres tener un hijo conmigo?" le pregunta y en estos momentos es tanta mi sorpresa, que en un acto de torpeza sin querer termino abriendo la puerta y disimulo salir de la habitación con el estuche de maquillaje en mi mano.

—Gastón, Hanna... pero ¿Qué hacen aquí? — pregunto intentando disimular.

La cara de Hanna es un poema —tu madre invitó a mi familia a la fiesta y como nosotros estamos pasando noche buena con ellos...— se explica.

— Entiendo. — digo y miro a Gastón —perdona si no te dijimos el detalle de nuestras familias. — comento intentando mantener la compostura.

—Ya lo hablé con ella y me explico... pero, ¿y a ti que te paso que traes esas ojeras? — pregunta e intento darle una sonrisa.

—Justamente eso iba a solucionar... una mala noche. — respondo y muestro el estuche de maquillaje —pero no tengo idea de cómo hacerlo, ¿crees que puedas ayudarme? — le pregunto a Hanna y ella no sabe que responderme, lo sé.

—Eh... si claro. — responde nerviosa.

—Yo los espero abajo, ¿sí? — Dice Gastón y se da la vuelta para luego bajar las escaleras.

—¿Por qué no me dijiste que vendrías con él a mi casa? — le reclamo mientras voy caminando a mi habitación.

Siento sus pasos siguiéndome y la puerta cerrarse una vez que estamos dentro de mi cuarto. —porque no lo sabía, llegue del cementerio y mi madre me dijo, alístense que nos vamos a una fiesta a la casa de los Bozeman. —

—¿Así nada más? — pregunto y ella asiente.

—Siéntate en el borde de la cama para que te arregle esas ojeras. — me pide y de inmediato lo hago.

—Te ves hermosa. — comento cuando esta frente a mí con ese vestido dorado largo y con un pronunciado escote.

Ella abre el estuche de maquillaje y saca el corrector —gracias. — se limita a decir y deja el estuche sobre la cama para luego sujetarme de la barbilla y hacer que eche mi cabeza un poco hacia atrás —quizás no fue buena idea que hoy fuéramos al cementerio, te sentó fatal. — comenta.

—¿Qué le responderás? ¿Vas a tener un hijo con él? ¿Quieres? —pregunto cambiando drásticamente de tema.

Ella pasa la yema de su dedo por debajo de mi ojo colocándome el corrector —yo no volveré a ser madre, el destino me lo dejo claro, yo no sirvo para ello... además, le prometí a Noah no reemplazarlo. — responde y verla así de mal me parte el alma.

—¿Y él sabe que te sientes así? — cuestiono y son tantas las ganas de besarla que tengo ahora que no sé cómo me estoy resistiendo.

Niega mientras coloca el corrector debajo del otro ojo —nunca me había mencionado el tema de los hijos hasta que supo que tuve uno. — responde con un tono algo extraño.

—Hanna.— digo un poco agitado por su cercanía —eres hermosa, inteligente, valiente... eres exactamente todo lo que un hombre quisiera en la mujer de su vida, es normal que Gastón te diga que quiere tener un hijo contigo, ¿no crees?— digo y su mirada se clava en la mía.

—¿Y esto porque lo dices? O mejor dicho ¿Cómo qué? ¿amigo? ¿ex amigo? ¿Cómo el padre de mi hijo o qué? — me pregunta y sonrió a pesar de mi tristeza.

—Como todas las anteriores y como el hombre que aún sigue perdidamente enamorado de ti. — confieso y su mirada se clava sobre la mía como si hubiera dicho una locura. —no me mires así Hanna, es la verdad, estoy enamorado de ti y por más que lo quiera evitar, no puedo. Hoy me sentí el hombre que debí ser en ese cementerio y me di cuenta que amé a todas tus versiones, a la niña, a la adolecente y a la mujer que ahora eres. — confieso llevando mis manos a su espalda mientras me levanto de la cama. —sé que eres feliz con él como para que yo llegue así de repente a tu vida queriéndola desordenar diciéndote todas estas cosas, pero ¿sabes cuantos recuerdos tuyos hay en esta habitación? ¿tienes idea cuantos besos aun hacen eco dentro de estas cuatro paredes?... muchos Hanna.— le digo y sin poder aguantarme más estas ganas, tomo su rostro delicadamente entre mis manos y la beso como llevo años queriendo hacerlo.

DOS EXTRAÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora