53. A Prueba

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[CRISTIAN]

Mis palabras en estos momentos se transforman en la más dulce condena cuando siento más de las dos de la madrugada me encuentro frente a la puerta del departamento donde ella vive. Su mirada; la cual es mi propio bosque personal donde me puedo perder, se fija en mi y allí junto a ese gesto sus dientes mordisquean su labio inferior —¿Quieres pasar? — Me pregunta finalmente después de un silencio eterno.

Mi yo hombre, grita "¡entra!" Mientras que mi otro yo, el amigo dice "pregunta para que." —¿Quieres que pase? — Es lo que sale de mi boca y se ríe nerviosa.

—Ven— Sentencia y me toma de la mano para llevarme con ella dentro del departamento.

No voy a mentir, mi corazón late como si estuviera corriendo una maratón e intento ignorarlo, pero es difícil. —Es hermoso— Digo en un intento por distraerme y observo el interior del lugar —¿Lo has decorado tu? — Averiguo y por mi propio bien, me alejo del peligro de su vestido par observar los cuadros que hay colgando en la pared —Interesante elección— Comento mientras observo uno que me es muy familiar.

—Si, lo decore yo— La escucho decir desde un poco más lejos y escucho el ruido de unos muebles abriéndose.

Al voltear a verla, me doy cuenta de que esta sacando dos copas y unas botellas de vino —Me gusta mucho— Expreso y en estos momentos podría perfectamente referirme tanto a la decoración como a la manera que su vestido se sube a causa de los movimientos que hace —Te enviare los cuadros que viste hoy, son tuyos— Le dejo saber y cuando se gira ya con las copas y las botellas me mira atentamente.

—¿Tinto o blanco? — Pregunta refiriéndose al vino.

—En realidad es rosado el que tienes ahí, asique ese— Bromeo y con su mirada ya me ha matado un par de veces.

—Lo siento señor experto en vinos— Remede dejando la botella de vino blanco dentro del refrigerador y una vez que termina, camina hacia mi —No se donde colgare todos esos cuadros, son muchos y muy grandes— Comenta y encojo mis hombros.

—Puedes guardarlos y cuando tengas lugar, los cuelgas o puedes venderlos, o regalarlos— Informo y me mira extrañada.

—¿No los expondrás? — Me pregunta mientras que va caminando por el departamento y tan solo sigo sus pasos hasta que llegamos a una hermosa terraza donde hay una mesa con sillas alrededor y frente a nosotros, el mar.

—Ufff... hermosísimo— Digo asombrado ante el cautivante paisaje del mar y la luna siendo uno solo en esta noche.

—Mi lugar favorito en este departamento, pero no intentes esquivar mi pregunta, ¿No expondrás esos cuadros? — Insiste mientras movemos dos de las sillas cerca del barandal una al lado de la otra y nos sentamos allí.

Ella me entrega la botella, el sacacorchos que agarro en algún momento y yo comienzo con la tarea de abrirla —No, no quiero exponer esos cuadros— Respondo finalmente.

—¿Tan malos son? O ¿es la modelo que elegiste la que es mala? — Bromea haciéndome sonreír.

—Es que ese es el problema— Respondo cuando voy terminando de abrir la botella.

—¿La modelo? — Indaga y giro mi rostro para verla a los ojos y asiento mientras me acerca las copas para que sirva el vino.

—Así es... la verdad es que tengo un problema con la modelo de esos cuadros— Le digo y una vez que las copas están a un poco menos de la mitad, dejo la botella a un costado sobre el suelo.

—Interesante, ¿Y como cual es ese problema? — Averigua y bebe un sorbo del vino.

—Que no quiero que nadie tenga un cuadro de ella, me niego a que algún hombre pueda mirarla y fantasear con su boca, con sus ojos, con su cuerpo...—

—Cristian...— Advierte en un susurro.

—¿Qué? Solo te estoy diciendo que no pienso dejar que alguien compre esos cuadros donde están reflejados todos mis momentos y mis sueños contigo— Respondo muy seguro y sin más, me acomodo mirando hacia el frente para volver a tener al mar ante mis ojos.

La escucho suspirar y sonrió por dentro, allí esta Hanna, la mujer... —¿Recuerdas la primera vez que tomamos vino juntos? — Me pregunta y sonrió divertido.

—Claro, no te gusto y tuve que terminarme tu copa... Insististe una y otra y otra vez para que comprara una botella de vino bueno y caro para que después no te gustara— Respondo y rio ante el recuerdo.

—Supongo que era cuestión de acostumbrar el paladar, ahora me encanta— Explica.

—¿Eso quiere decir que terminaremos esta botella juntos? — Pregunto mirándola a los ojos y se sonríe.

—Puede ser...— Dice y juega con sus labios haciendo que me vuelva loco.

Nuevamente centro mi mirada hacia el mar y la escucho reírse —¿Qué? — Cuestiono sin mirarla.

—Me gusta que no estés intentando nada— Expone haciéndome reír.

Vuelvo a mirarla y su sonrisa me tienta —¿Acaso me estas poniendo a prueba? — Averiguo y encoje sus hombros.

Bebe un sorbo de vino y me mira —Tal vez... ¿y si te digo que quiero saber hasta donde puedes llegar sin intentar presionarme para que tu y yo terminemos en mi cama? — Me pregunta y sonrió por dentro.

—¿No confías en mis intensiones? — Averiguo y niega.

—En estos momentos no confió en nadie Cristian, me han traicionado tanto que ya no creo en lo que nadie me dice— Me confiesa y puedo entender que las heridas son muchas.

—Lo entiendo... pero esta bien, ponme a prueba— Le reto, y en realidad es un reto a mi mismo.

—¿Seguro? —

Asiento —Hanna, gran parte de mi vida he sido puesto a prueba por ti, ¿Cuántas veces no me has vuelto loco con tu manera de ser, andando ligera de ropa frente a mi... bailándome...?— Le pregunto y su risa me contagia.

—Pero fallabas, siempre terminabas junto a mi en una cama— Me recuerda.

—Además de que me encantabas... y aclaro que me encantas, era muy joven y evidentemente no me podía controlar— Me defiendo.

—¿Y dices que ahora si te puedes controlar? — Me pregunta a modo de reto.

—Digamos que si— Respondo.

—No quiero quejas— Advierte.

—No las tendras, si lo que necesitas es confiar en lo que te he dicho, ponme a prueba de la manera que tu quieras— Expreso y si, me estoy metiendo en problemas.

Ella sonríe —Esta bien, dame un momento entonces que ya regreso— Sentencia y sin decir más nada se levanta de la silla alejándose de mi.

《¿Qué es lo que va a hacer? ¿en que problema acabo de meterme?》me pregunto y es inevitable no ponerme nervioso. 

DOS EXTRAÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora