29. Respetar su Presente

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[CRISTIAN]

(2 horas después)

Intente huir a este compromiso en casa de la familia de Hanna, pero me ha sido imposible. Mi familia y la suya decidieron aprovechar que estamos todos y hacer esas reuniones navideñas como solían hacerlo cuando éramos pequeños, pero lo que ellos no saben es que no solamente ya no somos pequeños, sino que el pasado entre los dos, pesa muchísimo. 

Saludo a Franco y Lucia con la mayor amabilidad del mundo y aprovecho que mis padres los entretienen para alejarme de todos e ir hacia las puertas dobles de vidrio que dan al hermoso jardín de la casa. Me quedo allí parado mirando a la nada misma, cuando puedo escuchar la voz de ella y de Gastón a lo lejos mientras saludan a toda mi familia.

—Cristian.— escucho de repente que me llama Gastón y al darme la vuelta lo veo con dos copas de vino ya servidas —¿Quieres vino? Le he robado las copas a mi suegro.— bromea y finjo mi mejor sonrisa.

—Sí, gracias. — respondo amablemente y acepto la copa que me entrega.

Él se para a mi lado y mira también hacia el jardín —es una bonita casa, ¿no? — pregunta de la nada.

—Lo es. — me limito a responderle.

—Imagino que Hanna y tu han pasado muchos veranos en este jardín, ¿no? — indaga y lo miro.

—Nuestros padres son amigos, nosotros somos... éramos amigos, es normal que viniera seguido aquí y que disfrutáramos juntos de esta piscina o la que hay en casa de mis padres. — explico sin comprender muy bien a dónde quiere llegar con todo esto.

—Claro, además ella es hija única, supongo que se sentía muy sola cuando era niña. — comenta.

—Supongo. — es lo único que me atrevo a responderle.

Un breve silencio se hace presente entre los dos y no sé si sea bueno o malo. — ¿Te puedo preguntar algo? — me pregunta de la nada y lo miro.

Él me mira fijamente—Tú dirás...— respondo.

Me cuesta mirarlo a la cara porque no solo es el hombre que esta con la mujer de mi vida, sino que también quien tiene parte de mi destino profesional entre sus manos. Él pareciera estar tomando valor para hablar y yo comienzo a encontrar muy difícil disimular —¿Tu sabes quién es el padre del bebé que perdió Hanna?— me pregunta finalmente.

Bebo un sorbo de vino e intento pensar con claridad en la respuesta que debo darle y es que lo último que quiero es hacerle mal a Hanna arruinando su vida y los secretos que tanto tiempo lleva ocultando —sabes, su familia no lo sabía y aun no lo sabe y yo mucho menos. — explico e intento disimular los nervios. —Pero, ¿Por qué quieres saberlo? — me atrevo a preguntarle.

Él se sonríe, toma otro sorbo de vino —necesito saber contra quien estoy luchando para que ella quiera ser completamente mía. — explica y no entiendo nada.

—¿De qué hablas? — cuestiono bastante confundido.

—Hablo de que se casara conmigo, de que vivimos juntos, pero que el tema hijos parece ser algo prohibido. Quise pensar que era solo porque sentía que no debía reemplazar a aquel bebé, pero yo me doy cuenta que va un poco más allá.— explica como si fuéramos los grandes amigos.

—¿En qué sentido? — indago.

—Quizás no fue un embarazo no deseado de adolecente, quizás no era planeado, pero si producto del amor que sentía por aquel hombre. Cada vez que habla de ese bebé, sus ojos se iluminan, si bien le duele todo aquel pasado, puedo darme cuenta que ha sido algo demasiado importante para ella y que estoy seguro que la hace pensar que, si ese bebé viviera, ahora su vida sería otra. Puede que por eso dude tanto en aceptar tener un hijo conmigo, quizás duda de que pueda llegar a sentir lo mismo por un bebé nuestro.— me confiesa y me siento el peor de los hombres por escuchar esta confesión sabiendo que soy yo.

—Buenas tardes.— nos interrumpe su voz y al darme la vuelta y verla con esa falda , botas hasta las rodillas y suéter color borgoña al igual que sus botas, mi aliento se desaparece.

—Buenas tardes Hanna.— digo intentando disimular mi más que evidente atracción por ella.

—¿Qué hacían? — pregunta parándose al lado de Gastón quien no duda un segundo en tomarla por la cintura y pegarla a él haciendo que me muera de los celos.

—Conversando de la vida y de la carrera, ¿no Cristian?— cuestiona él y asiento.

—Así es. — digo y bebo otro sorbo de vino.

«¿Qué le voy a decir? ¿Qué su prometido me ha preguntado por el papá de nuestro hijo y que le he mentido?» Siento tanta culpa que no me puedo dar el lujo de fallarle una vez más, si ella no quiere que él sepa la verdad, se lo respetare, pero si necesito saber si lo que él me ha dicho es cierto.

«¿Sera que Hanna aun siente algo por mí? ¿Sera por eso que no se decide en tener un hijo con él? »

DOS EXTRAÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora