[HANNA]
Nuevamente estoy besando sus labios o él está besando los míos, no lo sé, no soy capaz de distinguir quien lleva las riendas en esta situación. Sus manos llenas de inseguridad acarician mi espalda y mi rostro haciendo que recuerde la manera que lo hacía cuando estaba ese intento por estar juntos que fue y no fue... las alarmas de mi cuerpo me advierten de mi debilidad por Cristian, pero mi cabeza me grita lo mal que esta todo esto. Hago dos pasos hacia atrás obligándolo a que me suelte —esto está mal— sentencio con mi corazón latiendo a mil por hora y su mirada marrón se fija en mi de manera intensa.
—¿Mal? — pregunta completamente confundido.
—No puedo hacerle esto a Gastón, entiéndeme... él ha estado conmigo siempre, me salvo de una situación horrible, me apoyo en todo...—
—¿Lo amas? — intercede.
—Claro que lo amo— respondo de inmediato.
—¿Más de lo que me amaste a mí? — presiona y me siento totalmente aturdida por todo esto.
—Cristian, no vayas por ahí...— le pido.
—¿Por qué? —
—Porque no es justo— rebato.
—¿Para ti? ¿para él? O ¿para mí? — insiste.
—Para los tres— sentencio y me doy la vuelta para salir de la terraza.
Camino lo más rápido que puedo hacia la salida, pero siento sus pasos siguiéndome —tarde o temprano vas a tener que enfrentarte a esto— me dice mientras que voy bajando la escalera.
—Si no hubieras aparecido, no tendría que enfrentarme a nada— rebato y al salir al primer piso del café, sigo caminando hacia la salida.—Ten, es por lo que consumimos— escucho que le dice a alguien y una vez que cruzo el umbral, camino con más prisa, pero Cristian apura sus pasos hasta que consigue alcanzarme y me sujeta del brazo —¿Por qué tienes miedo de mí? — me pregunta mirándome fijamente.
Mi mirada y la suya no se dan tregua, se miran, analizan como se siente el otro y el tiempo vuelve a detenerse —no te tengo miedo a ti, tengo miedo de mi... de lastimar a Gastón, de romperle el corazón, de que tu presencia me confunda hasta el punto de echar a perder mi presente y mi futuro por algo del pasado que parece no tener solución— explico de la manera más directa que puedo.
Él acaricia mi cabello suavemente —no puedes juzgarme solo por lo que hice o no hice hace ocho años... no sabía cómo manejar todo lo que me ocurría contigo, eras más pequeña que yo y creía que todo lo que me sucedía contigo era un error... que no estaba bien, que hasta era ilegal amarte como lo hacía sin darme cuenta que siempre fue mucho más que sexo— me dice bajito.
—¿Esa es tu excusa? — pregunto molesta.
—No es una excusa, es la verdad...— dice firme.
—¿Y que se supone que deba hacer? ¿rendirme antes tus lindas palabras? ¿lastimar a Gastón por dejarme llevar por ti? — le pregunto en un intento por comprender que es lo que quiere que haga.
—Se supone que debes ser honesta contigo misma, con él y claro... conmigo— sentencia.
—El mundo no empieza y acaba contigo— contesto enseguida.
—Lo sé, aunque eso no es lo que me decías antes— murmura y no quiero recordar todo aquello que sentía por él. —
—Basta... por favor— le pido sintiendo que mis ojos vuelven a empañarse a causa de las lágrimas.
—¿Por qué? ¿tienes miedo de escuchar todo lo que tengo para decirte y que decidas darnos una nueva oportunidad? — me cuestiona.
«¿Qué es lo que quiere de mí? ¿acaso me quiere volver loca o es que quiere volver a joderme la vida?»
—¿Qué es lo que estás buscando de mí? ¿Por qué no me dejas en paz? Estuvimos ocho años recorriendo la vida separados, ¿Por qué quieres que todo cambie ahora? Es que no lo entiendo— le reclamo completamente frustrada.
—¿Tú crees que fui feliz sin ti a mi lado? — me pregunta.
—No lo sé, ni me interesa saberlo— respondo con rabia.
—Claro que quieres saberlo... y para que lo sepas, no, no lo fui... me faltaba algo y ahora entiendo que eras y eres tu— afirma y sin darme tiempo a reaccionar, vuelve a besarme con una urgencia que me hace sentir el calor de su cuerpo sobre mis labios.
«¿Odio? ¿Amor?» ya no lo sé... solo sé que tiene un imán en su boca que me atrae hacia él y aunque busque negarme a esto hay algo más fuerte que me lo impide. —¿te das cuenta? — me pregunta sobre mis labios mientras que sus manos sujetan mi rostro con delicadeza —por más que queramos, terminamos así...besándonos...— susurra.
—Si no nos vemos, no volverá a suceder— digo mirándolo a los ojos y tomo sus manos con las mías para que me suelte y como toda una cobarde salgo huyendo de su lado y llamo al primer taxi que se pasa frente a mí y una vez que se detiene subo a el rápidamente.
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DOS EXTRAÑOS
RomanceLas vidas de Cristian y Hanna se cruzaron hace muchos años atrás en lo que ellos llamaron un "romance" pasajero, el cual hizo que sus vidas no volvieran a ser las misma después de ese momento. Sus vidas tomaron caminos diferentes, Cristian, por su p...