11. Buscandote (pasado)

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[PASADO – CRISTIAN]

22 de diciembre, 2010

Nunca imagine que mi vida cambiaria tanto en tan pocos meses, el ir a Hamburgo a hacer mi maestría me abrió muchas puertas no hizo falta más que presentar mis primeras obras para que algunas galerías comenzaran a ofrecerme hacer exposiciones. En menos de dos meses tendré mi primera exposición profesional y se perfectamente que mi vida cambiará por completo después de eso, al menos eso espero.

Regresar a casa es algo que me hacía demasiada falta para poder tomar fuerzas y continuar adelante con todo lo que me espera, no sé qué tanta "normalidad" vaya a haber después de aquella exposición y si tendré tiempo para venir a ver a mi familia y por si acaso, quiero ser capaz de hablar con Hanna, no solo para desearle un feliz cumpleaños, aunque sea atrasado y felices fiestas, pero también decirle lo que me viene sucediendo con ella.

Es muy extraño como actúan los sentimientos, no basto más que sentir su ausencia para entender que si continuaba haciéndole el amor a pesar de la culpa que a veces me daba, era porque estaba loco por ella. No sé cómo lo hizo, pero de alguna manera me conquisto y a pesar de que fui yo quien no quería la palabra "amor" inmiscuida entre nosotros dos, aquí estoy frente a su puerta para decirle que estoy loco por ella y por cada una de sus ocurrencias tan únicas.

No pasan más de cinco minutos después de tocar el timbre, cuando Lucia abre la puerta y sonríe al verme — ¡Cristian! ¡Que sorpresa verte por aquí! ¡Bienvenido! —Exclama con gran entusiasmo y me abraza, aunque la caja de regalo que traigo para Hanna, nos separa un poco.

— Muchas gracias. — digo ya cuando nos soltamos — estoy aquí para pasar las fiestas con mi familia y aprovechar este último aliento de paz antes de todo lo que me espera. — explico y sonrió — ¿se encuentra Hanna? Es que le traje un regalo de cumpleaños atrasado — pregunto en un intento por disimular mis ganas de ver a su hija.

«Definitivamente pesa demasiado que lo que Hanna y yo tuvimos fuera siempre un secreto...»

— ¿No te lo dijo o no te enteraste por alguien? — pregunta sorprendida.

— ¿Qué cosa? — cuestiono y de verdad que no tengo ni la más mínima idea de que pueda estar hablando.

Ella me mira extrañada — Hanna se fue de California. — responde finalmente y mi cara definitivamente debe de ser un poema.

— ¡¿Qué?! ¡¿Pero a donde o para qué?! — pregunto totalmente sorprendido.

«No puede ser posible... ¿Por qué no me lo dijo? Creí que éramos amigos, aunque supongo que soy yo el culpable ya que cuando me llamo las últimas tres veces, le dije que estaba demasiado ocupado con cosas de mi carrera y que tenía que concentrarme para lograr mis metas. Quizás era esto lo que me quería decir...»

— Lo siento Cristian, mi hija por algún motivo quiso cortar con todo lo relacionado a Santa Mónica. No puedo decir a donde se fue, solo puedo decirte que se marchó el 15 de noviembre y que nos dijo a su padre y a mí que quería estudiar, crecer e independizarse. Incluso nosotros tenemos prohibido ir a verla, dice que necesita un año para encontrarse como mujer adulta que es ahora, aunque yo siempre diré que es mi niña. — explica con un poco de melancolía.

«No puedo comprender porque hizo esto, ¿Qué le hicimos la gente de aquí para que ella no quiera saber nada de nosotros? Ni siquiera quiere ver a sus padres, eso sí es demasiado extraño...»

— Entiendo, bueno la llamare al menos. — comento en un murmuro y niega.

— Ya no tiene el mismo número, no pierdas tu tiempo. Solo déjala tranquila, al parecer necesita su espacio y tiempo. — me sugiere y asiento levemente.

— De acuerdo, muchas gracias. — respondo desanimado y me doy la vuelta para irme como llegué con el regalo que traje para ella.

Camino rumbo a casa de mis padres sintiéndome completamente extraño por darme cuenta tarde de que en estos momentos ella ya no está a mi lado y comprendo que hasta hace un tiempo todo tenía sentido porque podía compartirlo con ella y ahora ya no. Nunca entendí que era más que esa amiga con la que tenía una aventura, ella era la mujer que me hacía sentir todo lo que yo no conocía y ahora comprendo que era amor.

— ¡Cristian! — escucho que me grita algo y volteo a ver para darme cuenta que es Tamara Freire.

Su cabello dorado y esos ojos azules brillan con el reflejo del sol y solo me quedo quieto esperando a que ella se termine de acercar a mí y la saludo con dos besos — Hola Tammy, ¿Cómo vas? — pregunto.

— Bien, ¿vienes de casa de Hanna? — indaga con más interés del normal.

— Si... —

— ¿Te dijeron algo de donde esta Hanna? Es que a mí no me lo quisieron decir. — me explica y al igual que yo, esta triste.

— No, me dijeron que ella no quería y no sé qué más... — resumo.

— Igual, estoy enfadada, éramos o somos mejores amigas, no lo entiendo. — refuta frustrada.

— Me pasa igual. —

— ¿Tienes algo que hacer? Es que necesito hablar con alguien. — me pregunta y sonrió.

— Yo también necesito hablar con alguien, vamos a tomar un café... — propongo y sé que Tammy no es Hanna, pero al menos ella y yo tenemos su partida como punto en común. Quizás ella sea la única que pueda entender como me siento, aunque obviamente no puedo contarle todos los detalles de lo que realmente ocurrió entre su amiga y yo.

DOS EXTRAÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora