56. Fin del Capitulo

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[HANNA]

5 días después: 20 de febrero

De alguna manera, Cristian ha terminado instalándose en mi departamento. Después de aquella cena, y que le pidiera quedarse aquí, amanecimos juntos, desayunamos, almorzamos, cayo la noche, cenamos y otra vez entre una conversación y otra, llego la madrugada y volvimos a quedarnos dormidos abrazados en el sofá. No ha habido besos, caricias, ni intenciones de ir un poco más allá; solo un hombre y una mujer que parecieran comenzar todo desde cero. Entonces, así sucedió que ayer le propuse que dejara el hotel donde se estaba quedando y se instalara aquí. Su maleta ya esta en la habitación y los cuadros que ha traído ya están acomodados en las diferentes paredes de este departamento.

Ni su familia ni la mía están al tanto de todo esto, algo que ya es muy común para nosotros, pero es que nunca hemos necesitado de nadie más y está no es la excepción. Tal vez entre nosotros dos las cosas no han cambiado tanto como creíamos, o puede ser que si, ya que ni sus ganas ni mis dudas nos han hecho flaquear. No voy a negar que cada vez que me mira con esos ojos marrones llenos de deseo tiemblo de pies a cabeza, sin embargo, nuestro trato se ha mantenido en pie y aquí estamos curándonos en medio de conversaciones llenas de sentimientos y risas que ayudan a cicatrizar las heridas.

Con el correr de las horas, mi terraza se convirtió en su taller de pintura y, a decir verdad, no me desagrada en absoluto poder verlo a través de las puertas de vidrio mientras que desde aquí trabajo en mis proyectos. El señor Cáceres ya me ha enviado más detalles acerca del proyecto para que comience a hacer mis propuestas, y realmente estoy muy entusiasmada con esta oportunidad.

Estoy muy concentrada en los planos, cuando el sonido de mi celular me interrumpe y con un poco de desgano me levanto de la silla, y lo busco de arriba del sofá que es donde ha quedado. No hago más que ver la pantalla y sorprenderme 《¿Gastón?》Me pregunto y con muchísimas dudas atiendo la llamada.

—Hola— Me limito a responder ya que realmente no tengo mucho más que decirle.

—Hola, finalmente me respondes— Habla.

—Es que no tengo mucho de que hablar contigo— Sentencio.

—Hanna, perdón— Dice de la nada.

—¿Perdón? ¿Por romperme el corazón? — Cuestiono sarcásticamente.

—Por ser un cobarde y no haberte dicho las cosas como eran, por dejarte así... por todo...— Contesta sin titubear.

—No tienes idea de lo que sentí, me hiciste pensar que era la peor mujer del mundo cuando te engañe, pero no eres mejor que yo— Digo y por primera vez me doy cuenta de que el dolor ya es un poco menos.

—No lo soy, no me siento orgulloso de lo que hice, pero pensé que me entenderías, tú sabes mejor que nadie que hay personas que no se pueden olvidar en la vida—

—Al menos hubieras roto conmigo antes de pedirle matrimonio, ¿no lo crees? — Le interrumpo.

—Hanna...—

—Ya está Gastón, no hay mucho más que hablar ambos cometimos errores, pero al menos yo siempre intente ser sincera contigo— Le dejo saber.

—Perdón por lastimarte, por decepcionarte...— Murmura.

—Se feliz y no me vuelvas a llamar— Le pido y sin querer cruzar una sola palabra más con él, termino la llamada y al darme la vuelta, veo a Cristian con uno de sus pinceles en la mano.

—Lo siento, venía a lavar el pincel y sin querer he escuchado la conversación, bueno, parte de esta— Dice un tanto avergonzado.

—Supongo que el capitulo con Gastón ha quedado cerrado para siempre— Es lo único que digo.

Él me mira expectante —¿Y como te sientes con esto? — Me cuestiona.

—Hecha trizas, pero al mismo tiempo aliviada, él me pidió perdón, yo le dije lo que sentía, y creo que era lo que hacia falta dar un cierre definitivo a todo aquello— Explico.

—Ya... ¿quieres no sé... pintar conmigo y distraerte un poco? — Me propone y asiento —Ven— Dice y me toma de la mano para que salgamos a la terraza, y al ver lo que esta pintando, me quedo sin palabras —¿Te gusta? — Pregunta y en mis ojos se forma un mar de lagrimas.

—Soy yo con...— Intento decir, pero la emoción me gana.

—Con Noah en brazos— Termina de decir —Me di cuenta de que no tenías ninguna foto así con él, y quise hacerte este regalo— Explica, y sin poder evitarlo lo abrazo con todas mis fuerzas haciendo que él me abrace también.

—Gracias, es el regalo más hermoso que me ha hecho en la vida— Digo en medio de toda esta emoción que se entremezcla con la tristeza y melancolía.

—Me hubiese encantado haber podido darte muchas cosas más, pero...— Intenta decir, pero no lo dejo porque un impulso de esos que no sé sabe de donde vienen, me lleva a besar sus labios y sentir que en ellos hay algo nuevo, una sensación de pertenencia que él reafirma cuando corresponde y comienza a besarme con más fuerza. 

DOS EXTRAÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora