63. Saldando Deudas

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[HANNA]

Al día siguiente: 23 de febrero, 2019

Un exquisito aroma a café despierta mis sentidos y al abrir mis ojos, lo veo a él sentado al final de la cama y detrás suyo veo un carrito de esos típicos de hoteles con un exquisito desayuno —Buenos días dormilona— Me saluda y sonrió.

—Buenos días— Respondo abrazándome a la almohada y al hacerlo veo el anillo en mi mano —No lo soñé...— Murmuro.

—¿Qué? — Cuestiona.

—Digo que no lo soñé...— Repito un poco más alto y él niega.

—Fue muy real— Me informa y lentamente se sube a la cama hasta ubicarse sobre mi.

—Me encanta que haya sido real— Comento y de a poco me giro para quedar boca arriba mientras que su cuerpo me acorrala contra el colchón y me sonríe.

—A mi también... sabes, te veía dormir y veía tu tatuaje... pensaba que yo no tengo ninguno— Me dice de una manera especial.

—¿No me digas que quieres hacerte uno? — Cuestiono divertida y sonríe.

—Si, estaba pensando en hacer que pinten mi cuerpo— Me responde haciéndome reír.

—¿Pinten tu cuerpo? —

—Si, después de todo será un lienzo, ¿no? — Se defiende.

—Pues si... ¿y que quisieras que te pinten? — Averiguo llevando mis manos a su cabello y enredo mis dedos en este.

—Pensaba en tu inicial, la mía y la de Noah...— Me cuenta.

Niego con mi cabeza mientras que me pierdo en su mirada —Nunca es bueno tatuarse nombres o iniciales— Explico.

—Hanna, cariño... te he pedido unir nuestras vidas y me has dicho que si; cosa que me hace extremadamente feliz, pero quiero que sepas que así tú y yo no hubiésemos vuelto a estar juntos; siempre serías la mujer más importante de mi vida. Tú significas mucho más que la chica con la que la pasaba increíble cuando era un adolescente... significas la madre de mi hijo, la mujer que cambio mi vida, a la que amo sin importar que, y mucho más ¿recuerdas que aquel día que te fuiste de la cabaña yo te dije que siempre serías mi Hanna? — Me pregunta y en estos instantes mis ojos son un cumulo de emoción.

—Lo recuerdo perfectamente— Respondo mientras que sus dedos quitan esas lagrimas que amenazan con salir.

—Bueno, no te estaba mintiendo... siempre serás mi Hanna y por eso quiero llevarte en mi piel— Explica.

—¿No me llevas ya en la piel cuando hacemos el amor como lo hicimos anoche? — Le pregunto y me acerco a su boca.

—Cuando hacemos el amor te llevo en mi corazón, en mi cuerpo, en mi alma... en mi cerebro... te cuelas por todos los espacios de mi ser y no dejas espacio para nada más— Me responde haciendo que mi respiración se agite.

—Te amo Cristian...— Le digo sintiendo esta revolución interna que me mata.

—Yo a ti mi amor...— Rebate y me besa con urgencia haciendo que responda de la misma manera. Enredo mis piernas en su cuerpo y él se sonríe.

—¿Nos quedaremos aquí todo el fin de semana? — Le pregunto de manera sensual y asiente con una enorme sonrisa tatuada en su rostro.

—Así es...—

—Entonces esto será con un viaje de esos románticos donde nos quedaremos amarrados a la cama? — Indago y ríe.

—Bueno... podemos ir a pasear y conocer la ciudad, ¿no? — Me contesta pícaramente.

—Mmmm pues si...—

—Aunque nos debemos muchas noches— Añade haciéndome reír.

—Demasiadas— Respondo mientras que mis manos se deslizan por su espalda suavemente.

—¿Cuándo nos casamos? — Me pregunta de repente e inevitablemente rio —¿Qué? ¿Dije algo chistoso? —

Niego —Es solo que yo estoy aquí muriéndome de deseo por ti, ¿y tú me preguntas esto? — Me quejo y ahora es él quien ríe.

—Es que no quiero que pasen otros 11 años para que estemos juntos mi amor— Me dice haciendo que suspire como una tonta.

—¿Te parece si lo hablamos después? Es que sabes que no se trata de simplemente poner una fecha, sino que ir a enfrentar nuestra realidad— Propongo.

Él asiente y besa mi cuello —Disfrutemos entonces y luego vemos todo eso— Accede y besa mis hombros para después continuar bajando por mi anatomía hasta llegar al valle de mis pechos donde él se detiene y me mira —Eres perfecta Hanna— Susurra y luego continúa bajando por mi cuerpo besando cada rincón de mi cuerpo enloqueciéndome y llevándome a sitios inimaginables. Asi, en medio de besos prohibidos, caricias de esas que deberían ser ilegales, y respiraciones agitadas, nos trasladamos una vez más a ese lugar que solo este amor es capaz de llevarnos y gritamos el nombre del otro mientras nuestros cuerpos se rinden ante esta revolución que causa el placer.

—Ufff...— Digo incoherente al sentir toda esta locura.

Cristian se queda un momento en mi y me besa dulcemente —Ufff— Repite y lo abrazo contra mi.

Intento controlar mi respiración, pero es imposible... —Agosto— Digo de la nada —Tú cumpleaños—

—¿Qué? — Pregunta confundido.

—La boda— Explico agitada y su sonrisa lo dice todo.

—Me encanta— Murmura y me vuelve a besar dejándome saber que así, de esta manera tan poco común, hemos puesto fecha para nuestra boda... 20 de agosto... 

DOS EXTRAÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora