42. Sucesos Inesperados

1.2K 131 28
                                    

Algunos días después: 5 de enero, 2019

Los Ángeles, California

[HANNA]

Fue difícil decirle a mi familia que no quería pasar año nuevo con ellos y venirme a Los Ángeles apenas salí de aquella cabaña donde tome la decisión más importante de mi vida, o al menos eso intente. No podía quedarme con Cristian y seguir alimentando algo que sé que no tiene futuro... después de hablar con Gastón aquel día, me di cuenta de que estaba parada justo en medio de una línea imaginaria que dividía mi pasado y mi presente con ambos siendo posibilidades de un futuro, un incierto, pero futuro al fin.

Honestamente, no me siento bien con mi decisión, ni conmigo misma, ni con nada de lo que he estado haciendo o sintiendo en los últimos dos meses. La Hanna que conocía, o al menos la que había creado para mostrarse frente al mundo ha desaparecido y no tengo idea de donde ha ido. Tan pronto el pasado llego frente a mí, ella me abandono a mi suerte con la frase "has lo que puedas, yo me largo de aquí." Por momentos pienso que debería buscar ayuda psicológica y saber si esto que siento es normal o es que me estoy comportando como una idiota.

Doy vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño, y me abrazo a la almohada con mis ojos cerrados centrándose en la nada misma, hasta que de pronto escucho un ruido extraño e inmediatamente me levanto de la cama para saber que es. Me coloco el albornoz, salgo de la habitación y justo antes de encender la luz del pasillo, Gastón lo hace por mi y casi como si necesitara su abrazo con toda mi vida, me echo a correr hacia él haciendo que no tenga otra opción más que abrir sus brazos y pegarme a su pecho —¡regresaste! — exclamo feliz, pero de repente él me coloca sus manos sobre mis brazos y hace que nos separemos.

Sus ojos negros me miran fijamente y con esa tranquilidad que lo caracteriza, me sonríe y enreda sus dedos en mi cabello —tenía pensado que habláramos mañana, pero ya que estás despierta podemos hacerlo ahora— dice sin siquiera decir "hola" y de inmediato mi cabeza me grita que ya lo perdí.

—Vas a terminar lo nuestro, ¿no? — le pregunto sintiendo que mis ojos se cristalizan.

—Hablemos— insiste y me toma de la mano para que vayamos hacia el salón y una vez allí, me doy cuenta de que había dejado sus maletas y su abrigo a un costado. Rápidamente nos sentamos en el sofá, y yo rápidamente me acomodo de lado para que quedemos mirándonos de frente.

—Te escucho— le digo y por dentro siento que me estoy muriendo de dolor sin siquiera haber escuchado una sola palabra todavía.

—No fui a Paris a ver a mi hermano solamente— comienza a explicar y siento que todos mis miedos se hacen realidad.

—Lo imagine...—

—Hace unos días, justo cuando estábamos en Santa Mónica, recibí una llamada que lo cambio todo— dice y hace una pausa —era de una amiga de mi hermano que me dijo que tenia que hablar conmigo urgentemente— continúa explicando —antes de conocerte a ti, fui a pasar unos meses con mi hermano y allí conocí a su amiga Jacqueline... para ser más exactos, hace cuatro años atrás—

—¿Y te enamoraste de ella? — pregunto imaginándome lo peor.

—Tuvimos algo "sin compromisos" tal y como decía ella... mi hermano nunca lo supo hasta ahora porque fue ella misma quien se lo conto y le explico los motivos por los cuales necesitaba mi numero de teléfono...— dice y por alguna razón algunas lágrimas se escapan de sus ojos —tengo una hija de tres años y esta enferma necesita un trasplante de medula ósea y su madre no era compatible, pensó que yo lo sería, pero tampoco lo soy— me confiesa finalmente y en mi mente estoy intentando asimilar toda la información que me ha dado.

—¿Una hija? — pregunto en un susurro y asiente.

—No lo sabía, sino te lo hubiera dicho, pero te juro que me entere cuando ella me llamo y no supe que hacer más que tomar el primer avión e ir para allá—

—¿Y tu hermosa frase? Esa de "Mi amor, dos semanas... tomate ese tiempo para ver qué es lo que te sucede, esto no cambiara nada entre tú y yo ni mi relación de negocios con él, creo que lo necesitas y mucho" ¿Qué fue una excusa? —

—No podía asumir que tuviera una hija... ¿entiendes? Pero al llegar la vi y hicimos una conexión inmediata— me explica entre lágrimas.

—¿Por eso no me contestabas? —

—Estuve en el hospital y voy a regresar, solo vine a hablar contigo de frente y decirte lo que está pasando, también voy a firmar un poder para que alguien se encargue de todos mis negocios aquí mientras que ordeno todas las cosas allá— me dice como si nada.

—¿Estas terminando con lo nuestro? — pregunto y ahora soy yo quien está llorando.

—Estoy haciendo lo que debo hacer, no quiero perder a otra hija, ya perdí a Sol y no pienso volver a soportar ese dolor— sentencia y de repente siento como si un cuchillo se estuviera clavando dentro de mí.

—Déjame ir y hacerme la prueba de compatibilidad— le digo a quemarropa.

—¿Qué? — me pregunta con un hilo de voz.

—Lo que escuchas, olvídate de nosotros de lo que paso o vaya a pasar, pensemos en ella... viajo contigo y si soy compatible, que los médicos digan que sigue— repito un poco más firme esta vez, y en realidad siento que es lo mínimo que puedo hacer por él... además, hubiera dado lo que fuera por haber tenido una mínima posibilidad de salvar a Noah tal y como él la tiene ahora con su hija.

—¿De verdad? — vuelve a preguntar y asiento.

—Si—

—Lo arreglare todo para irnos pasado mañana, ¿sí? — sentencia y vuelvo a asentir.

—Está bien... arréglalo todo— accedo y en realidad vuelvo a sentirme perdida en un mundo de emociones nuevas que no esperaba sentir. Rabia, dolor, frustración, tristeza... culpa... todo se entremezcla haciéndome sentir que no pudo encontrarme por más que lo intento. 

DOS EXTRAÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora