27. Mi Heroe (Pasado)

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[PASADO—HANNA]

Junio 22, 2016

Los Angeles, California

Son las nueve de la noche y yo todavía sigo en la obra revisando los últimos detalles junto al ingeniero Gutiérrez, me siento realmente incomoda ante la manera que me mira, pero no tengo otra opción más que terminar, la fecha de entrega está muy cerca y no hay tiempo que perder.

—¿Qué le parece si revisamos los detalles del quinto piso? — le propongo alejándome un poco de él.

—Por supuesto, vamos. — contesta con su voz ronca e intimidante.

Camino lo más alejada de él que puedo, pero por algún motivo él se sigue acercando, acomodo mi falda bajándola lo que más puedo como si esto fuera a hacer que él deje de actuar así conmigo, pero al terminar de subir la escalera y llegar al quinto piso su mano me toma por el brazo haciendo que de manera inmediata yo me mueva para que me suelte.

—No seas tan arisca muñequita. — me dice de una manera que alerta mis sentidos.

—¡Suélteme!— grito lo suficientemente alto para que mi voz haga eco entre las paredes de este piso vacío.

Él me sujeta más fuerte, pero esta vez lo hace en ambos brazos haciendo que pierda el equilibrio con los tacones que traigo puestos y me doble el pie. Duele y mucho... —has estado provocándome en todas las reuniones, ¿crees que no me di cuenta? — me dice acercándose a mi e intenta besarme, pero le doy vuelta la cara. —como me pones... mira...— continua y en contra de mi voluntad lleva una de mis manos a su entrepierna para que sienta su erección.

—¡Eres un cerdo asqueroso! ¡Suéltame! — vuelvo a gritarle, pero ahora su agarre es aún más fuerte que antes al punto que me acorrala contra una de las paredes y hace que mi espalda y cabeza golpeen fuerte.

El dolor es demasiado, estoy mareada, puedo sentir un líquido derramándose por mi cuello y no sé qué es... quisiera pegarle un rodillazo en su entrepierna tal y como lo hacen en las películas, pero no puedo, apenas consigo mantenerme en pie... Intento moverme para que me suelte, pero él es mucho más fuerte, más alto y con la ayuda de sus brazos y piernas me aprisiona contra la pared. Siento una de sus manos en mis piernas y sube hasta que llega al final de la tela de mi falda, la sube de una manera sumamente brusca que hace que la tela ceda y se rompa. —me vuelves loco. — escucho que me dice y besa mi cuello.

—¡Suéltame! ¡Eres un hijo de puta! — le sigo gritando cuando ahora su mano mueve mi ropa interior a un costado y sus asquerosas manos comienzan a tocarme.

Muevo mis hombros con el fin de desestabilizarlo, pero fallo cuando el dolor se hacer más fuerte y sus dedos se hayan en mi interior haciéndome llorar ante la impotencia. Quisiera matarlo con mis propias manos... consigo morder su hombro, pero esto al contrario de apartarlo de mí, lo excita llevando una de sus manos a su pantalón para bajar la cremallera.

—¡Suéltame cabron de mierda!— vuelvo a gritar.

"¡Hanna, cariño!" Escucho la voz de Gastón.

—¡Gastón ayúdame!— grito con todas mis fuerzas y el hijo de puta de Leandro me calla llevando su mano sobre mi boca.

«Solo espero que me haya escuchado...»

—Pero si es el estúpido de tu noviecito... le daremos un show mejor que el de una película...— me dice al oído —ahora será testigo de cómo me cogeré a su noviecita. — me amenaza y cuando intento una vez más zafarme, él me golpea más fuerte contra la pared haciendo que la sangre sea aún mayor.

—¡Suéltala hijo de puta!— escucho la voz de Gastón, pero estoy muy mareada como para darme cuenta de lo que está sucediendo. Solo sé que de un momento a otro caigo sentada sobre el suelto e intento sostenerme con mis manos apoyándolas en el suelo, pero me duelen...

—Gastón...— digo mientras que las imágenes de él golpeándolo están frente a mí, pero muy nubladas. —amor... por favor...— insisto cuando todo lo que veo es sangre.

[...]

Abro mis ojos y todo es muy confuso, estoy en la cama de un hospital, pero no sé cómo llegue aquí, solo veo a Gastón a mi lado mirándome preocupado, pero al verme a los ojos se sonríe. —Mabelle, despertaste. — me dice acercándose a mi lentamente. —¿Cómo te sientes? — Me pregunta y no sé qué responderle.

—Mareada, adolorida...¿Qué paso con...?— intento decir, pero al ir recordando lo que sucedió mi cuerpo empieza a temblar sin que yo lo pueda controlar.

—Tranquila cariño, ese cabron está en la cárcel y se quedara ahí un tiempo... tu solo debes cuidarte, tienes una contusión ósea en tu pie y tus muñecas están un poco lastimadas, pero sanaran... tienes también un golpe en la cabeza y te tuvieron que dar un par de puntos para cerrar la herida. Afortunadamente la resonancia ha salido bien y llegue a tiempo para que ese imbécil... ya sabes...— intenta decirme.

—Fue horrible... me toco... quiso...— trato decir, pero el llanto me gana y solo puedo aceptar el abrazo que me ofrece Gastón —gracias amor, me has salvado...— digo aferrándome a él con más fuerza a pesar de dolor. 

—No te dejare nunca más sola, ¿lo oyes? —

—No lo hagas...— le suplico y lo único que quiero es estar con él siempre. Es mi héroe, mi amor, el hombre que me hace bien.

DOS EXTRAÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora