39. La primera vez

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Narra Shinya

Me encontraba recostado en mi Ferrari y no pude evitar bajar un poco los lentes de sol que carga para apreciar la belleza de mi novia.

Les había dado a las chicas bajo su mandato, un conjunto para que se lo dieran a Qui en el baño de chicas y lo usara para nuestra cita. No es porque lo elegí yo, pero no se le veía nada mal.

En estos momentos no era el único que la miraba, pues cualquier soldado hombre o mujer veía como ella desfilaba hacia mí y estoy seguro de que rumoreaban de su belleza.

A pesar de su paso confiado, su rostro a leguas de distancia mostraba pudor. Me hubiera encantado ver su cara cuando abrió el paquete con la lencería, debió de ser digna de una foto pero no podía meterme al baño de chicas mientras se estuviesen bañando.

¡Qué alguien llame al cielo, por que se les escapo un ángel! — dije al verla llegar y como era de esperarse tuve que detener un golpe directo al estomagó. — Te ves magnífica, muñeca — ahora que la tenía cerca podía apreciar mejor ese vestido rosa de vuelos corto y de escote v. A pesar de llevar tacones altos, tenía que seguir mirando hacia abajo.

Gra-gra-ciass. — el rubor en su rostro era precioso.

¿Nos vamos, muñeca? — le lancé mi sonrisa matadora, creo que le hizo efecto pues adquirió el color escarlata. Le pase mi mano suavemente por la espada rozando su piel, ella se estremeció con cada rose.

< Que buena idea fue elegir un vestido con espalda afuera>

Como todo un caballero, le abrí la puerta del auto y luego entre. Arranqué y puse marcha a nuestro destino. Un silencio incómodo invadió un rato el camino, así que decidí romperlo.

Oye, preciosa ¿Todo bien?

—Shinya... — no la vi pero su voz me hacía notar que estaba nerviosa. — ¿Qué quisiste decir con esto?

Giré a verla por un segundo y frené súbitamente. El chirrido de las ruedas del pavimento fue estruendoso, pasamos de casi 150 km/h a 0 en nada. Quiteri se había bajado la tira de su vestido dejándome ver el sostén negro que mismo elegí.

Joder, Quiteri... pudimos habernos matado.

A lo largo de mi vida había aprendido a mantener la calma bajo cualquier situación, pero ella me desarmó tan fácilmente.

—Tampoco es como si yo pudiera morir tan fácilmente. — soltó algo agitada.

—Pero yo sí — ella abrió los ojos con preocupación.

Yo no dejaría que eso pasara...

Arranque de nuevo el auto e intenté apaciguar mis pensamientos más indecentes. Llegamos a un viejo rascacielos que seguía en pie y era usado por la escuela de vez en cuando para hacer el campamento de verano (sí, aún en el fin del mundo hacían eso en la escuela por la salud mental de los estudiantes). Era un lugar seguro y casi estaba vació, solo por unos cuantos soldados que se hacían cargo de él por si alguien quería vacaciones.

Le abrí la puerta a Qui, como el caballero que soy, ella parecía seguir inquieta.

Eso, solo fue una broma Qui. — le dije para tranquilizarla. — no voy a hacerte nada que tú no quieras.

Vi como ella tragó en seco y la llevé al hotel. Subimos hasta la azotea. Gracias a que tuve mi día libre y que soy un Hiragi, todo lucía justo como quería. Las luces, velas y flores adornando el lugar, la mesa puesta en su lugar y una cama frente a ella para cuando termináramos de comer.

Dark Blood (Owari no Seraph) Shinya x OC [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora