19. Sorpresas a los 20's

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Lo que quedaba de la madrugada no pude dormir, pensé en ir a su departamento ya que tenía llave, pero ciertamente sentí que me estaba volviendo loco por una asunción ilógica que había sacado mi mente. Así que no fui. Esperé a que saliera el sol y fui a su departamento como todas las mañanas, pero no había nadie. Ese día, ella no fue conmigo a la escuela. Me empecé a alterar, pero quise pensar que se habían ido temprano. En el salón de clases me dormí sin darme cuenta. Los altavoces de la escuela me despertaron, sonaron con la voz del director, una y otra vez:

Atención a todos los estudiantes, se les pide permanezcan en el salón de clases. No dirigirse al gimnasio escolar.

Como cualquier adolescente, desobedecí y precisamente fui al gimnasio escolar. Estaba lleno de estudiantes, rodeando algo... o más bien a alguien. Me aceleré y alteré, sin razón, abriéndome paso entre ellos. Frente a mí, una escena que jamás pensé ver y tampoco quería.

Ryo llorando con rabia sostenía sobre sus piernas la cabeza de su hermana. Sus cabellos dorados estaban manchados en sangre, al igual que su uniforme escolar. Dos espadas de plata con el símbolo de la secta Haykuya atravesaban a Quiteri justo en su pecho. Donde debían estar sus corazones.

Yo no me lo podía creer. No podía creer lo que mis ojos estaban viendo. No sé porque pensé que ella no era capaz de morir, pero allí estaba. Pensé en la chica, quien parecía algo enferma el día anterior por el calor y en la vampira que se veía tan fuerte... ¿Me había equivocado?¿No era Quiteri?. Alguien tan fuerte como esa chica, no pudo haber muerto por dos simples espadas por más encantamientos que tuviese.

Guren, a pesar de lo que pudieran decir, corrió a un lado de Ryo. Kureto parado a un lado de Ryo había cambiado su inexpresivo rostro por uno entre aflicción y rabia. Lágrimas se formaron en mis ojos, pero no caían. Caí de rodillas frente a ella, sus ojos sin vida... sus bellos ojos. No salía nada de mi boca. Tome sus manos. Estaban frías como hielo.

Ese día declararon a Quiteri Mikasa oficialmente muerta. Su muerte había sido una provocación de la secta, para demostrar que no importaba que tan fuerte fuera nuestra gente.. Morirían. Ryo se fue a Rusia con su cuerpo, diciendo que la enterrarían en la tierra de sus antepasados. Yo ni siquiera pude ir al funeral. Ni siquiera pude llorar su muerte. Ese mismo día en la noche, la secta atacó todas las instalaciones del Mikado no Oni y tuve que dejar mis emociones a un lado para salvar al idiota de Guren que decidió convertirse en demonio para salvar a sus camaradas. Me entregue como subordinado a Kureto, acepte la maldición demoniaca y ahora poseía un demonio negro, pase muchas cosas con mis compañeros de escuadrón y mágicamente sobrevivimos a la catástrofe.

— Shinya. — dijo Guren sacándome de mis pensamientos. — ¿No vas a decir algo como que me apure que tenemos que ir a la reunión?

— ¿Serviría de algo?— le sonreí con pesar.

— No...

Aun así se levantó y me palmeo el hombro. Él sabía que día era hoy, así que no iba a causarme problemas.

— Vamos...

Caminamos juntos a la sala de reuniones. Hoy nos reuniríamos con el que ahora era el Teniente General, Kureto Hiragi y con General Especial del Ejército Demoniaco Imperial Japones, Ryo Mikasa. Dos de los grandes líderes de lo que quedaba de la humanidad que se redujo en un 90% debido a la catástrofe, de lo que quedaba de Japón. De alguna forma Ryo, a pesar de ser un príncipe acepto un puesto del mismo nivel, poder y mando que mi padre adoptivo.

La reunión fue en la oficina de Ryo. Al parecer, una tropa de vampiros nobles llegaría de Europa y se enviaría al Escuadrón de Guren, quien ahora era un Teniente Coronel, a inspeccionar el área.

Dark Blood (Owari no Seraph) Shinya x OC [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora