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Hoseok avanzó lentamente por el oscuro pasillo que terminaba en la habitación del líder, aquella situada más al fondo. Gracias a su silenciosa manera de pisar, aprendida en la niñez junto a sus compañeros más cercanos pero pulida en pareja junto a Aren con el paso de los años, ningún otro ser vivo en esa casa habría sido capaz de notar su presencia. Sin embargo, no estaba realmente preocupado al respecto, porque en ese instante no le importaba si alguien más reparaba en él.

No sabía muy bien lo que estaba haciendo; en su cabeza, totalmente nublada por una especie de humo gris y cargado, nada se sentía confuso en ese momento. Pero tampoco claro. Su corazón latía tranquilo, al mismo ritmo que sus zancadas ligeras. Tanto así que su cuerpo ni siquiera reaccionó cuando sus ojos avistaron el hilo de luz pálida que asomaba bajo la puerta entreabierta del cuarto de aquel viejo, a escasos metros de su posición. Fue entonces que redujo del todo la distancia y apoyó las yemas de sus dedos sobre la madera, empujándola despacio.

El señor Kim se alertó al escuchar el rechinar de la puerta y rápidamente giró a mirar al intruso. Frunció el ceño con desagrado al reconocer al hijo mayor de los Jung allí, inspeccionando la habitación sin terminar de entrar en ella. De hecho, el muchacho paseaba su mirada por todos lados con una emoción nula, sin llegar a conectar sus ojos con los del confundido adulto.

— ¿Hoseok? — De todas formas, el hombre disfrazó su molestia con una actitud tranquila y rápidamente trató de llamar la atención del más joven. Ese idiota sabía que no podía entrar allí, así que supuso que tal vez había sucedido algo de peso mayor. — ¿Qué haces aquí? ¿Qué ocurre?

Para su mala suerte, el tono de voz suave y amigable no le ayudó a nada, pues el moreno continuó con su inspección superficial del lugar sin responder sus preguntas. Fue entonces que el mayor se percató de que en efecto algo estaba mal, porque solo con leer el lenguaje corporal del chico pudo entender que Hoseok estaba enojado a pesar de no exteriorizar su ira. Tampoco le costó averiguar, pues, que el cabreo del menor iba dirigido únicamente a él. De todos modos, el adulto tomó como ventaja no solo la distancia que les estaba separando, sino que también la enorme cama que antaño compartió con su esposa y la cual se encontraba situada entre medias de los dos.

Hoseok se adentró al inmenso cuarto entonces y caminó hacia la cómoda más cercana. La expresión seria de su rostro se mantuvo intacta mientras el líder se preguntaba por qué diablos la sirvienta del hogar le había permitido el paso.

— Si no tienes nada que decir, deberías volver a casa. Sabes que nadie tiene permitido estar aquí.

Escuchó al líder de fondo, sonando un poco más irritado que segundos antes, pero aquello tampoco le impidió avanzar. Arrastró su dedo índice por la superficie del mueble color beige, notando con esa pequeña acción todo el polvo que había acumulado en aquel lugar. Seguidamente, su diestra se aferró al cajón más cercano y tiró de el para abrirlo, descubriendo en su interior una mezcla de ropa perfectamente doblada.

— ¿Qué estás haciendo? — El señor Kim le siguió con la mirada, comenzando a molestarse cada vez más y más. — ¡Hoseok! — Pronunció su nombre con voz grave en un vano intento de intimidarle, pero el menor se mantuvo en la tarea de revisar todos los cajones del lugar en busca de algo. — Lárgate de aquí. — Gruñó furioso como último aviso, sintiendo un poco de miedo al darse cuenta de que nada resultaba.

En ese instante, el bailarín dio con aquello que estaba buscando. En uno de los cajones situados más a ras del suelo, encontró por fin los cinturones, bridas y correas varias que el líder solía utilizar para amarrar a Taehyung antes de hacerle enloquecer. Justo antes de invocar a Aren.

Jung las tomó bajo la atenta pero perpleja mirada de su mayor, quién no entendía cuáles eran sus intenciones ni tampoco el motivo detrás de ese allanamiento de morada. Por su parte, el más joven arqueó una ceja con molestia y torció la cabeza hacia un lado al reparar en la sangre seca que aún permanecía impregnada en aquellos objetos de tortura; evidenciando lo obvio.

Mal presagio {Taekook/Yoonmin/2Jae}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora