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Jungkook se incorporó rápido de la cama y literalmente corrió en dirección a su armario. Abrió las puertas de par en par y comenzó a examinar toda su ropa con detenimiento, buscando el mejor conjunto. Buscando algo con lo que pudiera lucir, al menos, decente. O bonito. En realidad, se podría decir que su forma de actuar en ese momento era producto de un impulso, el cual se debía a que su único propósito era verse bien ante el mayor de los Kim. Ni siquiera se paró a pensar en el motivo que le instó a hacer eso. 

Pasados unos cuantos minutos en los que no se decidía, reparó repentinamente en que se estaba demorando demasiado. Así pues, finalmente optó por escoger unos vaqueros azules y una camisa blanca holgada, su favorita, y la cual Jimin siempre aseguraba que le quedaba perfecta y le hacía un cuerpo espectacular. Aunque bueno, si se paraba a pensarlo detenidamente, el tiempo en el exterior era una poco fresco, así que la prenda iba a ser cubierta por una chaqueta. No obstante, si se encontraban en la cafetería que el pelirrojo había señalado, entonces dicha chaqueta le sobraría, ¿cierto? Añadió también al conjunto esas botas mustang con una tonalidad beige que tanto le gustaban. 

Completamente vestido ya y listo para salir, se paró frente al espejo de su habitación para echar un último vistazo y acomodar su cabello. Lo peinó hacia atrás con los dedos, dejando caer unos cuantos mechones sobre su frente, dándole así un aspecto más bien alborotado. Normalmente acostumbraba a peinar debidamente su cabello, no obstante, esa nueva e innovadora imagen de él reflejada en el cristal le agradó bastante y decidió, entonces, dejarlo así para ese día. Por último, caminó hasta la estantería para coger su colonia favorita. La esparció por todo su cuello y pecho en general, la suave fragancia pronto inundó cada rincón de la habitación. Finalmente, estaba listo para marchar.

Jungkook sabía perfectamente que la normativa establecida por el líder de la mafia prohibía abandonar el distrito para los jóvenes novatos, independientemente de la hora del día. Pero por supuesto que estaba muchísimo más prohibido cuando se trataba de la tarde-noche, y peor aún sin avisar al jefe, quien daría permiso solo si se trataba de un asunto realmente importante. Y bien, el de Jeon no lo era en absoluto. No aún, pues había conocido a Kim Taehyung apenas dos días atrás y no podía simplemente presentarse ante su superior, alegando que debía encontrarse con el pelirrojo solo por cumplimiento de su misión. Lo más lógico a pensar era que el señor Park no le creería ni una sola palabra, como era de esperar.

Además, se sumaba el problema de que sus padres adoptivos habían llegado ya a Daegu y ambos se encontraban en la casa que compartían. La pareja, después de haber estado una larga temporada en Seúl cumpliendo misiones y acatando órdenes de aquellos que se encontraban en los cargos más altos en la capital, pudieron por fin regresar a su hogar y tomar un largo y merecido descanso. No obstante y para suerte de Jeon, sus padres se encontraban durmiendo en su habitación de matrimonio, con la puerta completamente cerrada. Su hermano continuaba aún en Seúl, lo cual era otra ventaja a tener en cuenta. Así pues, en general, todo eso significaba que escapar de su casa podía resultar relativamente fácil y que, lo más complicado, iba a ser sin duda abandonar el distrito sin ser visto o descubierto por la vigilancia del exterior. 

Se dirigió entonces hacia la salida de la vivienda, tomó sus llaves y abrió la puerta con cuidado de no hacer ruido. Cualquier vecino podía verle pues, al fin y al cabo, todos los habitantes de ese edificio formaban parte de la gran familia. Básicamente porque cada rincón del distrito estaba infectado de miembros de Khangpae, ya que ese era su territorio más protegido. Sin embargo, si analizaba la situación detenidamente, en realidad no debía de temer nada de lo que estaba haciendo. Nadie iba a asociar su salida de casa con que se estaba escapando, ¿no? No es como si estuviera actuando sospechoso, pues fácilmente podía tratarse de que tan solo quería ir a dar una vuelta o a visitar a Jimin, por ejemplo. Cualquier excusa era válida en realidad. Así pues, con ese pensamiento en mente y sus nervios más calmados, terminó por cerrar la puerta de la vivienda con el mismo cuidado, aunque con una actitud menos obvia. Acto seguido se dirigió a las escaleras, las cuales descendió tan sigiloso como un gato. Solo por si acaso, porque prefería no ser pillado de todas formas. 

Mal presagio {Taekook/Yoonmin/2Jae}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora