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Después del incidente en el distrito, Jisoo se las había apañado lo suficientemente bien como para conseguir un apartamento provisional donde instalar a Jaebum y, de manera inevitable, también a Youngjae.

Dicha casa estaba ubicada demasiado cerca de la del líder por obvias razones, aunque nadie comentó nada al respecto. Por su parte y bastante más feliz de lo que debería demostrar de cara al público, la mayor de los Park aprovechó la primera oportunidad que tuvo para pasearse por el piso y entregarles las llaves. Curiosamente en ese momento solo estaba el rebelde, pues Choi había sido llamado por el jefe de la mafia para explicar la situación desde su vivencia personal y ponerle así un poco más en contexto.

Cuando la chica finalmente se marchó y le dejó solo, Im pudo respirar tranquilo y acomodarse en una cama. Su cuerpo se sentía dolorido desde la cabeza hasta los pies; un simple movimiento le recordaba con agudas punzadas la cantidad insana de quemaduras que tenía repartidas por casi toda su piel.

Youngjae llegó a la casa unos pocos minutos más tarde, caminando directo hacia su pareja para valorar su estado. No dejaba de sorprenderle la tranquilidad y la entereza con la que Jaebum estaba llevando la situación siendo que él había sido el más afectado de todo el edificio. Los demás miembros que cohabitaban en el mismo bloque apenas habían sufrido unos pocos raspones superficiales luego de haberse desatado el caos momentáneo, pero una gran parte de ellos estaban creando todo un alboroto al respecto.

Definitivamente no existía punto de comparación.

— ¿Puedes creerlo? Ahí abajo las chicas no paraban de discutir sobre quien debería subir a curarte o revisarte una última vez. Ellas incluso estaban empezando una pelea absurda. — Comentó Choi a la vez que tomaba asiento junto a su compañero.

Era cierto eso de que aquellas mujeres encargadas de ayudar a los heridos preferían asistir al rebelde antes que a ese puñado de llorones que se quejaban a viva voz básicamente por nada. O al menos esa era su percepción personal.

— Im Jaebum... tan popular como siempre. — Murmuró burlón al toparse con la mirada desinteresada del mencionado.

— ¿Van a subir? — El mayor preguntó de todos modos, deseando recibir una respuesta negativa porque no tenía ganas de aguantar a ninguna de ellas.

— No. — Choi alzó una bolsita transparente y con una sonrisa triunfal la zarandeó en el aire. — Les dije que yo me encargaría; aquí tengo lo necesario. Me costó un poco convencerlas, pero tengo labia para eso aunque, mmm, llegará un momento en el que no me funcione. ¿Sabes? Sospecho que cada día que pasa me odian un poco más que el anterior.

— Y a ti realmente te gusta eso. — Añadió Im. — Te encanta salirte con la tuya.

Youngjae le dedicó una mirada fugaz.

— ¿A quién no?

Ambos sonrieron en silencio y el más joven enseguida desvió su atención a los objetos en la bolsa. Muy enfurruñadas y poco participativas, las mujeres del equipo médico le habían explicado cómo debía atender las heridas de su compañero accidentado. Ellas le habían entregado unas gasas experimentales que, se suponía, ayudarían a que las zonas más afectadas por las quemaduras se recuperaran a mayor velocidad. No obstante, a pesar de que el número de miembros a los que se les había aplicado dicho tratamiento no era precisamente elevado, cierto era que esos pocos privilegiados que sí habían tenido acceso a este demostraron una capacidad de curación por mucho más rápida. Su piel se regeneró en un periodo de tiempo considerablemente corto y, siempre, con mejores resultados que con cualquier otro método tradicional que por norma acostumbraban a usar.

Mal presagio {Taekook/Yoonmin/2Jae}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora