Si bien todos los novatos creían que ese último día de entrenamiento se basaría en un repaso exhaustivo de defensa personal y ataque, no fue así, la clase se resumió en una charla entre el maestro y todos sus alumnos. Charla en la que el hombre respondería todas sus dudas y les daría consejos para poder sobrellevar todo aquello que se les venía encima y que, por supuesto, ninguno se imaginaba.
El maestro, tras muchos años de experiencia entrenando chiquillos que se convertirían en criminales a una edad demasiado temprana, sabía con certeza que un gran porcentaje de ellos no lograría cumplir la misión que se les había asignado, sabía que perecerían en el camino. Mientras tanto, un porcentaje menos elevado la efectuaría con éxito.
Jungkook y Jimin habían perdido el interés en la clase nada más dar comienzo, y se dedicaron a cuchichear entre ellos sobre temas que no venían a cuento, aunque el rubio se mostró más interesado en analizar el golpe presente en el rostro de su joven compañero. No obstante, su charla se vio interrumpida tan pronto como el maestro exigió su atención, pidiendo amablemente que escucharan las palabras que quería dedicarles a todos y cada uno de aquellos jóvenes que, si bien habían sido sus discípulos desde niños, estaba listo para despedir de su vida.
Todos los miembros de "Daegu Squad" tomaron asiento frente a aquel hombre que mantenía el mismo semblante serio y relajado que el primer día que le conocieron, y que no había cambiado ni un ápice desde entonces.
— Primero que todo... me gustaría deciros que ha sido un placer y un orgullo para mí el poder gozar del derecho de instruiros un arte marcial tan bella como es el taekwondo. — Sonrió levemente para los menores. — A estas alturas tenéis una base sólida en la que podéis confiar, y sé... sé que todos estáis preparados para salir ahí afuera y demostrar de lo que sois capaces. Pero quiero avisaros de algo.
El hombre se quedó en silencio mientras paseaba su mirada con lentitud sobre la fila de jóvenes que tenía sentados en frente. Observaba a cada uno de ellos, y rezaba porque ninguno tuviera la mala suerte de acabar siendo la víctima en lugar del verdugo, pero bien sabía las pocas probabilidades que existían para cumplir esa realidad.
— El mundo no es como lo conocéis, no es como os lo hemos mostrado aquí dentro. — Hizo referencia, por supuesto, a los muros que rodeaban el distrito en el que vivían. Prosiguió entonces, encontrando la mirada curiosa de algún que otro. — El mundo real es muy diferente, os va a sorprender. Es un lugar terrible y hostil en el que vais a recibir golpes dolorosos, tanto físicos como emocionales. — Se mantuvo firme, imponiendo su autoridad. — Pero esto no debe afectaros ni asustaros, ¿de acuerdo? Debéis superarlos y sacar de esos momentos todo lo que os pueda servir de ayuda para perseverar y avanzar. Todo se basa en ganar experiencia con cada bache, tenerlo en mente. Y no solo eso, llegarán también los momentos en los que os parecerá que ya no podéis más, momentos en los que pensaréis que habéis llegado a vuestro limite y querréis rendiros... pero eso de rendirse solo lo hacen los cobardes y ninguno de vosotros ha sido educado para convertirse es un cobarde. — Elevó ligeramente su grave voz. — Quiero que os ayudéis unos a otros, que os apoyéis y, lo más importante de todo, quiero que os protejáis. Siempre.
El hombre llevó sus manos hasta el cinturón negro que rodeaba su cintura y lo desató con cuidado. Quedando así la parte superior de su viejo dobok completamente holgada sobre su torso.
— Esto no es una misión individual, es un trabajo en equipo. — Señaló, estirando cuidadosamente su cinturón para luego dejarlo en el suelo. — Y esto no es un juego, ¿sí? Esto es más serio de lo que parece a vuestros ojos inexpertos, pero creo que sabéis de sobra que hay muchas vidas en peligro ahora mismo.
— Maestro... — Nayeon se atrevió a interrumpirle, temerosa.
— ¿Sí?
— ¿A qué se refiere exactamente con que hay muchas vidas en peligro? — Preguntó la chica con voz ahogada. — Es decir, todos sabemos que algunos de nuestros compañeros no han regresado con vida pero... ¿hay alguien en peligro ahora mismo? En este preciso momento, digo.
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Mal presagio {Taekook/Yoonmin/2Jae}
Fanfiction▬ Fic lento y extenso. ▬ Khangpae ha sido la mafia surcoreana más temida de Corea en los últimos 50 años. Jeon Jungkook y Park Jimin, integrantes de la banda, han sido entrenados durante su niñez y adolescencia para convertirse en extraordinarios as...