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Jimin se paró frente a la puerta de la casa de los Choi, largando un suspiro cansino. Después de haber fracasado en convencer a Jungkook para que el menor asistiera a la universidad el día siguiente, tuvo la necesidad de recurrir a Youngjae con la intención de que el mediano le ayudara una vez más. Tocó el timbre y esperó paciente a que algún miembro de la casa abriera la puerta, siendo la señora Choi la encargada de recibirle. 

— Oh, Jiminnie querido. — La mujer sonrió y se apartó de la puerta, permitiendo el paso al más joven. No obstante, Park se mantuvo quieto en el sitio, dejándola un tanto confundida. 

— ¿Está Youngjae? — Preguntó directo, pero por supuesto, mostrando una sonrisa de lo más coqueta y amigable. — Necesito hablar con él un momento, es urgente. — Aclaró, ahora mostrándose algo más impaciente. 

— Ehm, si, está en su habitación... Si me das un segundo, iré a buscarle. — La mujer se giró, aun desconcertada por la extraña e inesperada visita, y caminó al interior de la casa dejando la puerta de la calle abierta de par en par mientras el rubio esperaba ansioso. Desde su posición, Jimin alcanzó a ver a una de las hermanas de Youngjae sentada en el sofá, mirando algún programa de televisión. Y tan pronto como la muchacha percibió la presencia del hijo del líder ahí, le dedicó una suave reverencia en señal de respeto, gesto que Jimin correspondió de igual forma. 

Apenas bastaron unos pocos segundos para que el mediano apareciera por el comedor y se acercara a Jimin, con la misma expresión confundida en el rostro que su falsa progenitora.

— ¿Qué pasa? — Murmuró bajito una vez estuvo lo suficientemente cerca del mayor. Jimin le agarró del brazo y jaló de él, atrayéndolo a su cuerpo. Acto seguido se inclinó hasta su oreja, buscando asegurarse que nadie más a excepción de ellos dos pudiera escuchar la conversación.

— No he conseguido convencer a Jungkook, necesito que me ayudes. — Confesó con sincera preocupación. Youngjae se separó ligeramente, marcando una clara distancia de seguridad entre ambos. Giró a ver su hermana, quien los miraba con una expresión entre extraña y curiosa luego de ver ese acercamiento tan sospechoso que algo ocultaba. Acto seguido y sin pensarlo dos veces, tomó sus deportivas que descansaban en el suelo de la entradita y se dispuso a salir fuera de su casa con su compañero. 

— Me voy un momento con Jimin, ahora vengo. — Avisó, cerrando la puerta antes de que a alguna de sus familiares les diera tiempo a responder. 

El menor se dirigió a las escaleras y se sentó en un escalón para calzarse. Jimin le siguió y esperó en silencio a su lado, todavía impaciente.

— ¿Por qué actúas tan sospechoso? — Youngjae se levantó de nuevo y le codeó con reproche. — Eres un exagerado. 

— No quería que se enteraran ni barrunten que algo pasa. — Recriminó Park, comenzando a bajar las escaleras.  

— ¿Sabes? Con ese comportamiento extraño que has tenido solo has conseguido que tengan más curiosidad y sospechen que, efectivamente, algo pasa. — Choi le siguió, una risilla divertida escapó de sus labios cuando recordó la escena. 

— Tampoco quería que se enterara Jaebum, él vive enfrente y podía escucharlo todo. — Bufó el mayor, chascando la lengua en señal de disgusto.

— Vale, entiendo tu punto... pero fuiste más cantoso así. — Se repitió el menor. Jimin simplemente le ignoró y, una vez abajo, caminó apurado fuera del portal dándole la espalda.

— Vayamos a la sala a hablar. — Sugirió entonces, alzando su diestra para zarandear las llaves de dicho lugar frente a los ojos del más joven. Youngjae asintió en respuesta, aunque no entendía muy bien por qué debían ir al lugar oficial de las reuniones. 

Mal presagio {Taekook/Yoonmin/2Jae}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora