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Jungkook se sobresaltó en la cama al escuchar la alarma resonar a su lado izquierdo. Se revolvió incómodo sobre el colchón y estiró el brazo aun con los ojos cerrados, en busca de su móvil para silenciarlo. Suspiró agotado, apenas había conseguido dormir tres horas esa noche, pues Youngjae había decidido visitarlo en la casi noche y había terminado por quedarse en su casa hasta altas horas de la madrugada. 

Sintiéndose un poco más espabilado luego de unos minutos, el castaño abrió levemente los ojos y fijó la vista en el techo, comenzó a lamentarse y preguntándose por qué diablos había cedido ante Choi y había aceptado asistir a la universidad ese día. A decir verdad, no entendía como su compañero era capaz de encontrar siempre las palabras adecuadas para persuadirle. Pues, efectivamente, él había prometido a su amigo que iría a la universidad por el bien de todos, pero ahora que se encontraba pensándolo fríamente, de nuevo le pareció la peor de las ideas. 

La imagen de Jimin se proyectó en su mente entonces. Él no quería por nada del mundo poner a su mejor amigo en peligro, y menos de una manera tan tonta pero arriesgada. El mediano de los Park lo era todo para él, era su persona favorita en el mundo sin duda alguna. Desde el inicio de conocerse, ellos congeniaron tan bien y sus personalidades encajaron tan a la perfección que pronto se hicieron inseparables; como uña y carne. Y desde siempre, su mundo había girado alrededor de ese rubio impulsivo pero cariñoso. Entonces, ¿por qué ahora él tenía como misión fijar a su amigo como la diana principal de Pyeonhwa? ¿No podían simplemente buscar la paz entre ambos grupos? ¿Realmente era necesario hacer tanto daño?

Su corazón comenzó a latir descontrolado en su pecho, quizás estaba pensando demasiado. Quizás las cosas no resultarían tan malas porque, con mucha suerte, tal vez él podría manejar a Kim Taehyung de alguna manera. Si Jungkook se volvía el centro de atención del pelirrojo, cabía la posibilidad de que el mayor simplemente se olvidara de la existencia de Park. 

Ah, pequeño iluso. 

Se incorporó en la cama, adoptando una postura sentada en dirección al espejo del armario. Observó su rostro en silencio por unos segundos, una sensación de asco invadió todo su organismo en respuesta. La mayoría de las heridas ya no estaban tan hinchadas, y la sangre se había cortado el día anterior... pero no tenía mejor aspecto. De hecho, su cara seguía siendo un auténtico desastre y, no solo eso, sino que también dolía como la mierda con cualquier movimiento, por muy leve que fuera. Apenas podía gesticular, no podía comer bien porque era incapaz de abrir mucho la boca, tampoco podía enjuagarse bien el rostro o desinfectar sus heridas por las mañanas... mierda, un completo desastre. Inservible. 

Finalmente se levantó de la cama y abandonó su habitación para dirigirse directo al baño del pasillo. Su madre sintió sus pasos pesados, y no dudó en abandonar su cama también para comprobar el estado del más joven de la casa esa mañana. 

— Buenos días. — Murmuró la mujer, asomando la cabeza por la puerta del servicio que ahora ocupaba el castaño. Una pequeña risa escapó de su boca al encontrarse al menor sentado sobre la taza del inodoro, cabeceando medio dormido. — Jungkookie... — Le reclamó con voz dulce, esperando que reaccionara. 

El menor abrió los ojos al instante y la miró aturdido.

— ¿Por qué estás despierto tan temprano? — Preguntó ella con sincera curiosidad, observando como Jeon se levantaba y se apoyaba perezoso sobre el lavabo, bostezando con dificultad. — Ve a la cama.

— No puedo, tengo que ir a clase. — Explicó, con voz somnolienta. La mujer frunció el entrecejo, no muy contenta con esa respuesta. 

— No puedes ir así. — Rebatió. — Vuelve a la cama. 

Mal presagio {Taekook/Yoonmin/2Jae}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora