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Jisoo regresó a su casa angustiada después de haber ordenado encerrar a Yoongi en el calabozo, el sentimiento de culpabilidad seguía golpeándola con fuerza, pero no por el de tez pálida, sino por su hermano mediano. Y es que, aunque más de un miembro de los allí presentes había intentado convencerla de eliminar a Min ahí mismo por pura precaución, ella no se atrevió a hacerlo sin estar su padre presente. Era una decisión demasiado difícil teniendo en cuenta la situación y quien era la persona implicada. De hecho, el hombre ni siquiera estaba enterado de la situación actual en el distrito, pues la muchacha no había encontrado el coraje suficiente como para llamarle y comentárselo. No obstante, viendo lo complicadas que se habían vuelto las cosas, se había obligado a si misma a contactar a su progenitor una vez llegara a casa, pues necesitaba urgentemente que fuera el líder quien decidiera que medidas debían tomarse a continuación. Ella las acataría sin quejas. 

Y es que, a decir verdad, en menos de una hora todo se había vuelto un auténtico caos. Por un lado, estaba la repentina traición de los Min, terriblemente inesperada y mucho más dolorosa de lo que la joven hubiera creído. Por otro lado, se presentaba también el problema de que los novatos más otros cuantos miembros jóvenes de Khangpae se encontraban aun en la universidad, seguramente ajenos a todo lo que estaba pasando. 

Jisoo no pudo evitar preguntarse si todos ellos siquiera estarían a salvo allí, pues cabía la posibilidad de que algunos miembros de Pyeonhwa estuvieran rodeando ahora los exteriores de su distrito, pues también pensó en la posibilidad de que alguno de esos Min que habían logrado escapar pudieron haber dado el aviso. Eso, a su vez, impedía la entrada a los novatos que faltaban por regresar aun a su territorio y zona segura. Y es que, aunque el maestro había mandado a varios de los miembros más cualificados y experimentados a revisar el exterior o perseguir a los padres de Yoongi en caso de divisarlos, ninguno había vuelto aun con noticias así como tampoco habían logrado contactar con ellos. Obviamente, ese era un problema a tener en cuenta también, porque si esos miembros no regresaban a lo largo del día... ¿debería dar por hecho que habían sido asesinados en manos del bando rival? ¿Debería quizás mandar a alguien más a buscarlos? ¿Pero y si los que debían ir a ayudarlos terminaban en las mismas condiciones?

Cuando por fin llegó a su vivienda, se dejó caer pesadamente sobre el sofá del salón, cubriendo su rostro con las manos, superada. La situación era difícil para ella también, pues era la encargada de tomar todas las decisiones más importantes en ausencia de su padre. Pero el problema venia de que, dado que el líder de la mafia había estado presente siempre que en el pasado había sucedido algo "malo" en el seno del distrito, ella nunca se preocupó de usar su lugar y tomar enserio su cargo como futura líder de dicha agrupación criminal. Ella casi nunca prestó atención a las decisiones de su padre, y las pocas veces que lo hizo, nunca estuvo de acuerdo con ellas. El hombre siempre elegía la opción más sanguinaria posible, la que más daño pudiera hacer al resto. No obstante, quiso creer que con Yoongi sería diferente porque, a fin de cuenta, su padre apreciaba demasiado a ese joven. Quizás le daría una posibilidad de explicarse, quizás ni siquiera iba a juzgarlo e iba a tomar todo aquello como una broma pesada o como algo sin mayor importancia. Pero solo quizás. A esas alturas, nadie le aseguraba a ella que el más joven de los Min no tuviera los días contados.

Pensó en Jimin, su hermano menor también estaba resultando ser mucho más problemático de lo que había imaginado. Y aunque en un principio creyó que él la ayudaría a enfrentar la situación, no tardó mucho en descubrir lo muy equivocada que estaba respecto a dicho joven. De hecho, incluso si al comienzo el rubio parecía haber estado dispuesto a llevar él solo la situación, a controlarla por su cuenta mientras demostraba ese aire maduro que casi la convence, todo se torció cuando Park se encontró con el de tez pálida cara a cara. Jimin parecía haber olvidado cuál era su tarea principal una vez que vio al mayor romper su imagen frente a él, y perdió por completo los nervios cuando los alejaron el uno del otro, volviéndose más agresivo que nunca. Y es que, lastimosamente, uno de los cuatro chicos que se habían encargado de sujetar al mediano de los Park con la intención de apartarlo de dicha escena, ahora tenía todos los brazos arañados, varias lesiones en el cuerpo por las patadas y codazos recibidos por el hijo del líder y, todavía sumando a la lista, un dedo roto y morado que fue partido después de la amenaza más seria de Park. Porque sí, Jimin incluso se había atrevido a amenazarle con cortarle la cabeza si no le soltaba en ese instante. De hecho, terminó por retorcer la mano del adulto hasta partirle el hueso. Por su parte, los otros chicos no estaban en mejores condiciones tampoco, pues habían descubierto que el rubio sabía defenderse de varios a la vez. Pero dado que había sido Jisoo la que ordenó inmovilizar a su hermano y sacarlo de allí, los cuatro debían obedecer las órdenes de la chica pues, según el rango de edades, ella tenía más poder.

Mal presagio {Taekook/Yoonmin/2Jae}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora