Mal presagio {Taekook/Yoonmin/2Jae}

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— ¡Jimin hyung! — Jungkook corrió hasta el rubio apenas llegar con su grupo al distrito, lanzándose sobre él cuando el mayor abrió los brazos y le recibió sonriente entre estos. 

El grupo de Park había llegado bastante más temprano que el suyo porque, por suerte, recuperar a Jooheon había resultado ser más fácil de lo que creyeron. Aunque, bueno, en realidad no se podía catalogar como "suerte", pues si resultó tan sencillo fue, nada más y nada menos, que porque el maestro se había encargado de manera particular en eliminar a cada enfermero o sanitario que se había cruzado en su camino y suponía un obstáculo para llegar hasta el miembro que querían recuperar. Y es que, estando uno de los miembros más poderosos de Khangpae al mando, la derrota o el fracaso no estaban permitidos para esa división. 

Por su parte, Jimin estaba al tanto de todas las personas inocentes que acababan de morir, pero poco le importaba si eso servía para ayudar a cumplir su cometido y traer de vuelta a su compañero. Al fin y al cabo, estaba acostumbrado a ese estilo de vida desde infante, y luego de escuchar las hazañas de sus padres y su hermana mayor, eso que acababa de presenciar frente a sus ojos no era más que una historia nueva para contar. ¿La única diferencia? Esta vez él si había estado presente y, de esa manera, había logrado aprender ciertas cosas gracias a la destreza de su mayor. 

Por otro lado, dado que habían sido bastantes los miembros experimentados que habían acudido al hospital para realizar la misión, gracias a su experiencia y su actuación en conjunto, consiguieron eliminar cualquier rastro que delatara las atrocidades que habían cometido en menos de media hora. Los cadáveres habían sido retirados inmediatamente, en silencio y sin dejar rastro de sangre o pertenencias de las víctimas en principio. Las cámaras del hospital, por lo visto, también habían sido desactivadas antes de ellos entrar. Y ahora que se encontraban ya en su distrito con todos esos cuerpos inservibles, procederían a incinerarlos para deshacer todas y cada una de las pruebas que pudieran implicar a su mafia. 

Aunque claro, de todas formas, siendo este un hecho que solía ocurrir bastante a menudo, era más que obvio que las autoridades sospecharían directamente de Khangpae cuando se encontraran con todas esas bajas en el hospital. Probablemente, encontrarían también alguna que otra pista que los delatara directamente y que ellos mismos habían pasado por alto, sin embargo, tampoco les preocupaba en exceso. 

Como siempre ocurría, la policía avisaría a Pyeonhwa y dicha mafia sería la encargada de hacer pagar a sus rivales por el delito cometido.  Al menos eso era lo que se diría si es que la noticia llegaba a los medio televisivos y Khangpae se volvía tendencia de nuevo, ocupando el título de los periódicos y revistas y consiguiendo, así, intimidar una vez más a la sociedad surcoreana. No obstante, los ciudadanos serían "calmados" cuando el gobierno simplemente diera el aviso de que se tomarían medidas contra los peligrosos criminales, alegando que Pyeonhwa ya se estaba moviendo. Aunque claro, teniendo en cuenta el paso de los años y viendo como la famosa mafia más temida del país continuaba con sus crímenes —aunque cada vez con menos frecuencia—, mientras la supuesta mafia de confianza no lograba nunca detener a la contraria, la credulidad por parte de la población en el gobierno y las autoridades se estaba yendo a pique. Pyeonhwa estaba perdiendo el respeto del país mientras que Khangpae continuaba saliéndose con la suya una y otra vez. 

Y si tan solo supieran que, en realidad, el grupo en el que tanto confiaban no era digno de admiración, las cosas resultarían mucho más fáciles si tan solo se tomaban medidas legales contra ambos bandos. Capturar a todos sus miembros y encerrarlos bajo rejas prometía ser la mejor opción para traer de regreso la paz a todo el país. Sin embargo, las cantidades de dinero que se movían con todo el asunto eran tan ridículamente grandes, que dicha alternativa no resultaba satisfactoria en absoluto para los altos mandos.