Mal presagio {Taekook/Yoonmin/2Jae}

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Jungkook yacía tumbado en su cama, mirando las últimas fotos que había tomado el día anterior en la fiesta de bienvenida para el nuevo miembro del grupo; una linda niña de apenas seis años de edad que llegaba desde un orfanato de Seúl. No obstante, en esta ocasión, la pequeña había sido elegida por el más joven de los hijos del jefe, Park Jihyun. Las cosas habían cambiado ahora, dado que Jimin había crecido ya lo suficiente, el rol de elegir miembros —que al principio correspondió a su hermana mayor—  había sido cedido ahora al menor de sus hermanos. Y esto era así por pura y simple tradición.

Jeon recordaba nostálgico como en su día él mismo había sido elegido por el que actualmente era su mejor amigo y mayor confidente, Park Jimin. Realmente no recordaba cómo se adaptó a su nuevo hogar, a todas aquellas personas a las que ahora él consideraba su familia. Tampoco recordaba si extrañó mucho el orfanato o si lo olvidó rápidamente. Pero había algo que si tenía por seguro, nunca olvidaría a su primera madre, esa mujer cuyo rostro recordaba a la perfección pero cuyos brazos extrañaba cada vez menos. Esos brazos que tanto le abrazaron antaño, aquellos que le protegían de la oscuridad y en los que encontraba una calma que no podía describir con palabras, ahora habían sido sustituidos por los de alguien más. Jimin siempre se colaría en su habitación para abrazarlo si se lo pedía. 

En la actualidad, ya con 20 años, estaba más que acostumbrado a su nuevo hogar, a su nuevo estilo de vida y por supuesto que a su nueva familia también. Aunque, a decir verdad, dicha familia se podía considerar bastante peculiar y un tanto extravagante.

Pues bien, se podría comenzar por el hecho de que la gran familia estaba compuesta prácticamente por niños y adolescentes (muchos ya adultos) y cuya mayoría habían sido adoptados de manera ilegal en orfanatos marginales a una edad exageradamente temprana. Todas esas personas eran escogidas en el pasado por el líder de la mafia, al que todos se referían como Padre, o por los hijos de éste; Park Jisoo, Park Jimin y Park Jihyun. En alguna ocasión también fue su esposa la que tomó dicho papel. 

La familia era conocida en los medios como Khangpae, y era horriblemente temida en toda Corea del Sur, pues se trataba de una reconocida mafia de la que ni los más cualificados investigadores y detectives habían conseguido obtener una pizca de información. ¿Y por qué era tan temida? Pues bien, porque estaba conformada únicamente por asesinos expertos en artes marciales y en manejo de armas. 

Todos los integrantes de la familia fueron niños en el pasado, niños elegidos por los líderes de cada momento, niños que habían llegado de algún orfanato y habían crecido hasta formar su propio núcleo familiar dentro de esa gran familia. ¿Y por qué era necesario entrar siendo un niño? Pues bien, un infante era muchísimo más fácil de pervertir que un adolescente o un adulto. A ojos de los demás, de personas totalmente ajenas a su realidad y que nada tenían que ver con la mafia, todos ellos lucían como familias normales y corrientes. Cada núcleo familiar contaba con una casa individual, donde padres e hijos "biológicos" hacían vida normal, aparentemente. Asimismo, todas las identidades de los miembros eran falsas también, consiguiendo así que ninguno de los ciudadanos que formaban parte de dicha agrupación estuvieran registrados ante la ley. Dicho en otras palabras, no existía registro alguno de su existencia. 

Por supuesto que entre los cientos y cientos de integrantes del grupo, no todos estaban de acuerdo con la política y las normas que aquel señor que se hacía llamar Padre había impuesto. Sin embargo, no podían hacer otra cosa más que respetar su decisión o mantenerse al margen, pues abandonar la banda no era un lujo del que pudieran gozar. Bien sabían todos que desvincularse de la familia significaba condenar su vida, pues aquel que huía estaba destinado a morir y ser eliminado por completo del mapa.