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Hoseok caminó tranquilamente hacia la mansión de los Kim, con el pensamiento en mente de que hacía demasiados días que no veía a Taehyung. No obstante, ese extraño distanciamiento no había sido causado por ninguno de los dos a propósito, más bien, el tiempo que pasaban juntos se había visto drásticamente reducido desde que el bailarín decidió hacer un trato con el líder.

Diablos, él con suerte podía ver incluso a sus seres queridos.

Y es que por desgracia, en su nueva y maldita realidad, el señor Kim le mantenía ocupado más tiempo fuera del distrito que dentro. De repente el hombre parecía tener muchos chanchullos en el exterior y era Jung el que estaba lidiando con toda su mierda.

Sin embargo, ahora que por fin tenía un par de días libres, uno se lo dedicaría entero a su familia y el otro a su mejor amigo. De alguna manera, quería saber que había estado haciendo el pelirrojo en ese tiempo que no estaban juntos. Tenía entendido, por una fuente poco confiable conocida como Seokjin, que el hijo del líder lucía tranquilo y no estaba haciendo de las suyas, pero también que pasaba demasiado tiempo en el exterior haciendo a saber qué cosas. Y si eso era cierto, entonces quizás debería preocuparse. Básicamente porque cada vez que Taehyung desaparecía del distrito terminaba regresando con alguna travesura, por llamarlo de alguna forma, a sus espaldas. Por eso mismo... ¿De verdad el único hijo del líder se estaba comportando tan bien en su ausencia? ¿Realmente estaba ayudando el hecho de que él hubiera tomado su lugar por un tiempo indefinido?

"Taeyang"... ¿Estaba más calmado?

Oh, bueno. Para creerlo Hoseok tenía que verlo con sus propios ojos.

Apenas llegar, pues, a la enorme vivienda del líder, el moreno se infiltró con la misma confianza con la que lo había hecho toda la vida. Trotó felizmente hasta la puerta y golpeó fuerte con los nudillos, esperando paciente a que la misma mujer de siempre le abriera. Cuando ella apareció y le sonrió, se apartó de la puerta para permitirle el paso. Con ese gesto le bastó para saber que el pelirrojo estaba en casa.

— Hoseokie, tiempo sin verte por aquí. — Dijo ella. — Antes no salías y ahora no te apareces.

— Estoy muy ocupado...

— Sí, lo sé. — La adulta le sonrió con pena, acariciando su espalda como gesto de consuelo. — Taehyungie está arriba en la habitación, pero ten cuidado, ¿sí? Hoy no parecía muy contento.

— ¿Pasó algo?

— Nada que yo sepa. — Agitó la cabeza en negación. — Su padre no estuvo hoy por aquí y además, ya de por si han estado varios días sin verse... así que supongo que solo está de mal humor. Él es así, tú lo sabes mejor que nadie.

— Ya. — Hoseok se adelantó y se dirigió hacia las escaleras. — Voy a verle.

Después de decir aquello, el moreno se marchó sin decir nada más y correteó hacia arriba. Avanzó con prisas por el pasillo hasta alcanzar la puerta del pelirrojo, parándose frente a esta con repentina preocupación. Y es que, realmente y como cada día de su vida desde que tenía uso de razón, no podía saber cual era la identidad con la que se iba a encontrar. Pero dada la confianza existente, él ni siquiera se tomó la molestia de llamar a la puerta para pedir permiso. Directamente bajó el manillar y se coló en el cuarto del hijo del líder, deteniéndose bajo el marco al encontrar a su mejor amigo sentado frente a su ordenador. El pelirrojo miraba fijamente una foto ampliada de Jungkook, en un silencio sepulcral que le resultó un tanto aterrador.

Por su parte, a pesar de notar su presencia, Kim no se giró a mirarle ni tampoco le prestó atención alguna. Fue entonces que Hoseok se atrevió a avanzar hasta el más joven para posicionarse junto a él, con la duda en mente de quien estaría dominando en ese momento. Sin embargo, cuando desde su posición alcanzó a ver la expresión de enfado en el rostro de su compañero de vida... le quedó claro que no era Taehyung a quien debía dirigirse.

Mal presagio {Taekook/Yoonmin/2Jae}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora