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Jungkook luchó por regular su respiración agitada, sentado en uno de los bancos de un parque público que se encontró en el camino. En realidad, dicho lugar se encontraba todavía con las puertas de acceso cerradas dadas las horas tempranas, pero aquello no fue impedimento para él, que influenciado por su estado nervioso y cargado de adrenalina, trepó sin mucha dificultad por una de las enormes verjas que rodeaban aquel bonito jardín plagado de árboles frutales , discretos arroyos artificiales y un puñado de caminitos de arena aptos para pasear. También podían verse algunos parques infantiles repartidos por el lugar, pero lejos de mostrar un mínimo interés por el paisaje, el azabache prefirió dejarse caer sobre el primer banco con el que se cruzó.

Su percepción respecto a todo lo acontecido en cuestión de minutos era extraña. Por un lado, sentía cansancio más mental que físico, además de la permanente sensación de culpa que lo atormentaba acerca de lo de Jaein, no obstante, por otro lado... Pues como que estaba experimentando cierta emoción tras lograr zafarse de la policía. De hecho, escabullirse de manera victoriosa de aquella situación le hizo sentir bastante bien consigo mismo.

Se recostó sobre el respaldo, alzó la vista al cielo oscuro y llevó las manos a los bolsillos de aquella chaqueta foránea. Allí dentro, sus dedos se toparon con algo inesperado, lo cual tomó y sacó con sumo interés. Sus ojos se abrieron con sorpresa al descubrir un paquete de tabaco medio lleno, acompañado además de un mechero cutre y, aparentemente, con seguridad un poco viejo y desgastado también.

Al chequear los cigarros en su interior, el primer pensamiento que hizo ruido en su mente fue Jimin. El rubio tenía la costumbre de fumar cada vez que se estresaba o estaba ansioso por algo, y la verdad es que aquello parecía ayudarle bastante a relajarse. Así que... ¿Qué tan malo podía ser aplicarlo para sí mismo? Necesitaba despejar o por lo menos nublar su mente con urgencia. Y además, Jaebum también lo hacía, así que efectivo debía ser.

En resumidas cuentas, la experiencia fue cuanto menos nefasta. En un primer momento tosió varias veces, maldijo con molestia y se preguntó cómo alguien podía tolerar algo tan insoportable como aquella sustancia. Su garganta y sus pulmones ardieron en respuesta y aunque de antemano sabía que apestaba, cierto era que el tener a sus amigos cercanos tan enganchados le hizo creer que el sabor por lo menos no resultaría tan desagradable. Pero vaya si estaba equivocado.

Sin embargo, con el paso de los segundos la sensación se hizo un pocos más tolerable y una segunda calada no demoró en llegar.

— Cuanto más tiempo te observo, más convencido estoy de que no eres bueno para Tae.

Jungkook quedó petrificado en el banco, girando la cabeza lentamente y con desconfianza hacia le persona situada detrás de él. La voz de Hoseok no sonaba amigable.

Se quedó mirando al bailarín de reojo, aún con el cigarro preso entre sus labios, y sin saber qué hacer. La mirada severa del mayor sobre él fue suficiente para obligarle a regresar la vista al frente, deshaciéndose rápido del cigarrillo y expulsando todo el humo en medio de una tos demasiado ruidosa que se manifestó a trompicones. Lo lanzó a sus pies y lo ocultó bajo la suela de su deportiva, sin atreverse a conectar una segunda vez la mirada con el recién llegado.

— ¿Me has seguido? — Preguntó con la intención de desviar la atención de aquella acusación gratuita que Hoseok usó para hacerse notar.

Su cuerpo se tensó un poco más cuando Jung rodeó el banco y tomó asiento a su lado de manera brusca. Sin embargo, sus ojos en ningún momento buscaron encontrarse con los del bailarín.

— No estaba en mis planes seguirte, pero Taehyung dijo que tenía un mal presentimiento. Tampoco me fiaba de que él se quedara en casa. Y además, dado el escándalo que has montado en un jodido momento, he decidido que tampoco quería perderte de vista.

Mal presagio {Taekook/Yoonmin/2Jae}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora