Mal presagio {Taekook/Yoonmin/2Jae}

18 *

Hoseok golpeó suavemente la puerta de la cocina de los Kim, siendo consciente de que ya habían pasado al menos dos horas desde que su mejor amigo se había encerrado en dicho lugar con el menor de los Min para conversar. Y él, guiado por el deseo de cruzarse con el de tez pálida y conseguir intercambiar, aunque fuera una mirada fugaz con el chico, terminó por acudir a la zona con la excusa de comprobar que todo marchaba bien. Abrió la puerta con cuidado luego de que, pasados más de treinta segundos, nadie respondió desde dentro. 

Una ola de decepción le inundó por completo cuando asomó tímidamente la cabeza por el marco de la puerta y la única figura que divisó en el interior fue la del pelirrojo. 

— Tae... ¿Yoongi ya se fue? —  Preguntó, colándose dentro y cerrando la puerta a sus espaldas. El menor no respondió, tan solo mantuvo su cuerpo parcialmente echado sobre la mesa de la cocina mientras parecía rallar algo con ímpetu. — ¿Taehyung? —  Le llamó una segunda vez, sintiéndose algo nervioso al notar los movimientos del contrario demasiado agresivos. — ¿Qué estás haciendo? —  Caminó lentamente hacia él, parándose a su lado con notoria intranquilidad. Hizo una mueca inconsciente con los labios cuando lo encontró destrozando la foto de Park Jimin con el cuchillo que sostenía entre sus manos.  Probablemente todo eso que le estaba haciendo a la fotografía era lo que deseaba hacer sobre el cuerpo real del rubio. — Ya, para con esto... — Intentó tomar su mano, pero lo único que recibió como respuesta fue un empujón por su parte que le hizo trastabillar con sus propios pies hasta casi caerse. No obstante, consiguió estabilizarse al apoyar sus manos sobre la encimera de la cocina contra la que chocó. 

—  Hobi. — Taehyung le sonrió como un lunático desde su posición, apuntándole con el cuchillo. —  No. — Su voz grave fue suficiente para que el pelinegro obedeciera y guardara la distancia.

— Vale. — Asintió captando la orden al instante, apoyando su peso contra la encimera mientras esperaba a que el hijo del líder terminara con su tarea. 

No obstante, los minutos continuaron pasando mientras el bailarín se mantenía en silencio observando como el más joven soltaba frases sin sentido y mantenía una conversación algo turbia consigo mismo, demasiado entretenido como para prestarle atención alguna. 

— Oye. — Hoseok le llamó de nuevo cuando aquello se le hizo demasiado pesado. Kim le miró fijamente, arqueando una ceja con molestia al ser interrumpido una vez más. —  ¿Puedo hablar con Taehyung? — Tragó saliva, sintiéndose nervioso incluso si ya estaba más que acostumbrado a esa escena. No obstante, nunca sabía cómo iba a reaccionar la persona que tenía frente a él. 

— Estoy aquí. — El menor rio, señalándose a sí mismo con el puñal aun en mano.

— No contigo, con el otro. — El pelirrojo le miró en silencio, arrugando un poco el rostro. — ¿Por favor? — Suplicó, asegurándose de mostrar su faceta más sumisa. — Necesito hablar con él sobre algo. 

— ¿Sobre qué cosa? 

— Sobre algo nuestro. Será breve, luego puedes regresar y no te molestaré más. — Murmuró, intentando transmitirle confianza para convencerle de hacer el cambio. 

— Él me lo cuenta todo, Hobi. — El menor sonrió de lado, lanzando el cuchillo sobre la mesa. — No puedes librarte de mí. 

— No quiero librarme de ti. — Hoseok negó con la cabeza, dejando en claro lo obvio. — Pero esta vez necesito hablar con él.

Taehyung le miró en silencio antes de cerrar los ojos y relajarse por unos segundos, cediendo finalmente a la petición del bailarín. Jung intentó mantenerse firme en su sitio mientras observaba como la expresión en el rostro de su mejor amigo, ahora en el limbo, representaba diferentes emociones en ese pequeño intervalo de tiempo en el que se producía el cambio. Cuando Kim abrió los ojos de nuevo, el moreno sonrió con cariño para él.