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Jimin hablaba con Jisoo lo justo y lo necesario, pues fue la chica la que decidió minimizar el contacto. Aquello le servía también para mantener al rubio alejado de la casa en la que habían sido criados, porque de verdad temía por la seguridad de su hermano más pequeño en caso de que el mediano, en otro de sus impulsos inmanejables, perdiera la cabeza y la situación se le fuera de las manos una vez más.

Por su parte, Jimin lo veía todo demasiado exagerado, aunque en realidad no le estaba dando tanta importancia. Es decir, su padre se merecía eso y más. De hecho, si hubiera tenido la oportunidad de matarle, de asegurarse por completo de acabar con su vida, él lo habría hecho sin lugar a dudas. Luego, si su hermana mayor no estaba de acuerdo con esa manera de pensar era su jodido problema. Lo que no le iba a perdonar a Jisoo, sin embargo, era esa maldita gilipollez de creer que él podría hacer daño a Jihyun.

Es decir, ¿ella realmente era consciente de lo que decía?

En el hall de la casa de Jaebum, Park bufó de manera inconsciente mientras se colocaba un abrigo antes de salir a la calle. Una prenda que previamente perteneció a Yoongi, de hecho, y cuyo dueño jamás reclamó de vuelta después de prestarla. Y es que, luego de un tiempo de relación, ellos dos cogieron la costumbre de intercambiarse la ropa a menudo y Jimin, sobre todo, amaba el hecho de lucir la vestimenta de su pareja frente al resto.

— ¿Dónde vas? — Youngjae se cruzó con el rubio en la entradita de la casa compartida, de camino a la cocina. Para el mediano no pasó desapercibida la expresión amargada en el rostro sombrío del hijo del líder.

— Tengo que acercarme a mi casa a por ropa y otras cosas. — Explicó, subiendo la cremallera hasta el cuello. — Jisoo noona no me deja entrar, pero ahora mismo está fuera y voy a aprovechar. — Zarandeó las llaves de su propia vivienda en el aire. — Se las quité el otro día sin que se diera cuenta.

— Mmmm. — Youngjae no pareció muy convencido con la idea. — ¿Dónde está Jihyunie?

— Allí solo, supongo. — Jimin alzó la vista y le dedicó una mirada molesta al notarle dudoso. — ¿Por qué?

— Por nada. — Choi mostró las palmas de las manos en señal de calma al percibir la cuestión en un tono ciertamente defensivo. — Pensé que habría llevado a tu hermano con ella, tenía entendido que no podíais dejarle solo.

— Se supone que lo tenemos prohibido, sí, pero mi hermana siempre hace lo que quiere y se desentiende. — Se quedó en silencio por unos breves segundos, recordando que no solo ella era culpable. — Y yo también, así que imagino que estará en casa.

— Me voy. — Jaebum apareció en escena de repente y apartó a ambos de su camino, luciendo apurado.

— ¿Otra vez? — Youngjae frunció el ceño y le miró sorprendido, pues no sabía que su novio tenía planes también ese día. Últimamente, el rebelde pasaba más horas fuera del distrito que dentro y eso le traía bastante nervioso. — ¿A dónde vas?

— He quedado con Jaein. Te escribo cuando vaya a volver, pero llegaré tarde. — Sin añadir nada más, Im abandonó la vivienda y corrió hacia las escaleras.

Youngjae clavó su mirada severa en la dirección en la que el mayor había desaparecido, sin ser consciente de que los ojos curiosos de Jimin se posaron en él. En su cabeza, sin embargo, solo podía pensar en lo rápido que la hermana de Jaebum se estaba llevando al rebelde a su terreno. Si su lazo familiar se reforzaba y volvía a unirlos tanto como en el pasado, si ella hablaba de más y le contaba lo que Choi había hecho con su familia, entonces ellos tendrían un problema.

— ¿Qué pasa? — El rubio le codeó levemente para llamar su atención.

— Nada.

— ¿Te molestó?

Mal presagio {Taekook/Yoonmin/2Jae}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora