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— ahora sal de aquí que necesito orinar — solté con cansancio, Jerathel solo se burló de mí. Tiro el papel al baño y se subió los pantalones junto a su ropa interior.

Cundo salió cerré la puerta. En cuanto me senté en la taza solté un suspiro. Cuando termine salí del baño encontrándome con Jerathel lavándose las manos.

Yo hice lo mismo ¿Debería decirle algo? ¿Pero que se supone que diga? Por qué en las películas les es tan fácil hacer algo así y después conversar como si nada hubiera pasado.

Mi vista estaba baja, centrada en mis manos haciendo espuma, de la nada sentí como tomaban mi rostro y me giraba, vi los preciosos ojos de Jerathel a unos cuantos centímetros de mi rostro.

Cerré mis ojos cuando se acercó y pego sus labios delicadamente con los míos, estos solo se presionaban, no se movían.

- Jerathel - hablé sobre sus labios, con la respiración inestable y los ojos cerrados.

- ¿Que pasa angelito? - me gustaba que me dijera así, ya no me daba tanta risa como antes, sonreí sintiendo sus labios rosar los míos con cada mínimo movimiento.

- ¿Que es lo que somos? - no podía dejar de pensar en eso desde que mi hermano me lo pregunto, y estaba aún más confundida cuando le dije que éramos amigos y Jerathel se molestó. Me estaba poniendo nerviosa por la respuesta que pudiera escuchar.

- ¿amigos? ¿algo complicado? No lo se - esperaba otra respuesta, no mis mismas palabras de hace rato. Tengo que aceptar que tenía la más mínima esperanza de que me dijera lo que quería escuchar.

Abrí los ojos y me separé lentamente de él, para terminar de lavar mis manos.

— creo que deberías salir tu primero — hablé bajo, ¿Que estaba sintiendo? Exactamente lo mismo que sentía cuando me dejaban plantada. ¿Por qué? No tengo ni puta idea.

- ¿dije algo mal? - Jerathel me tomo de la cadera.

- no, debemos salir de aquí en algún punto - termine de lavarme las manos y me separé de Jerathel para ir a secarme las manos o tal vez busque un pretexto para que dejara de tocarme.

Jerathel soltó un suspiro y salió del baño. Me mire en el espejo para después salir.

Camine hasta la mesa y me senté a un lado de Jerathel.

Todos seguían hablando animadamente, menos Jerathel y yo, ambos estábamos en silencio, serios. No sé si me estoy comportando de una manera infantil o tonta, pero por ahora no quiero hablar.

— oigan, mi prima me acaba de hablar, dice que está en el lago, que si queremos ir — hablo Eris interrumpiendo las pláticas.

— ¿a la casa de tus tíos? — hablo Max emocionado.

— si — eso era genial, la casa de los tíos de Eris es enorme, tiene un jacuzzi y un sótano de juegos, hemos ido bastantes veces por qué es realmente genial.

— ¿Pues que estamos esperando? Ya no hay que perder tiempo — Raziel, Leo y Jerathel nos miraban si saber de lo que hablamos.

— no nos miren así, ustedes también están invitados — hablo Eris poniéndose de pie.

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— Eris me lastimas — hablé un poco bajo en el oido de Eris, ella solo se movió y dejo de lastimarme. El viaje es de una hora, y a Eris le tocó venirse en mis piernas.

JerathelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora