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— ¿Que harás cuando sea una horrible anciana? — solté un soyozo, este fue un tema que me lastimó una semana entera, un tema que me hizo sentir mal por como me veía, por como soy a comparación de Jerathel.
Sentía mi cara totalmente empapada por lágrimas y mocos. Asquerosos mocos que parecían agua embarrados por todo el pecho de Jerathel.
Una de las manos que estaban en mi cadera se dirigió a mi cabeza, sus dedos se enredaron en mi cabello comenzando a hacer un suave masaje.
— a tu padre nada le impidió estar con tu madre — al instante me separé de su pecho y lo mire a la cara.
— pe-pero mi papá... Mi papá perdió sus alas, perdió todo lo que tenía para ser un humano... Leo, Leo me dijo que muy pocos lograban convertirse humanos — sentí como separaba un mechón de mi cabello pegado a mi rostro por las lágrimas para ponerlo de tras de mi oreja.
— tal vez mis alas no vuelvan a funcionar... Y si lo hicieran... No me importaría cambiarlas por una vida a tu lado, allá abajo le dijiste a Eris que casi perdía lo que más amaba, pero lo que más amo es a ti — yo moví la cabeza diciendo que no una y otra vez.
— no quiero que las pierdas por mi culpa — eso me mataría lentamente.
— no sería tu culpa, sería mi decisión — tome su cara con mis dos manos y comencé a darle besos por todas partes, su frente, mejillas, nariz y boca. Jerathel pensaba dejar todo lo que es por mi.
— aún tienes unos años para pensarlo, podemos esperar unos cuantos años más — dije con una sonrisa en la boca.
— ¿Y darte tiempo para que te arrepientas? No gracias — solté una risa escandalosa al escuchar eso.
— jamás... Solo que no quiero que te arrepientas y además — dirigí una de mis manos a su ala ya casi curada — déjame disfrutarlas un poco más... No solo a ti te gustan — Jerathel sonrió, me tomo de la cadera y se levantó conmigo en brazos. Se sentó sobre la cama y después se acosto conmigo en su pecho.
— ¿Qué haces? — hablé exaltada intentando quitarme sin lastimarlo, pero él solo apretó su agarre en mi cadera.
— me gusta cuando te acuestas en mi pecho — bajo mi cabeza hasta que quedó sobre su pecho, después me dio un beso.
— no quiero lastimarte — susurré bajo.
— no lo haces... Solo quédate aquí un poco más — relaje mi cuerpo, separe mis piernas abrazando su torso con ellas. Una de mis manos viajo a su mejilla, la dejé ahí. Mi otra mano comenzó a dibujar círculos en su pecho — hueles a cielo — susurro Jerathel. Una sonrisa se dibujo en mis labios — eres tan pequeña pero eres perfecta para mí — sentí su mano acariciar mi frente, después mi cabello, se siguio moviendo hasta acabar en mi espalda — eres tan fuerte y valiente como cualquier guerrero... Por eso no es difícil imaginar que tú padre fue uno de los 7 arcángeles principales, por eso no fue difícil tenerme en tus manos. Eres perfecta — levanté mi cabeza para besarlo. Para comenzar esa bonita y sutil danza de nuestros labios.
Nos quedamos en silencio, dándonos caricias y besos. Mi cabeza sobre su pecho, escuchaba su corazón latir, su respiración me arrullaba, me mecía como si fuera una pequeña barca en mar abierto, me movía con suavidad a un lugar que me hacía sentir segura, antes de quedarme dormida sentí como una de sus alas me envolvía. Mi hogar se estaba reconstruyendo poco a poco, y yo daré todo de mi para que esté completo.
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Jerathel
FantasyTu vida puede dar un cambio inesperado... Tus creencias pueden irse al caño en un pestañear. Todo puede cambiar en cuestión de segundos. Los buenos no son tan buenos, los malos no son tan malos. Esta es la historia de como callo el arcángel Jerathel...