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Abrí los ojos con algo de dificultad y después trate que se acostumbraran a la luz que entraba por mi ventana. Me senté y moví un poco mi cuello en círculos.

Los recuerdos de ayer me invadieron, de nuevo recordé el sueño, de nuevo sentí como mi corazón dolía con tantos recuerdos tan malos.

Ayer en la noche después de que Jerathel se fuera me quede llorando, llorando hasta que sentía desesperación por no parar. Recurrí a algo desesperado, volví a tomar las pastillas que me mandaron para dormir cuando mis padres murieron, eran las únicas que lograban que descansará y que no soñara con nada. Ya no quiero soñar con nada, me da miedo el volver a hacerlo y quedar aún más destrozada.

Me puse de pie y mire el reloj, ya eran las 6 de la tarde, el horario de invierno hacia que ya a esta hora comenzará a oscurecer o al menos el cielo ya se veía en esos bonitos colores naranjas.

Tome mi toalla y entre a tomar un baño, al estar dentro me puse a pensar. Creo que Leo está enojado y como no estarlo después de que ayer intenté matarlo, hoy no vino a mi casa para entrenar..... No sé por qué estoy pensando estás estupideces, claro que jamás querrá volver a entrenar conmigo o incluso hablarme.

Después pensé en Jerathel, si él no hubiera estado ahí... Yo sola me estoy torturando al pensar solo en eso. Decidí pensar en otra cosa y lo primero que cruzo mi mente fueron esos fascinantes ojos dorados. Simplemente es lo que más amo ver en este mundo, me traen tranquilidad, paz, pero a la vez me intrigan. Al estar pensado en sus ojos después pase a pensar en él, ya en todos los sentidos, el como se comporta, el como me habla, hasta el como me mira. Él es muy serio pero cuando sus ojos no expresan eso es maravilloso.

Decidí dejar de pensar en Jerathel, mi amigo ángel caído, para salir. Al salir escuché el timbre de la casa.

¿Quien podrá ser a esta hora?

Me puse unos pants y una franela blanca holgada después de poner mi ropa interior. Solo me quite la toalla y dejé caer mi cabello húmedo y un poco enredado. Baje corriendo y abrí la puerta, no me imaginé verlo.

— Leo — salió un susurro de mis labios, estaba parado al frente mío, mire su cabello rubio peinado de ambos lados, lo largo que era y sus ojos verdes.

— hola — se escuchaba bien... Como si no hubiera intentado matarlo.

— yo... — sentía la necesidad de pedir perdón. — perdoname Leo... No sé por que... Yo no quería — mi voz fallaba y sentía como mis ojos se llenaban de lágrimas. Por mi cabeza solo podía pasar que el me salvó la vida cuando yo intenté matarlo — entiendo si estás enojado y si no quieres volver a verme — sentí como una lagrima se escapó.

— ay cosita — soltó de manera tierna y después sentí como me jalaba pegándome a su pecho. No entendí muy bien pero necesitaba un abrazo — no va a ser tan fácil librarte de mi — me separé un poco y limpie las lágrimas que ya habían salido.

— ¿No me odias por intentar matarte? — pregunté mirando su cara que solo expresaba ternura.

— así empiezan las mejores amistades, o que crees que Jerathel y yo somos tan amigos ¿solo por qué nos conocimos? No te preocupes más, ahora limpia esas lágrimas y vamos a entrenar que te tengo un regalo — sonreí y termine de limpiar las lágrimas.

JerathelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora