35

14 2 0
                                    


Nadie tiene mayor amor que la persona que entregue su vida por sus amigos.
[Juan 15:13]

✴️✴️✴️

Estaba tan profundamente dormida hasta que escuche voces, unas muy conocidas.

Abrí un poco uno de mis ojos y pude distinguir a Jerathel y a Raziel hablando.

— ¿Sabes si dijo algo? — pregunto Raziel.

— no, no tengo ni idea, lo único que se es que la torturaban, está llena de golpes y tiene pesadillas — se quedó callado, escuché ruido en la ventana pero no alcanzaba a ver. Tampoco quería que supieran que estoy despierta — ¿Estás bromeando? — hablo molesto Jerathel.

— ¿Que? — era la voz de Leo.

— ¿Pizza? ¿En este momento? acabamos de recuperar a Lailah ¿y trajiste pizza? — al escuchar eso me puse de pie.

— ¿Pizza? — pregunté mirando a Leo. Leo levantó una ceja y me miro de arriba a abajo.

— ¿si? — hablo confundido Leo — ¿Quieres? — extendió la caja y casi corro por ella.

— ¿Bromeas? La última vez que comí fue hace más de una semana y una asquerosa avena — abrí la caja encontrándome con siete deliciosas rebanadas de peperoni, tome la caja y me fui a sentar a la cama para tomar una.

En cuanto tocó mi boca casi suelto un gemido, esto era delicioso.

— ¿Como que no habías comido en una semana? — hablo Leo, pero no me detuve a contestar, seguía masticando la comida.

— mmm, cuando llegue — pase la comida — la primer semana me llevaron tres veces de comer, en diferentes días, una avena que sabía a papel remojado — comí más pizza — la segunda semana — hablé poniendo la mano en mi boca — me dieron solo dos veces en una semana, la tercer semana solo me llevaron de comer una vez, aún lo recuerdo un jueves, esa fue la última comida que he tenido — apenas termine seguí comiendo.

— ¿estas bien? — pregunto Leo, su cara expresaba preocupación.

— nada que la pizza no pueda arreglar — iba por mi segunda rebanada.

— ¿por qué no me dijiste que tenías hambre? — hablo Jerathel. Lo mire, él tenía los brazos cruzados y su cara expresaba ¿Lástima?

— por qué tenía mucho sueño y poco a poco aprendí a lidear con el hambre — acabe la segunda rebanada y tome la tercera.

Aún sentía mucha hambre.

— Lailah — hablo Raziel. Lo mire y le di una sonrisa. Él me la regreso pero fue un poco falsa.

— ¿Mandé? — yo seguía concentrada en lo delicioso que sabía esto.

— no se si sea el momento pero necesitamos prepararnos en caso de que planeen algo más, ¿Les dijiste algo? — solté una risa amarga.

— literalmente me golpearon hasta dejarme inconsciente por qué no dije nada, solo preguntaban una y otra vez donde estaba Jerathel, dónde estaban las investigaciones de mi padre y lo que he visto, pero no conteste nada, sabía que si les decía todo se iba a ir al carajo — él pareció relajarse.

JerathelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora