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Sus labios eran suaves y encajaban perfectamente con los míos, se movían con agilidad en un beso lleno de cariño y deseo al mismo tiempo.

Mi respiración fallaba y mi corazón latía rápidamente diciéndome que en cualquier momento se saldrá de su lugar. El beso termino pero no nos separamos, mi cabeza estaba inclinada hacia arriba y la de él hacia abajo recargando su frente sobre la mía.

Sentía como su respiración estaba igual de agitada que la mia, yo seguía con los ojos cerrados tratando de procesar lo que acaba de suceder. Jerathel me beso.

Sonreí y abrí mis ojos topandome con los suyos, él me miraba y aquel semblante serio que siempre llevaba desapareció, en su lugar había una sonrisa, una sonrisa que solo he podido ver un par de veces en toda mi vida pero que sin dudas es de mis favoritas.

Sus labios estaban un poco más rojos e hinchados de lo normal pero nada exagerado, solo estaban un poquito diferente. Después de unos minutos finalmente nos separamos sin decir nada. Analicé su cara una vez más pero preste atención en cada minimo detalle, su cabello negro estaba igual de alborotado que siempre pero que bien le quedaba, algunos mechones caían sobre su frente. Su piel era blanca y tan liza, no podías encontrar ni una sola imperfección, tenía unas enormes pestañas levemente chinas y sus cejas eran espesas e igual de negras que su cabello. Sus labios tenían el tamaño perfecto, su nariz no era nada grande y estaba un poco respingada, su mandíbula estaba perfectamente bien marcada pero sin hacer ver su cara cuadrada.

Después de unos segundos en los que solo nos miramos baje mi cabeza pegando mi frente en su pecho. Cerré los ojos disfrutando del momento, mis manos aún estaban en sus hombros. Abrí mis ojos prestando atención a lo que tenía en frente, aún podía ver la gran cicatriz de cuando lo conocí, en su pecho marcado, tenía algunos lunares decorando su cuerpo, baje la mirada a sus brazos que estaban en mi cadera sin hacer fuerza, las venas se marcaban sobre sus enormes brazos que con gran facilidad podrían cargarme.

Aquel momento que no quería que llegara paso, nos separamos, lo mire de nuevo a los ojos y aún tenía una sonrisa.

- mañana tienes escuela... Deberías dormir - se acercó y dejo un beso sobre mi frente haciendo que de nuevo cerrara los ojos el tiempo que duró.

- ¿Por qué no te recuerdo? - esa duda estaba en mi cabeza, si dice que nos conocimos cuando tenía cuatro años debería recordarlo, aún recuerdo muchas cosas de cuando tenía esa edad y no creo que alguien como él se pueda olvidar tan fácil.

- yo era un angel guardián, una de las cosas que podía hacer era que las personas olvidaran cosas o si las recordarán pensaran que fueran sueños, eso hice contigo - recordé cuando llegó a mi escuela, nadie lo conocía, nadie lo recordaba a pesar de salir en todos los canales como un asesino.

- ¿Y me lo has vuelto a hacer? - esa duda paso por mi mente.

- cuando comenzaste a ver aquellas cosas, todas las cosas que nosotros podemos hacer dejaron de funcionar en ti, jamás podrán volver a manipularte de ningún modo - eso me tranquilizaba, no me gusta que jueguen con mis recuerdos - ahora ve a dormir - mentiría si dijera que no quería que se quedara, que me abrazara, que me hiciera sentir bien.

Pero lo que pasó fue un simple beso, un impulso de ambos, no por eso tiene la obligación de quedarse, no soy nadie para pedir algo tan íntimo.

JerathelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora