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Gire mi cabeza cuando el demonio se lanzó a morderme. Cuando levanto la cabeza para volver a atacarme logré poner mi mano sobre la zona donde debería estar su nariz y sus ojos. Su fuerza era impresionante.

Su aliento golpeó mi rostro cuando rugió. El asqueroso olor a carroña se impregno en mi nariz. Mi estómago se revolvió en segundos. Aún que mi mano intentará separarlo su boca cada vez estaba más cerca de mi rostro.

Un susurro me dijo en el oído que lo dejara libre. La criatura se acercó un poco más. Tuve que girar la cabeza por qué estaba apunto de morderme la nariz.

"¡Liberarme!"

El susurro se convirtió en un grito así que solo deje que saliera. El calor desapareció de mi interior. Sentí como todo se transporto hasta la palma de mi mano que sostenía la cabeza del demonio, este chillo e intento escapar pero está vez quien no lo soltó fui yo. Una corriente de energía recorrió todo mi cuerpo. Deje de sentir dolor y el cansancio desapareció.

Gire y dejé al demonio debajo mío. Empuje mi mano sobre su cabeza. En ese segundo note que mi mano estaba brillando en un tono verde esmeralda. Después como la cara del demonio comenzaba a quemarse.

Sentí un movimiento lejano a mis espaldas. Mi mano se movió por si sola. Cuando me di la vuelta tenía sujetado a un demonio del cuello. También lo estaba quemando.

El demonio que estaba debajo mío en su desesperación logró rasguñarme la mejilla. La irá volvió a quemar mi interior y el ardor del rasguño desapareció en segundos. En su lugar la cabeza de los demonios que sostenían mis manos fueron rodeadas e incineradas por un fuego verde.

Me puse de pie rápidamente. Todos los demonio estaban quietos mirándome.

- ¡¿Que esperan malditos inútiles?! ¡MATENLA! - volvió a gritar el demonio que los lideraba. Los demonios volvieron a avalancharse sobre mi. El calor de mis manos aumento en segundos.

Levanté ambas manos e hice lo único que había logrado hasta el momento. Explotar y destruir todo lo que me rodea. Escuché los gritos de las bestias, mire a mi alrededor y llamas salían de mis manos hacia todas direcciones, golpeando e incinerando todo a su paso.

Poco a poco sentía como el calor se liberaba de mi cuerpo, pero también la energía. Mis piernas comenzaron a pesar, sentía como me temblaban. Mis manos me comenzaron a arder, sentía como quemaban mi piel poco a poco. Solté un grito de desesperación. Mi poder se acababa pero los demonios aún no.

Mi cuerpo colapso cuando sentí que la última pizca de poder salió de mi cuerpo. Mis rodillas se doblaron y caí sobre estás. Mis manos temblaban y las heridas de nuevo se sintieron. Mis manos estaban rojas y dolían como un demonio.

Mire a mi alrededor con temor a que algún demonio me atacará, pero todo era un caos. La mayoría de los demonios estaban en llamas, volando y corriendo por todos lados intentando que el fuego se apagará.

- ¡Eres una maldita perra! - escuché el grito del demonio líder. Después lo vi corriendo hacia mi con una espada en la mano.

Quería levantarme y correr, quería quemarlo, levantar mi espada y quemarlo... Pero no podía moverme.

Le había prometido a mi hermano que regresaría... Tal vez no pueda cumplir mi promesa. Una lágrima escurrió de mis ojos. Se sintió tan refrescante sobre mi piel caliente. Cuando volví a mirar al demonio ya estaba casi encima mío.

JerathelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora