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El amor no se goza de los pecados de otros, sino de su delicia que es la verdad.
[1 Corintios 13:6]

✴️✴️✴️

Después de una hora de regaños de mi hermano y convencerlo de que estaba bien me dejó subir a dormir.

Cuando llegue a mi habitación corrí al baño, no se por que pero la idea de que se fuera Jerathel me dejaba inquieta, quiera o no, dejarlo en mi casa es estar segura que estaré a salvo. Al abrir la puerta me encontré con Jerathel sentado en el suelo con la cabeza escondida entre sus brazos y sus alas cubriéndolo.

- oye... ¿Estás bien? - me acerque un poco, él levantó la cabeza y me miró, se veía muy cansado. Solo movió la cabeza diciendo que si.

- me voy - hablo en voz baja pero al ponerse de pie le costó un poco de trabajo.

- ¿no te quieres quedar aquí? - mire la venda y como se veían unas pequeñas manchitas rojas. El pareció quedar confundido con mi pregunta - mi hermano me dijo que mañana tiene que irse, te puedes quedar aquí sin problemas - hablé en voz baja.

Después de unos segundos movió la cabeza aceptando.

- te puedes quedar en mi cama - al menos asi es una pequeña manera de agradecerle que me haya salvado la vida dos veces.

- ¿y tú? - pregunto confundido mirándome.

- ahí - señale un montón de cobijas, y un pequeño sillón en la esquina de mi cuarto - ahí me quedo cuando vienen Max y Eris - él me miro mal.

- yo me puedo quedar ahí - levanté una ceja y lo mire de pies a cabeza, es enorme ni de chiste cabra ahí. - por qué me miras así - ¿A caso tiene una sonrisa en el rostro?

- eres enorme - hablé riendo, él pareció ignorarme, fue y se sentó. Como supuse ese espacio era muy pequeño para él y con esas enormes alas se veía ridículo. No pude evitar soltar una carcajada y segundos después él también soltó una. Realmente se está riendo, es la primera vez que lo escucho reír y me encanta su risa, es ronca igual que su voz pero al final suena un poco más aguda.

Se sentó y movió un poco su espalda, después las enormes alas se volvieron a guardar.

- ¿que se siente? - me senté enfrente suyo, sobre el suelo. Al parecer no me entendió - ¿que se siente tener alas? - fui más específica.

- es pesado, muy pesado pero me gusta - sonreí, por primera vez estamos hablando, no de cosas normales pero al menos no estamos hablando de peligros y cosas que me dejan muy inquieta.

- ¿que sientes al guardarlas? - el pareció pensarlo.

- no muy bien, pero te acostumbras.

- ¿por qué no muy bien? - parecía niño chiquito preguntando por todo.

- es como si te estuvieran aparentando todo el tiempo, solo te quieres liberar, hay veces que salen solas, es como un instinto de defensa - por eso salieron tan derrepente cuando escuchamos a mi hermano.

- ¿entonces no te acostarás en mi cama? - el movió la cabeza diciendo que no y después se acomodo en el sillon.

- ahora ve a dormir - sonreí y me puse de pie hasta llegar a mi cama. Al acostarme un ligero olor a Jerathel llegó a mi nariz, recordé que cuando salí del baño él estaba acostado justo aquí. Por alguna razón fue relajante.

JerathelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora