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El dolor se intensificó haciendo que cayera al suelo, con mis manos presione mi cabeza como si eso fuera a quitarme el dolor pero no sabía que más hacer.

Comencé a sentir un dolor muy fuerte en las muñecas y a la vez comencé a escuchar voces a lo lejos.

Mire a mi alrededor y ya no estaba en la cabaña. Lo recordé, yo estaba en la calle luchando junto a Leo, Raziel y Jerathel contra cientos de demonios.

Mis ojos se abrieron pero no me pude mover. Estaba despierta pero mi cuerpo no reaccionaba, de verdad lo intente pero no podia. Mire a todos lados dándome cuenta que estaba en mi habitación ¿Cuando llegue aquí? ¿Como llegué? ¿Estoy muerta?

— ¡Es que no puedo creer que por algo tan insignificante e inútil cientos de demonios hayan salido de sus madrigueras! — la voz de una mujer desconocida se hizo presente.

— déjame explicarlo — esa voz si la conocía era la de Jerathel.

— ¡No, es que es una estúpida humana! ¡Eres un idiota al arriesgarte tanto! ¡Y tú! Esperaba más de ti Raziel — ¿Quien se cree esta perra?

— Tessa, tranquilizate — otra voz desconocida.

— son unos imbéciles, de verdad no puedo creer que arriesgarán tanto por una porquería como esa — esa perra me va a escuchar.

Sentí de nuevo el fuerte dolor en mis muñecas y con un trabajo impresionante me senté. Recibí las miradas de los presentes.

Me sorprendi al ver a más de los que que me imaginaba.

Estaba Leo en una esquina jugando con un cuchillo, Raziel con brazos cruzados mirando el suelo, Jerathel enfrente de la tipa aquella, otros dos que desconocía y uno más... Con unos ojos azules impresionantes.

Y lo recordé... Él fue al que vi en el pasillo, el que susurro algo y después me desmaye, cuando todo cambio para mal, él debe ser el ángel de la muerte.

— ¡Raziel! Hasta para manejar tus poderes eres un inútil — Raziel me miro confundido.

— pero... Yo — se quedó callado mirándome sin creerlo.

— ¡haz algo! — como odio su voz.

Iba a hablar, decirle que se callara, que se fuera de mi casa pero volví a sentir el cuerpo pesado junto a mis párpados, estuve apunto de caer dormida pero de nuevo la pulsada lo impidió.

Mire a la mujer retandola con la mirada, era alta muy muy alta, su cabello era de un rubio que brillaba, perfecto, su piel liza y blanca, sus ojos grises... Su cuerpo perfecto. Joder es perfecta.

— está porquería tiene un nombre, hija de puta — solté con coraje recordando como me dijo. Todos me miraron aun más sorprendidos, solo se escuchó la pequeña risa de Leo.

—¿Como me llamaste? — hablo dando un pasó al frente.

— hija de puta — me puse de rodillas a la vez que se lo decía en la cara.

— ¿a caso sabes con quien hablas? — deje de sentir el cuerpo pesado y me puse totalmente de pie enfrentandola cara a cara. Es una perra, una perra mucho más alta y guapa que yo.

JerathelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora