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Cuatro semanas.
Cuatro semanas habian pasado desde que descubrí que tengo la habilidad del fuego, cuatro semanas desde que pasó esa plática extraña con el ángel de la muerte.
Mis días comenzaron a hacerse repetitivos y en cierto punto aburridos. Despertar, ir a la escuela, entrenar, estudiar y dormir. Un patrón que sentía acababa conmigo, me agotaba física y mentalmente, pero era lo único que podía hacer.
Después de tantas faltas estoy en riesgo de reprobar el año, después de hablar con los profesores y mostrarles mi herida de la pierna les conté la versión humana, así la habíamos llamado, de lo que sucedió la noche del ataque. Los profesores entendieron y me dieron la oportunidad de recuperar calificaciones con un examen, un examen mortalmente difícil.
Mi hermano por fin está comenzando a hablarme, se tomó un descanso temporal de su trabajo así que comenzó a llevarme y a recogerme de la escuela, compartíamos algunas palabras pero nuestras conversaciones ya no duraban más de dos minutos, sin embargo prefiero esos dos minutos diarios y tenerlo cerca que nada. Además después de vernos entrenar un día mi hermano pidió que también lo enseñaran.
Llegando a casa están Leo, Raziel y Jerathel esperándome para entrenar, he dejado de intentar llamar al fuego, cuando lo intento no funciona o solo explota y provocó un desastre a mi alrededor, así que ya no lo intento, pero por alguna extraña razón cada día me vuelvo más fuerte, comienzo a moverme con agilidad como lo hacen mis amigos y mi resistencia está mejorando.
Después de entrenar me pongo a estudiar para los exámenes que serán mañana, así que ahora tengo la cabeza hundida en un libro que habla sobre ecuaciones difenciales homogéneas.
Suelto un gemido de frustración y lanzo mi libro a mis espaldas, escucho como cae al suelo y después una risa. Me doy la vuelta alarmada y veo a Jerathel sentado en el marco de la ventana.
Una sonrisa sale de mis labios al verlo.
- recuérdame no meterme contigo cuando estés estudiando matemáticas - miró el libro en el suelo. Se puso de pie y comenzó a caminar hacia mi. Yo no me moví de mi silla, tenía un fuerte dolor en la cabeza.
- lo anotaré a la lista - hablé con diversión. Jerathel paro una vez que estuvo enfrente mío, puso sus manos en el respaldo de la silla y se inclino hasta que su rostro quedó a la altura del mío. Incline mi cabeza hacia arriba y besé sus labios.
Después de unos segundos se separó con una sonrisa en los labios.
- ¿cuando saldrás de tu cueva? - analizó mi cuarto con cuidado. Estaba algo desarreglado, había algo de ropa en el suelo, libros y más libros amontonados en algunas partes, hojas de guías subrralladas por todo el suelo e infinidad de tazas de café vacías.
- cuando pase esos malditos exámenes - me puse de pie y volví a recoger el libro, regrese a mi escritorio pero no me senté, me recargue sobre mis brazos y volví a ver las letras intentando memorizar las ecuaciones - no entiendo de dónde sale está m - señale la condenada letra y seguí analizando cada paso.
Jerathel se puso a mi lado mirando la página de mi libro.
- este, mismo grado - señaló la letra n. ¿Cómo no me pude dar cuenta?
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Jerathel
FantasyTu vida puede dar un cambio inesperado... Tus creencias pueden irse al caño en un pestañear. Todo puede cambiar en cuestión de segundos. Los buenos no son tan buenos, los malos no son tan malos. Esta es la historia de como callo el arcángel Jerathel...