Jerathel

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Estaba tan profundamente dormida que por un segundo lo olvide todo.

De la nada el shock de información llegó a mi mente, la fiesta, la lluvia, los ojos, la sangre, las heridas, su mano en mi cuello, mi mano en su cara, las alas, él dormido.

Abrí los ojos exaltada mirando todo a mi alrededor, lo que me había despertado era el teléfono del cocina. De inmediato mire el sillón.

Mierda.

No estaba ahí, había desaparecido. Los tres nos quedamos dormidos, me levante corriendo para al menos contestar el teléfono.

Los nervios desaparecieron cuando lo vi parado viendo el jardín, aun llovía.

Descolgué el teléfono.

— ¿si? — mi voz salió ronca, adormecida aún.

— ¡Lailah querida! — era la voz de la madre de Eris — ¿esta Eris por ahí? — me talle los ojos mire la hora, eran las diez de la mañana.

— si, bueno esta dormida... Ayer nos quedamos viendo películas y se nos pasó el tiempo, dormimos algo tarde — volví a mirar al chico que estaba mirando afuera. Su espalda con las alas era impresionante.

— ay lo lamento, es que surgió algo y la necesitamos, ¿crees que la puedas despertar y mandárnosla? ¿O prefieres que pasemos por ella? — mis sentidos se activaron.

— ¡no! — mierda — digo, no, no se moleste, también está Max que él la lleve — Suspiré, por alguna razón me dolía la cabeza.

— perfecto, gracias — colgó al instante. Suspiré y deje el teléfono en su lugar. Apenas lo hice volvió a sonar. Maldita sea.

— ¡¿si?! — se escucho el tono irritado en mi voz.

— ¿Lailah? ¿Pasa algo? — la voz de mi hermano se hizo presente.

— ¡Uri! No, lo siento — él chico me miró con el ceño fruncido y comenzó a caminar hacia mí... Me puse nerviosa.

— ¿por qué estaba ocupada la línea? ¿Con quién hablas, con tu novio? — se escucho el tono juguetón en su voz.

— no, con la madre de Eris — de la nada él ya estaba enfrente mío, me volvió a analizar, giro su cabeza como perrito cuando no entiende nada.

— que aburrido, bueno, solo quería saber ¿como están? — de la mierda.

— bien, todo tranquilo — ¡ja! ¡Miento todo esta del asco! Él chico seguía viéndome como si no entendiera nada... Eso es extraño.

— bueno, solo era para asegurarme que seguías viva — pues si ayer casi muero pero aquí sigo.

— no te preocupes, regresa a trabajar y dejáme dormir — escuche la risa del otro lado.

— esta bien floja, comes algo, te amo, bye — no dije nada mas, solo colgué.

— ¡miren los que iban a estar al pendiente! — grite y ambos despertaron de un brinco, me miraron y luego miraron de tras mío, él estaba atrás, lo sentía — Eris, tu mamá marcó, te quiere en tu casa ya y tu llévala, si no vendrán.